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JUDÍOS EN LA CATEDRAL DE JAÉN

LOCAL DIARIO IDEAL JAÉN

Judíos buenos, judíos malos

La Catedral de Jaén tiene imágenes que demonizan a los sefarditas. Otras, sin embargo, recuerdan a los fieles que Jesús fue judío.

JAVIER MARTÍN //FOTOS: CELIA MONDÉJAR / JAÉN

PLAZA DE SANTA MARÍA. Donde hoy se ubica la Catedral fue el lugar escogido por la Inquisición para practicar sus Autos de Fe.


FECHAS

F 1473: Tiene lugar en Jaén una de las más violentas revueltas contra la población judía. Se asesina incluso al Condestable por permitir que numerosos conversos formaran parte de la administración pública.

F 1478: Se funda la Inquisición española, a propuesta de los Reyes Católicos.

F 1481: Se funda el primer tribunal de la Santa Inquisición, en Sevilla.

F 1483: Se funda el tribunal de Jaén, que se destacará por su alto número de procesos contra conversos y judíos.

F 1498: Diego Deza, obispo de Jaén, sucede a Torquemada como Inquisidor general.

F 1500: Se construye el friso gótico de la Catedral de Jaén, una alegoría a la Inquisición y que lanza un mensaje de advertencia a judíos (y, por extensión, a todo aquel que no obedezca los preceptos de la Iglesia y los valores morales que impone).

JAÉN tuvo en la Edad Media una de las más importantes juderías de Andalucía y España. La presencia de sefarditas era muy numerosa y eso a la Inquisición no le parecía bien del todo. Y como Jaén y la Inquisición estaban a partir un piñón, pues no es de extrañar que la ciudad, repleta de 'cristianos viejos' que además de serlo querían parecerlo, se levantara cada dos por tres contra el judío, azuzados por el alto y el bajo clero.

Eran los llamados progronos y por estas tierras la caza del judío parecía ser el deporte nacional. A lo largo de todo el siglo XIV y XV numerosos progromos tuvieron lugar en Jaén. El más famoso, el de 1473, cuando cayó hasta el Condestable de la ciudad. ¿Su delito? Permitir que varios conversos (judíos que habían abrazado la religión cristiana) administraran las cuentas de la ciudad y otros asuntos administrativos públicos. Ese año de 1473 los cristianos entran en la judería de Jaén y saquean, violan y matan a todo lo que es o parece ser judío o converso. Más de algún cristiano caería también, claro.

Lo que es evidente es que a lo largo de todo el siglo XV la imagen del judío se va vilipendiando cada vez más. Y la del converso, claro, que a fin de cuentas era lo mismo. En la España de los Reyes Católicos lo que contaba era tener sangre cristiana, y que esa sangre ya la hubiesen tenido bautizada abuelos, bisabuelos y tatarabuelos de uno. Una nariz aguileña en un abuelo era mala señal.

Evidente

Porque la nariz aguileña ya era en esa época un 'evidente' signo de que quien a ella estaba pegado ni comía cerdo ni le rezaba a Cristo el domingo por la mañana. Y es que desde más o menos cien años antes se venía configurando una iconografía antijudía en toda Europa. La nariz, aguileña. La barbilla, prominente y puntiaguda. Los dientes, saltones.

Además, se desarrolla paralelamente toda una literatura culta destinada al alto y bajo clero en el que se ataca de manera despiadada a todo lo que suena a judío. Libros que se difunden rápidamente entre los clérigos de toda Europa. Y ellos, claro, cuentan lo que 'aprenden' a sus feligreses. La consecuencia, lógica, es que el cristiano que acude cada domingo a misa se va 'mosqueando' cada vez más con su vecino converso y judío. No sabe por qué, pero empieza a odiarlo. Y es que cada domingo escucha en la iglesia que el judío y todo lo que representa su religión es el gran peligro. No en vano, fueron ellos lo que mataron a Cristo.

A todo este caldo de cultivo se le añaden un par de guindas: los obispos de Jaén tenían una especial vinculación con la Santa Inquisición. El clérigo Diego Deza, obispo de Jaén a finales del siglo XV, fue ni más ni menos que el sucesor del poderosos y temido Torquemada al frente de la Inquisición. Más peligro para los judíos jienenses, que no debieron de sentirse muy bien cuando conocieron la noticia.

Y es que el Tribunal de la Santa Inquisición de Jaén ya era uno de los más activos de España. Se creó en 1483, y fue el tercero instaurado en la Península, tras los de Sevilla y Córdoba. Y puede que los dos primeros tuvieran más casos de herejes y brujas, pero en el ranking de judíos quemados y de conversos torturados, Jaén se llevaba la palma. Con la 'ascensión' de un obispo jienense al grado de Inquisidor General, la cosa pintaba aún peor para la población sefardí de la capital del Santo Reino.

Y en estas, que se está construyendo la Catedral de Jaén. Se construye en la actual Plaza de Santa María, lugar en el que tendrán lugar, por cierto, los llamados Autos de Fe. Vamos, donde se quema a judíos, brujas, infieles y herejes varios. Pues bien, en el testero de la Catedral, un artesano comienza, más o menos en el año 1500, a construir un friso gótico. Y en el comienzo del friso coloca una imagen que hoy se conoce como 'mona'. Pero no. No es una mona. Es un judío.

«Yo creo que es un judío», sostiene el historiador jienense Emilio Luis Lara. Según su opinión, el friso de la Catedral no es otra cosa que una alegoría de la Inquisición y una demonización de los judíos y conversos. Se lee de derecha a izquierda y comienza con imágenes del infierno, terminando con alabanzas a la figura de Cristo, de la Santa Madre Iglesia y de la Santa Inquisición. Y al principio de todo, en el infierno, una 'mona'. Un judío. Un judío de dientes saltones y barbilla puntiaguda. Un judío que, para más inri, está sentado al estilo morisco. Doblemente infiel.

Valores morales

A lo largo del friso se van sucediendo imágenes de espigas de trigo, de granadas, de correas... En la simbología de la época el trigo y las granadas simbolizaban la Eucaristía. La correa era la misión de la Iglesia, es decir, proteger los valores morales. El mensaje era más o menos este: «Si eres judío, estás en el infierno. Y la misión de la Iglesia es proteger los valores morales de la Cristiandad... así que, ojito con lo que hacéis».

Este mensaje en el que se coloca la imagen de un judío directamente en el infierno contrasta con las imágenes de judíos que aparecen en el coro de la Catedral y que están exentas de todo juicio de valor.

Las imágenes del coro aparecen en tres niveles. En el más alto se describen pasajes del Antiguo Testamento. En el nivel medio, pasajes del Nuevo Testamento, y en el nivel más bajo, imágenes sobre la vida de los Santos. Pues bien, en diferentes pasajes del Nuevo Testamento aparecen sacerdotes judíos tocados con una mitra papal, en un intento de cristianizar la figura de 'elementos hostiles' que no deben ser considerados como tales por los cristianos que acuden a rezar a la Catedral. El Nuevo Testamento no debe leerse como un ataque a los judíos. Para eso ya hay otros medios.

Es más, hay una imagen, en el segundo nivel, en el que aparece un pasaje cuando menos curioso: la circuncisión de Jesús al poco de nacer. Una confirmación gráfica de que Jesús era judío. Lo que son las cosas. En el coro, se representa a los sacerdotes judíos con máximo respeto. Es más, se dice claramente que Jesús es judío. Por contra, fuera d ela Catedral, en el friso gótico, se coloca a un judío en el infierno. Interesantes versiones de una misma religión en un mismo lugar.

Contradecirse no es una moda de los poderes actuales (aquello de las armas de destrucción masiva, primero que sí, luego que no) sino que viene de lejos. Una diferencia, sin embargo: antes, al menos, se hacía arte con las 'contradicciones'. Porque el coro y el friso son una maravilla.

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