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ASOCIACION IUVENTA

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Jaén, una Ciudad de Leyendas.

Lo encontrareis completo en www.gratisweb.com/iuventa


Dedicamos este Libro al más "Ilustre et Leal Personaje en la historia desta cibdad", El Lagarto de la Malena. A esa "Monstruosa et famosa criatura", que ha resistido durante siglos los constantes envites de culturas foráneas, permaneciendo hasta el día de hoy como uno de los elementos más singulares de la ciudad de Jaén.

PRÓLOGO.

En una sociedad influenciada por modelos culturales foráneos y claramente globalizadores, sin duda debido en gran medida a determinados medios de comunicación de masas, la identidad cultural de cada pueblo queda relegada al olvido.

Ante ésta situación, resulta imprescindible realizar acciones como la presente, con la que se pretende refrescar la memoria de los ciudadanos de Jaén, recordándoles leyendas que seguro en alguna ocasión escucharon, y dándole valor a nuestras señas de identidad, desgraciadamente muy menospreciadas.

En muchas ocasiones parece, debido a la infravaloración de nuestra cultura, que lo nuevo o foráneo es mejor.

Conscientes de esta realidad y conocedores del elevado valor que tiene la cultura tradicional, ésta asociación ha realizado numerosas actividades encaminadas a la promoción de nuestras señas de identidad.

En el caso concreto de las leyendas, jornadas y visitas guiadas, han servido para transmitir la pasión y el respeto hacia esa cultura tradicional. Precisamente por ser popular y de tradición oral, creemos que nos transmite un tipo de historias, que en la mayoría de las ocasiones dicen mucho del pensamiento y forma de ser del pueblo que las ha conservado.

Tenemos que aclarar al lector que las leyendas suelen tener distintas versiones, no todas recogidas en este libro.

Igualmente, existen una serie de elementos tradicionalmente transmitidos de generación en generación que están plasmados en estos relatos. No obstante, hemos "adornado" estas narraciones para conseguir que las leyendas fueran atractivas al lector, recreando algunas situaciones o creando cierto halo de misterio en torno a ellas.

En algunos casos hemos enlazado leyendas distintas, que curiosamente coinciden en el tipo de protagonista y lugar donde acontecen.

En definitiva, queremos dejar constancia de que la creatividad del autor de estas narraciones está presente en ellas, si bien los elementos tradicionalmente transmitidos de forma oral son la base y fundamento de las mismas.

No hemos entendido este libro como un trabajo de severa investigación, sino que lo hemos concebido como un elemento para difundir una parte de nuestra cultura local que consideramos desconocida.

Esperamos que este libro sea un paso más para que los jiennenses nos sintamos orgullosos de nuestras tradiciones y pongamos en valor nuestras señas de identidad más significativas.

IUVENTA
ASOCIACIÓN SOCIO-CULTURAL DE VOLUNTARIADO.





Leyendas:
- Leyenda 1: Enfrente del toro está el tesoro.
- Leyenda 2: La Cruz del Pósito.

- Leyenda 3: El Palacio de los Vélez.

- Leyenda 4:El Padre Canillas.

- Leyenda 5: La casa del miedo.

- Leyenda 6: Nuestro Padre Jesús Nazareno.

- Leyenda 7: El Santo Rostro de Jaén.

- Leyenda 8: El ladrón de San Ildefonso.

- Leyenda 9: La Fuente de Caño Quebrado.

- Leyenda 10: El Lagarto de la Magdalena.





Bibliografía.

"Leyendas de los Castillos de Jaén" - Juan Eslava Galán.

"Tiempo y Espíritu" - José de la Vega Gutiérrez.

"Jaén Legendario y Tradicional" - Manuel Mozas Mesa.

"La Leyenda del Lagarto de la Malena y los Mitos del Dragón" - Juan Eslava Galán.

Tradición oral.





Agradecemos la colaboración de:

Remigio Delgado Patón.
Eva María de Dios Martínez.

Víctor, Alicia, Carlos y Marta Sánchez Morago, autores de las ilustraciones.

Y especialmente a Rafael Cámara Expósito, coordinador y entusiasta del proyecto, además de responsable de la redacción de estas interesantes historias.

JAÉN, CAMINO DE SEFARAD

JAÉN, CAMINO DE SEFARAD JAÉN,

CAMINO DE SEFARAD.

Los Judíos de Jaén

"Por esto, mozotros semos el reflekto bivo de la historia de unos djudios ke se yevaron kon si, las palavras, los kantes, los guesmos i la poezia en los kaminos por los mundos en adelantre..."

(Matilda Gini de Barnatán. Publicación "Ke xaver?". EE.UU.)





INDICE

INTRODUCCIÓN
CAPITULO I - LOS INICIOS. ENTRE LA LEYENDA Y LA HISTORIA.
CAPITULO II - AL-ANDALUS. EL ESPLENDOR HEBREO DE LA MANO DE UN JIENNENSE.
CAPITULO III - LOS JUDIOS DE JAEN DURANTE LA DOMINACIÓN CRISTIANA.
CAPITULO IV - SEFARDITAS PORTUGUESES EN JAÉN. SIGLOS XVI, XVII Y XVIII.
CAPITULO V - EL BARRIO DE LA JUDERÍA.
CAPITULO VI - GASTRONOMIA.
CAPITULO VII - LA RELIGIÓN JUDÍA.
CAPITULO VIII - APELLIDOS SEFARDITAS.







INTRODUCCIÓN

Sefarad es el nombre que los judíos dieron a la península ibérica desde muy antiguo. Precisamente, por ese motivo, existe actualmente una Red de Juderías en España que lleva el nombre de "Caminos de Sefarad".

Uno de los objetivos actuales de esta asociación es que la ciudad de Jaén entre a formar parte de dicha Red de Juderías, promocionando nuestro Casco Antiguo a nivel internacional y refrescando la memoria a los jiennenses sobre una parte de nuestro pasado que no podemos dejar en el olvido.

Los judíos españoles que fueron expulsados en 1.492, formaron Comunidades Sefardíes en diversos países mediterráneos, llevando consigo el legado de sus antepasados. Todavía hoy, la lengua que estos judíos hablan en el hogar, llamada sefardita, es básicamente nuestro propio idioma, nuestro castellano del siglo XV, al cual se incorporaron mucho después palabras y expresiones de los distintos países donde vivieron estas Comunidades. A esta lengua también se le llama judeo-español. Ellos lo conocen como "judhezmo" o "djudeo-espanyol".

Más de quinientos años después de la expulsión, siguen conservando numerosos lazos comunes con la cultura española. Sus refranes, sus apellidos, su gastronomía... son tan nuestros que cualquier reunión con sefarditas de Turquía, EE.UU. o Argentina, podría hacernos creer que no hemos salido de España y que compartimos con españoles.

Jaén fue una de las ciudades de Sefarad, pero también uno de los lugares donde la convivencia pacífica entre musulmanes, cristianos y judíos se hizo patente. Jaén formó parte de la denominada "España de las Tres Culturas" y hoy, junto al resto de ciudades hermanas en este sentido, tenemos mucho que decir al mundo en el actual contexto de conflictividad a nivel internacional.

Por ese motivo y bajo el sugerente título de "Jaén, Camino de Sefarad", esta asociación viene desarrollando desde hace nueve meses, una serie de acciones de muy variada índole, como visitas guiadas, jornadas, degustaciones gastronómicas o la edición de un libro de Francisco Bueno García sobre la vida de ese ilustre judío jiennense que fue Hasday Ben Shaprut.

Hemos realizado más de diecisiete propuestas a distintas administraciones públicas para la recuperación de la memoria y elementos judíos de Jaén y, sorprendentemente, muchas de ellas están prosperando, quizá lentamente, pero con paso firme y seguro hacia una definitiva recuperación de los espacios que hemos heredado de ellos, muy especialmente el barrio judío de Jaén.

Ahora editamos este nuevo libro, de la mano de ese infatigable luchador que es Rafael Cámara, coordinador de este proyecto y que de forma tan amena, tan centrado en Jaén, ha sido capaz de condensar parte de los numerosos datos que hemos conseguido reunir desde Iuventa.

Hemos de aclarar que, afortunadamente, existen publicaciones muy interesantes sobre los judios de Jaén, como las de D. Luis Coronas Tejada, D. Pedro A. Porras Arboledas y D. David Gonzalo Maeso, entre otros. A todos ellos debemos los jiennenses que este legado no haya caído en el olvido.

Varios voluntarios de esta asociación, miembros de la comisión que organiza esta serie de actividades, hemos ido recopilando libros, datos, fechas, fotografías, leyendas, etc., hasta conseguir suficiente material como para poder editar este libro. Después, Rafael Cámara, en su habitual apasionamiento y consciente de lo mucho que puede significar para Jaén la recuperación de su Judería, seleccionó, condensó y plasmó por escrito todos esos datos, tan interesantes como desconocidos para la mayoría de los jiennenses.

Para finalizar debemos dejar claro que este trabajo no viene a complementar nada, no surge para descubrir nada nuevo, solo nace con una clara vocación de ser elemento de difusión de una parte de nuestro legado histórico. Esperamos también que a la misma vez, sirva como justificación a las numerosas peticiones que al respecto se han realizado desde esta asociación.

Pero también queremos que sea un pequeño homenaje a ellos, ¿porqué no?, a todos aquellos judíos jiennenses que fueron perseguidos o expulsados de nuestra ciudad y provincia. Cinco siglos después solo podemos hacer una cosa por ellos y por nosotros: rescatar su historia, que es la nuestra, y sacar a la luz que también Jaén, fue un "Camino de Sefarad".



IUVENTA.

Asociación Socio-Cultural de Voluntariado





CAPITULO I - LOS INICIOS. ENTRE LA LEYENDA Y LA HISTORIA.



Para poder situarnos en la importancia y antigüedad de las comunidades hebreas de Sefarad, comenzaremos por decir que, los datos más antiguos, sitúan la presencia de los judíos en la Península Ibérica, a raíz de la destrucción del Templo de Jerusalén por el emperador romano Tito, en el año 70 d. C. Sin embargo, hay quien sostiene que la presencia judía en estas tierras es incluso anterior al nacimiento de Cristo y cierto es que, en el Antiguo Testamento, podemos leer: "... y los desterrados de Jerusalén que están en Sefarad" (Abdías, 1-20). Ya en tan lejana época la palabra "Sefarad" querría decir España.

Otra interpretación de esta palabra nos dice que Sefarad procede del hebreo "sephard", que significa "muy lejos". Los judíos de Sefarad serían los judíos de "muy lejos", más allá del mar, a muchos kilómetros de la prometida tierra de Israel.

El devenir de los tiempos, como iremos viendo, provocará que esas lejanas tierras de Sefarad llegaran, en algunos momentos, a convertirse en el verdadero Israel, patria real y efectiva del pueblo judío, unida a la Tierra Prometida que quedaba en la idealización y el recuerdo de aquellas familias que hicieron de éstas, nuestras tierras, su patria y existencia. No en vano, en el siglo X, incluso el saber de las importantísimas Academias Hebreas de Sura y Pombeditah se trasladará a la Córdoba de los Califas.

Hay quien sostiene que para justificar su antigüedad en Sefarad, las propias comunidades judías de España generaron algunas leyendas medievales que situaban a este pueblo en la Península Ibérica desde tiempos muy remotos.

Una de esas legendarias historias nos cuenta que, tras la conquista de Jerusalén por parte del rey Nabucodonosor II, algunos judíos huyeron de Israel con los Tesoros del Templo de Jerusalén y la todopoderosa Mesa de Salomón, que llegaría hasta España para ser protegida y custodiada por ellos en algún lugar desconocido para la inmensa mayoría de los mortales. No falta también quien sostiene que fue el emperador romano Tito el que se llevó tan preciados tesoros a Roma, al Templo de Júpiter Capitolino. Después, tras diversos avatares históricos y según algunas versiones, terminaría la legendaria Mesa de Salomón en la ciudad de Jaén.

Precisamente el jiennense y prolífico escritor Juan Eslava Galán, natural de Arjona, localidad en donde también existió una importante judería, en su libro "El Enigma de la Mesa del Rey Salomón", nos plasma la posibilidad de que este legendario tesoro estuviera, durante algún tiempo, en la ciudad de Jaén, quizá en el también legendario Raudal de la Magdalena o en el Palacio de los Reyes Moros, en cuyo solar se encuentra hoy el Antiguo Convento de Dominicos.

Pero dejando a un lado el mundo de la leyenda, documentalmente probado, los judíos se encontraban ya en Jaén en el año 612. El Rey Sisebuto dirigió un escrito a distintas localidades de las provincias de Córdoba y Jaén, en la que encargaba se hiciera cumplir la legislación que prohibía a los judíos tener esclavos cristianos. Entre esas localidades figuraba Aurgi, que era el nombre de Jaén en aquel momento.

Dos cosas aparecen claramente en esta ley de Sisebuto: el importante poder económico de estas comunidades judías asentadas en las provincias de Jaén y Córdoba, pues no en vano soportaban el gasto económico que suponía tener a su cargo a población esclava; por otro lado queda patente que poseían suficiente poder como para no haber respetado esa Ley. Con estos datos quedaría evidenciado que esos asentamientos no eran nuevos, sino bastante anteriores a esa fecha.

Vemos también que Córdoba y Jaén son las dos únicas zonas de Andalucía a las que se dirige esta ley. Este hecho puede hacernos sospechar que eran los únicos territorios con juderías en ese momento, aunque también puede indicarnos que eran las únicas zonas donde se burlaba la mencionada legislación.

A título meramente informativo, cabe decir que, en dicho escrito, el Rey Sisebuto se dirige a los obispos Cecilio de Mentesa (La Guardia de Jaén), Agapio de Tucci (Martos) y Agapio de Corduva (Córdoba), así como a los jueces y sacerdotes de Aurgi (Jaén), Sturgi (junto a Andújar), Iliturgi (Andújar), Viatia (Baeza) y Tuia (Toya-Peal de Becerro), entre otros.

¿Acaso no es sorprendente la cantidad de localidades giennenses que contaban con población judía?. ¿Y no es aún más sorprendente que los jiennenses desconozcamos esta parte de nuestra historia?.

Lo primero que descubrimos es la antigüedad e importancia de la judería de Jaén, documentalmente probada en el año 612 d. C., pero que muy posiblemente era anterior a esa fecha.

Intentando resumir y siguiendo el orden cronológico en este primer capítulo, diremos que los judíos llegaron a Sefarad (España) en tiempos de la dominación romana. Posteriormente, tras la caída del Impero Romano, gobernarían nuestra península los visigodos, los cuales mantuvieron buenas relaciones con los judíos que continuaron viviendo en Sefarad. Esto fue así mientras los reyes visigodos mantuvieron una religión determinada: el "arrianismo".

Uno de esos Reyes visigodos, Recaredo I, abandonará el arrianismo y se convertirá al catolicismo y es, justo en ese momento, cuando comenzarán las políticas contra los judíos, con duras medidas restrictivas, prohibiéndoseles a lo largo de los siglos desde el comer con católicos o construir sinagogas (templos judíos) hasta, como hemos visto anteriormente, poseer en propiedad esclavos cristianos.

Los reyes visigodos que sucedieron a Recaredo, entre ellos el anteriormente mencionado Sisebuto, continuarán con esas políticas de persecución, pretendiendo la conversión del pueblo judío, hasta que los musulmanes, encabezados por Tariq, llegan a nuestras tierras y se apoderan de ellas.

Lógicamente, la llegada de los musulmanes supuso una liberación para los judíos españoles, que tan perseguidos habían sido por los reyes visigodos que gobernaron la península. Por esa razón es por lo que, al parecer, no dudaron los judíos españoles en ayudar a los musulmanes en la conquista de la península, hecho que les reportaría numerosos beneficios durante la inmediata dominación árabe.

Un dato curioso, para finalizar este resumen, es que mucho se repite en distintos escritos y crónicas que el Rey Tariq conquistó la Península, entre otros objetivos, para encontrar la Mesa del Rey Salomón.





CAPÍTULO II - AL-ANDALUS - EL ESPLENDOR HEBREO DE LA MANO DE UN JIENNENSE.

Nos encontramos ya en este capítulo con la España musulmana. Tariq conquistó la península, arrebatándosela a los reyes visigodos, y nuestras tierras entraron en el seno del Islam. Cristianos y judíos se integraron armoniosamente en el nuevo estado musulmán que se fue forjando. Los judíos españoles, además, al convertirse en miembros de este nuevo imperio, tuvieron la oportunidad de reencontrarse con aquellos otros judíos que vivían en Oriente o en Africa, los cuales también se encontraban bajo dominio musulmán.

En el siglo X, en el año 912, nace el Califato de Córdoba bajo los auspicios de la Dinastía Omeya. Abderramán III se proclamará Califa y Principe de los Creyentes. Comenzará con el Califato la mayor etapa de esplendor de la Dinastía Omeya en nuestras tierras y también la conocida como Edad de Oro del Judaismo Español.

Abderramán III, nieto del emir Abd Allah, "el emigrado", fundará la suntuosa ciudad-palacio de Medina Azahara, cerca de Córdoba, en la que construirá su fastuosa residencia, salón del trono y un largo etcétera de equipamientos políticos, militares, administrativos..., y que se convertirá en un autentico Centro de Ciencias.

El esplendor del Califato Cordobés, sin duda, dejó su huella en Jaén, ciudad que se encontraba bajo este dominio y que por entonces se llamaba Medina Yayyan o, lo que es lo mismo, Madinat Yayyan.

Varias mezquitas presidirían la vida religiosa del Jaén musulmán e, indudablemente, al menos una sinagoga. Sabemos que un judío llamado Ishaq ibn Shaprut, hombre rico e importante mecenas de la cultura en Jaén, costeó la construcción de una sinagoga en el siglo X.

Precisamente, de la familia de este importante judío, será de donde surja la perla más deslumbrante de la cultura hebrea de Jaén y el primer judío español que brillará con luz propia en el firmamento de la cultura y la sabiduría de Al-Andalus.

La esposa de Ishaq ibn Shaprut dio a luz en Jaén a un varón, a quien llamaron Abu Yusuf Hasday ibn Ishaq ibn Shaprut, y al que por abreviar tan extenso nombre llamaremos a partir de ahora Hasday.

Será Hasday uno de los primeros judíos que accederán a desempeñar un alto cargo en la corte de un rey de esta península. Con él comenzará el verdadero esplendor de la cultura hebrea en estas tierras.

Con el jiennense Hasday ibn Shaprut, comienza la denominada Edad de Oro de los Judíos Españoles.

Capítulos y libros aparte merecen la extraordinaria y polifacética figura de Hasday ibn Shaprut, razón por la cual solo haremos un breve esbozo de su singular y extraordinaria trayectoria.

Parece ser que Hasday estudió, durante sus primeros años de vida, en la ciudad de Jaén. Se formó en el idioma hebreo, como era habitual en los centros de enseñanza que existían siempre ligados a las sinagogas. Hablaba y escribía perfectamente el árabe, pues no en vano era la lengua oficial del país en que vivía, pero también dominaba a la perfección el latín, que lo aprendió en Córdoba, y el romance, incipiente castellano.

No le bastó a Hasday ibn Shaprut con ser un excelente políglota, sino que además también estudió Medicina, ciencia en esa época íntimamente ligada a la farmacología.

Bastarían estos datos para darnos cuenta de la sabiduría de este judío jiennense, que fue capaz de destacar no en una, sino en varias facetas. Fue médico, diplomático, mecenas de la cultura, farmacéutico, traductor... indudablemente una de las vidas más sabias de la historia de nuestro país.

Hasday marchó a Córdoba aún muy joven con toda su familia y allí se asentó. De ahí que Mosé ben Ezrá, en su Libro de Poética, dijera de él: "El lugar de su origen fue Jaén y el de su grandeza Córdoba".

Con el tiempo pasará al servicio del Califa Abderramán III, ocupando sucesivamente distintos cargos de gran relevancia en el Califato, hasta que llegó a convertirse en una especie de Ministro Plenipotenciario del Califa, su brazo derecho. Igual servicio prestaría posteriormente al Califa Al-Hakam II, sucesor de Abderramán III.

El Califato de Córdoba figura como una de las etapas históricas más esplendorosas de nuestro país. Al-Andalus se convirtió en una superpotencia del siglo X. Indudablemente, la astucia y sabiduría de Hasday tuvieron mucho que ver con ese enorme desarrollo cultural y económico de Al-Andalus.

Un hecho muy importante y destacable del siglo X en España, es que Hasday, de religión judía, se convirtiera en Primer Ministro de dos musulmanes, Abderramán III y Al-Hakam II. Podemos decir que fue un verdadero ejemplo de tolerancia, que benefició enormemente a la población de aquel momento.

Hasday ibn Shaprut fue traductor del importantísimo Tratado Médico de Dioscórides; curó al rey cristiano, conocido como "Sancho el Craso", de su extraña deformidad; ocupó el cargo de Secretario de Cartas Latinas y fue un gran diplomático, al que el Califa encargó recibir y tratar con embajadas extranjeras tan importantes como las del emperador Constantino VIII, de Bizancio, y la del emperador germánico Otón I.

Sería extensísimo detallar cada una de sus hazañas, espacio que no nos permite este libro, pero queremos destacar también de Hasday el hecho de que fuera nombrado por el Califa "Principe Nasi de las comunidades judías de Al-Andalus", convirtiéndose en el máximo representante de su pueblo en todo este territorio. Como podemos imaginar, Hasday era para sus correligionarios un verdadero principe y señor, defensor de sus derechos y juez de sus actos. Hasday ibn Shaprut será en gran medida el causante de que se instalaran en Córdoba las importantes Academias Hebreas de Oriente, que se trasladarán a esa ciudad, convirtiendo a Al-Andalus en un centro cultural y religioso del judaismo a nivel internacional.

Su pueblo le adoraba, de modo que con ocasión del regreso de Hasday a Córdoba, tras su misión en tierras navarras para curar al Rey Sancho el Craso, la sinagoga de Córdoba salió a recibirle con aclamaciones e himnos como los que siguen:

"Al Jefe de Judá saludad, montes,
Florezca la sonrisa en todo labio,
Himnos entone el yermo y la floresta,
Henchidos de entusiasmo.
Alégrese el desierto,
Florezca y de también frutos lozanos:
De la Academia el jefe ya retorna,
Ya viene al son de jubilosos cantos..."

Una de las calles más importantes de la capital de Israel, está dedicada a este jiennense que brilló con luz propia, durante treinta años, en dos de los reinados más esplendorosos de este país, el de los Califas Abderramán III y Alhakem II.

Según la tradición, la casa donde vivió sus primeros años Hasday ibn Shaprut se encuentra en la Plaza de la Magdalena, que antiguamente era el centro del Jaén musulmán, la antigua Plaza del Cadiato. Esta casa la descubriremos en un rincón de la plaza, a la izquierda del Raudal de la Magdalena, y la reconoceremos rápidamente porque el devenir de los siglos no ha impedido que una Estrella de David, símbolo judío por excelencia, continúe en su fachada indicando, a propios y extraños, la condición religiosa de la familia que allí habitó hace muchos siglos.

Rafael Cañada Quesada, en un artículo publicado en Diario Jaén, escribe los siguiente: "De su descendencia (de Hasday) dicen algunos historiadores que se convirtieron al cristianismo, fueron ennoblecidos, y serían una de las familias que llevaron los apellidos Martínez del Rincón, uno de los cuales dará hospedaje a Pedro I el Cruel cuando visitó de incognito Jaén, en tiempos de luchas fraticidas con su hermanastro Enrique II. Es una conocida leyenda de Jaén".

Es cierto que existe esa leyenda, y precisamente ubicada en la casa de Hasday, conocida (casa y leyenda) como "La Casa de los Rincones" o "La Casa de las Almenas", en la que su propietario da cobijo al mismísimo Rey Pedro I. Este monarca, en agradecimiento, concede el privilegio a su propietario de que esa casa tenga "agua y almenas", además de asignarle al mismo el apellido "del Rincón", precisamente por haber permanecido en guardia toda la noche, vigilando a su rey, en un rincón de la casa.

Lo verdaderamente difícil es relacionar a los descendientes de Hasday con esa leyenda y esa casa, ya que la familia de éste marchó a Zaragoza tras la caída del Califato de Córdoba en el año 1.013. El investigador Francisco Bueno García, gran conocedor del judaismo español y admirador de la figura de Hasday ibn Shaprut, sigue la pista de los descendientes de éste hasta aproximadamente el año 1.400, fecha en la que uno de ellos, llamado Hasday Crecas, trató de reconstruir las juderías de Aragón, desoladas tras las persecuciones de 1.391, de las que más adelante hablaremos. A partir de ese momento, Francisco Bueno pierde la pista de la familia de Hasday.

Volviendo a la casa donde se supone vivió Hasday, tenemos que alabar el hecho de que sus actuales propietarios hayan colocado una puerta lateral de madera, con Estrellas de David talladas en la misma, así como una vidriera en el segundo piso con este mismo símbolo. A pesar del tiempo transcurrido, la tradición giennense y los sucesivos propietarios del inmueble, han querido destacar siempre que en esta casa sucedió algo muy especial y que este hecho tiene relación con el judaísmo. Creemos que en el subconsciente de los jiennenses siempre se ha dado un valor muy especial a esta casa.

Continuando con el Jaén árabe, tenemos que decir que el musulmán Al-Himyari dejó escrito que en Yayyan existían, en el siglo XI, cuatro Baños Arabes, hecho que creemos demuestra el esplendor de la ciudad en ese momento. Los nombres de esos Baños eran los siguientes: Hamman al-Tawr, Hamman ibn Tarafa, Hamman al-Walad y Hamman ibn Ishaq.

Evidentemente, el Hamman Ibn Ishaq (Baño del hijo de Isaac), era un baño judío. No queremos decir con ésto que fuera un miqwé (baño ritual judío), sino simplemente un Baño Arabe, utilizado habitualmente por los judios de la Madinat Yayyan.

Precisamente, cuando se habla de los judíos españoles, se insiste en numerosas ocasiones en el hecho de que se trata de un "judaismo arabizado", ya que lógicamente, al convivir con la cultura musulmana, adoptaron numerosas costumbres de ese pueblo en su cotidiano vivir. Entre ellas estaba la de utilizar esos extraordinarios y agradables Baños, de los que encontramos una excelente muestra en los Baños Arabes que están musealizados bajo el Palacio de los Condes de Villardompardo, precisamente en la ciudad de Jaén.

Actualmente existe otro Baño Arabe en Jaén que está localizado y es conocido con el nombre de "Baño del Naranjo". Se encuentra en la Plaza de los Caños haciendo esquina con la calle del mismo nombre. Su ubicación, dentro de la antigua judería jiennense, barrio del que más adelante hablaremos, puede inducir a pensar que quizá fuera este Baño Arabe el denominado por Al-Himyari como "Baño del Hijo de Isaac" (Hamman ibn Ishaq), osea, el utilizado por los judíos de Jaén.

Esta posibilidad, reflejada por D. Vicente Salvatierra en su libro "El Baño Arabe del Naranjo y la formación del Edificio Los Caños", es despejada por el mismo autor cuando nos dice, con buen criterio, que lamentablemente no podemos situar actualmente en nuestra ciudad el lugar donde se encontraba el barrio de los judíos en el siglo X y, por lo tanto, no sabemos si éste Baño puede tener alguna relación con ellos. Además parece que existió otro Baño Arabe en la calle Remojadero del Pescado, también dentro de la antigua judería jiennense, Baño al que, si se descubriera, le serían de aplicación los mismos argumentos que al Baño del Naranjo.

La judería de Jaén que conocemos como tal, el antiguo barrio de Santa Cruz, es precisamente la zona que ocuparon los judíos y posteriormente los judeo-conversos, durante los años de dominación cristiana. Esto es desde que Jaén pasó al dominio del rey cristiano Fernando III El Santo.

Sabemos que anteriormente también existió población judía en Jaén, pero actualmente es imposible ubicarla en ninguna zona concreta de la ciudad, ya que los judíos jiennenses tuvieron que huir a las ciudades de los reinos cristianos de Castilla, tras la invasión almohade, como veremos posteriormente.

Sí es necesario aclarar que, a pesar de no existir constancia de donde se ubicaba la judería en época musulmana, ese mismo Barrio de Santa Cruz tiene una morfología que coincide plenamente con la definición que Torres Balbás hace de los barrios judíos en las ciudades hispano-musulmanas: "barrios separados, calles apartadas y angostas y escasas salidas que se cerraban por la noche". En base a ésto, tampoco se puede eliminar la hipótesis de que la judería, en época musulmana, estuviera ubicada en el mismo lugar que durante la posterior dominación cristiana.

Continuando con la historia de los judíos en Jaén, decir que tras la caída del Califato de Córdoba, el territorio de éste se dividió en los llamados Reinos de Taifas. En ese momento Jaén pasó a depender del Reino Zirí de Granada. La judería de Jaén será tras la de la capital (Granada), la más grande comunidad judía de ese reino, incluso por delante de Málaga. La judería jiennense prosperó mucho durante esa etapa histórica.

Será en el año 1.066 cuando un motín contra los judíos de Granada, dará comienzo a una etapa menos afortunada. En Jaén, su Gobernador, llamado Musakkan, se apoderó de las riquezas de los judíos jiennenses. Solo tuvieron ante ellos dos opciones: emigrar o pagar un elevado impuesto que les permitiera continuar viviendo en Jaén.

En el siglo XII, las persecuciones de los musulmanes almohades contra los judíos, harán que la aljama hebrea de Jaén parezca llegar a su exterminio, ya que se vieron obligados a huir hacia los territorios cristianos de Castilla, donde sus gobernantes les daban ciertos privilegios y podían vivir con relativa paz.

Las anteriores etapas de respeto y convivencia entre musulmanes y judíos habían desaparecido. A partir de ese momento serían los cristianos los que, de nuevo, convivirían con los judíos españoles.





CAPÍTULO III - LOS JUDIOS DE JAÉN DURANTE LA DOMINACIÓN CRISTIANA.

Será en 1.246, momento en que la ciudad es tomada por el Rey cristiano Fernando III El Santo, cuando pronto se volverán a ver judíos en Jaén como arrendadores de rentas. La judería de Jaén se recompone.

A finales de este mismo siglo, en 1.294, la judería de Jaén contaba de nuevo con un tamaño considerable. Es citada en el Padrón de Huete, pagando unos tributos no muy distantes de los de Córdoba. Esta es una prueba del desarrollo económico de la aljama hebrea de Jaén. Ya en esa época la judería jiennense estaría enclavada entre las parroquias de San Andrés y San Pedro.

Durante el reinado de Pedro I "El Cruel" en los territorios castellanos, los judíos siempre estuvieron a favor de este monarca, especialmente en la significada guerra fraticida en la que se disputaba el trono con Enrique de Trastamara. Aquí es cuando surge la leyenda de "La Casa de los Rincones", mencionada en el Capítulo anterior.

El Rey Pedro I "El Cruel" se verá obligado a pedir ayuda al reino musulmán de Granada, permitiendo a cambio de ese favor que cautivaran a los judíos de Jaén. Se sabe que en esa época la ciudad contaba con unas 300 familias, esto es aproximadamente unos 1.500 judíos, según nos dice José Luis Lacave en su libro "Juderías y Sinagogas Españolas". No sabemos si todos fueron vendidos pero sí que fue una durísima prueba para la judería de Jaén.

En 1.391 la judería de Jaén fue asaltada. La chispa estalló en Córdoba el 15 de Marzo de ese año, Miércoles de Ceniza. Desde allí la tragedia se extendió, arrasando con todas las juderías jiennenses. Jaén, Ubeda, Baeza, Andújar... sufrieron la intolerancia.

De nuevo los judíos de Jaén tuvieron que elegir entre dos opciones: el exilio, huyendo al Reino Nazarí de Granada, o la conversión al cristianismo. Este es el momento histórico en que se produjeron en masa las conversiones de los judíos españoles, que pasaron a llamarse judeo-conversos o criptojudíos.

Estas conversiones en ocasiones fueron reales, seducidos y convencidos por la religión cristiana, la adoptaron y profesaron en verdad. En otros muchos casos las conversiones al cristianismo fueron ficticias, aparentando exteriormente ser cristianos pero conservando, en lo más profundo de su corazón, sus creencias religiosas y, en el más celoso de los secretos, la práctica de las mismas. Es la época de los falsos conversos, los "anusim" en hebreo, obligados al bautismo cristiano por causas de fuerza mayor.

La judería de Jaén se convirtió en un barrio de judeo-conversos. Una de sus sinagogas se convirtió en la que se llamó Parroquia de Santa Cruz. El escaso interés mostrado por los sacerdotes hacia ese barrio queda patente en el hecho de que esa parroquia sólo tenía culto cada tres meses.

La documentación posterior evidencia que la mayoría de esos judeo-conversos siguieron viviendo en el antiguo barrio judío. La mayor parte de los procesados por la futura Inquisición, al menos en sus primeros tiempos, serán judeo-conversos que vivían en ese barrio.

El barrio cambió de nombre recibiendo el de Santa Cruz, igual que en Sevilla y León. ¿Qué mejor nombre para cristianizar y borrar toda huella pagana de esa zona?. Aún hoy, la calle principal de ese barrio sigue llamándose igual, "Santa Cruz".

Los judeo-conversos siguieron recaudando las rentas de la corona y haciendo préstamos en clandestinidad. Estas acciones depertarían el recelo del pueblo y fueron preparando el terreno para los posteriores motines anti-judios.

El año de 1.473 traería otra vez la desgracia a los judíos de Jaén. De nuevo será Córdoba el lugar donde estallará la chispa, provocando que, el 21 de Marzo, el popular Condestable de Castilla D. Miguel Lucas de Iranzo sea asesinado por "cristianos viejos". De este asesinato se culpará injustamente a los judeo-conversos, que tendrán que padecer uno de los momentos más horribles y virulentos de la historia de Jaén. La masa popular, enfurecida por el asesinato del Condestable, se dirigió hacia los barrios de los conversos para convertirlos en una verdadera carnicería.

Estas revueltas se caracterizaron porque no solo se persiguió a los conversos, sino también a los que los defendían. Ese fue el "pecado" del Condestable D. Miguel Lucas de Iranzo que, viendo lo que estaba ocurriendo en Córdoba, intentó frenar cualquier atentado contra los cripto-judíos de Jaén.

Mariana, en su Historia General de España, refiriéndose al asesinato del Condestable Iranzo, dice lo siguiente:

"Esto fue la causa de que el odio y envidia de la muchedumbre se revolviése contra él de tal guisa, que con cierta conjuración que hicieron un día le mataron en una iglesia en que oía misa. La rabia y furia fue tan arrebatada y tal el sobresalto, que apenas dieron lugar para que Doña Teresa de Torres, su mujer, y sus hijos se recogiesen en el Alcázar".

"Como el Condestable pusiese las rodillas para facer oración, uno del pueblo, que más cerca del se falló, le dio tan grande golpe con una ballesta de acero en la cabeza, que dio con él en el suelo, e todos los que cerca del estaban lo firieron con lanzas e espadas de tal manera que no quedó en él señal de persona humana, e luego todos juntos fueron a robar e matar los conversos".

Sus asesinos quedaron impunes.

Una leyenda de Jaén, conocida como "La Leyenda Negra del Condestable", nos cuenta que los asesinos del Condestable fueron juzgados y ejecutados por el propio rey Enrique IV. Esta leyenda no escatima la ocasión de desprestigiar a la figura del Condestable, atribuyendo el éxito y títulos del mismo a unos supuestos favores prestados a su rey en la alcoba real.

Todo un cuento chino. Probablemente se trata de una leyenda ideada para desprestigiar al Condestable Iranzo por el mero hecho de defender a los conversos.

Tan solo diez años después, en 1.483, se establece en Jaén el Tribunal de la Inquisición, tercero en España tras los de Córdoba y Sevilla. Que el tercer Tribunal de la Inquisición se ubicara en Jaén es señal inequívoca de la importante comunidad de judeo-conversos existente en la ciudad.

Los primeros cincuenta años de ese Tribunal se dedicaron con especial celo a la persecución de falsos conversos en todos los reinos gobernados por los Reyes Católicos. Sobre los judeo-conversos siempre pesó la sospecha de su posible práctica en secreto del judaismo. A partir de ese momento tendrán que ser todavía más precavidos para seguir practicando su religión y costumbres. La Inquisición los vigilará de cerca y la posibilidad de ser denunciados siempre estará acechándoles.

Entre esas actitudes intolerantes no podían faltar los insultos. Los judeo-conversos eran llamados por el resto de la población "marranos", hecho que resulta desagradable plasmar en este libro y por el que es fácil sentir vergüenza ajena, pero no por eso deja de ser una realidad y una parte de nuestra historia que no debemos ocultar.

Será la época de los "sambenitos", hábitos penitenciales con los que se vestía a los condenados por la Inquisición que después serían reintegrados a la comunidad. Los sambenitos se colgaban después en las iglesias con el nombre de la persona que lo había portado, "para que se perpetuara la memoria del pecado".

Los sambenitos, por lo general, eran trajes amarillos con una o dos cruces diagonales pintadas sobre ellos. Los que habían de ser relajados en un Auto de Fe tenían que llevar puesto un sambenito negro con llamas, demonios y temas similares pintados en el mismo.

De ahí procede la célebre frase, "ya le han colgado el sambenito", tan utilizada actualmente en nuestro país.

En los Autos de Fe se realizaba la lectura pública de las sentencias de los inquisidores, en presencia de los acusados y con gran cantidad de público y autoridades. Antes de la lectura de sentencias no faltaba una solemne misa y sermón. Las penas iban desde la confiscación de bienes, multas o destierro, hasta la obligación de llevar el sambenito. También se quemaban de forma simbólica a algunos condenados, eran "quemados en estatua". En el mismo Auto de Fe eran entregados al verdugo los condenados a pena de muerte.

En los Autos de Fe se mostraba al pueblo todo el aparato ceremonial y poder del Tribunal.

Pocos años después llegó el detonante de tanta persecución y anti-judaismo. Los Reyes Católicos, el 31 de Marzo de 1.492, dictaron un decreto en el que ordenaron la expulsión de todos aquellos judíos que no quisieran abrazar el cristianismo.

Muchos judíos, hay quien dice que 300.000, salieron de España como consecuencia del cruel edicto. Llevaban, como mínimo, 15 siglos en nuestro país, su país. Durante generaciones guardaron las llaves de sus casas en aquellos países extranjeros que los acogieron, esperando el momento propicio para regresar a sus hogares y recuperar sus propiedades.

El destino no lo permitió. Ellos, a pesar de todo y como españoles que eran, mantuvieron su idioma, cantos, tradiciones... aún hasta hoy.

Podemos resumir nuestro sentir al respecto con la frase que el Sultán Bayazit II de Bizancio, pronunció al recibir a los judíos expulsados de España:

"Cuanto España ha perdido lo he ganado yo"

A pesar de la expulsión, aún serán muchos los que permanecerán en nuestras tierras aparentando ser cristianos. En el siglo XVI seguirán las persecuciones contra ellos. Por esta razón, el Cabildo Eclesiástico de Jaén, imitando a ciertas cofradías de la ciudad, dictó una ordenanza en la que se vedaba la entrada a todos los que no acreditaran ser cristianos viejos, en los oficios y dignidades de su iglesia. El "cristiano viejo" era aquel que no tenía ascendencia judía ni musulmana.

Posteriormente en Toledo, el 23 de Julio de 1.547, en Cabildo de Canónigos de esa Catedral, se copió lo dictado en Jaén y nació el tristemente famoso "Estatuto de Limpieza de Sangre de la Catedral de Toledo".

Vemos como la ordenanza de la Catedral de Jaén sirvió de modelo en Toledo, para la realización de esos lamentablemente conocidos "Estatutos de Limpieza de Sangre", elaborados por el Cardenal Silíceo en 1.547.

El investigador Francisco Bueno nos dijo:

"Estatutos de limpieza de sangre los hay anteriores, como el Estatuto de Sarmiento y otros que en realidad son más imprecisos y menos tajantes. Sólo que el Estatuto del Cardenal Silíceo, de Toledo, es el que en realidad fija y marca esas actuaciones. Luego otros le siguen. El Estatuto de Silíceo está inspirado en Jaén".

Los Estatutos de Limpieza de Sangre, o pruebas documentales de no tener antecedentes judíos o musulmanes, serían necesarios para ingresar en muchos de los colegios mayores y universidades, así como en las órdenes religiosas y militares.

Los conversos judíos de Jaén siguieron ejerciendo las mismas profesiones: finanzas, banqueros, recaudaciones de rentas, médicos, boticarios, escribanos, comerciantes... y, sorprendentemente, con la misma fortuna.



CAPÍTULO IV - SEFARDITAS PORTUGUESES EN JAÉN. SIGLOS XVI, XVII Y XVIII.

Pese a las persecuciones sufridas durante los siglos anteriores, y según Luis Coronas Tejada en su publicación "Presencia y persecución de sefarditas en el Reino de Jaén", los judeo-conversos siguieron teniendo preferencia por mantener su residencia en los lugares donde tradicionalmente habían estado establecidos desde siempre.

Hasta la década de los setenta, durante el siglo XVI, vendría hasta Jaén un considerable número de mercaderes ambulantes, procedentes de Portugal, y posteriormente se establecerían en diferentes ciudades de esta provincia, hecho que trajo consigo la llegada de numerosos sefarditas. Lo más curioso es que esos portugueses tuvieron preferencia, en sus establecimientos, por las mismas ciudades que en la antigüedad albergaron juderías, quizá porque esas localidades mantenían una intensa actividad económica o porque esos judíos portugueses, movidos por el recuerdo y la nostalgia, volvieron a los lugares donde habían vivido sus antepasados. Es posible que fueran descendientes de aquellos otros judíos que antaño habían sido expulsados de esas mismas ciudades.

También pudo ser porque en esas localidades de la provincia, entre ellas Jaén, que siempre fue la que tuvo la judería más importante, continuaron viviendo familias de conversos que en secreto seguían manteniendo la religión judía y que, lógicamente, darían acogida a estos sefarditas procedentes de Portugal.

Según el mismo autor, estos judíos llegados de Portugal no destacaron económicamente como sus antecesores ya que, generalmente, eran mercaderes y tenderos, si bien no faltan algunos que se dedicaron al arrendamiento de determinadas rentas.

José de Silvera fue Adminitrador General del Tabaco para el Reino de Jaén. Otros como Antonio Castro y Pedro José de Torres, fueron boticarios.

Las localidades portuguesas de donde procedían un mayor número de judíos eran Villa Real, Villaflor y Almeida.

Otro dato interesante es que estos portugueses, repitiéndose la misma historia, eran mal considerados por la población y por las propias autoridades. Muy pronto la palabra "portugués" se convirtió en sinónima de judío, tanto en Jaén como en el resto del país.

Para finalizar este capítulo hay que decir que el último proceso de la Inquisición en Jaén que hemos conseguido encontrar, también escrito por Luís Coronas y en la misma publicación, fue a Manuel de Acuña, natural de Lisboa y afincado en Jaén, de profesión médico. Fue condenado por judío en 1.745 junto con su mujer, por asistir a un moribundo judío que aparentaba exteriormente ser cristiano. En la acusación, según Coronas, se decía que practicó el levirato con la viuda del difunto que había asistido.

En 1.745, poco más de 250 años atrás, todavía coleaba la intolerancia y se condenó a dos personas en Jaén, por el mero hecho de ser judíos.



CAPÍTULO V - EL BARRIO DE LA JUDERÍA.

Dentro de la zona declarada Conjunto Histórico de Jaén, se encuentra el antiguo barrio judío de esta ciudad, ubicado en la actual calle de Santa Cruz y sus aledañas. Parece sin embargo que fue en algunos momentos bastante más amplio, llegando incluso, según Pedro. A. Porras Arboledas, hasta la actual calle de Las Higueras.

La zona que ocupa la actual calle Santa Cruz, junto con las calles 1ª y 2ª Travesía de Santa Cruz, Plaza del Rostro, Calle del Rostro y Callejón del Gato, forman una manzana muy compacta, con apenas tres salidas al exterior, que coinciden plenamente con la descripción que Leopoldo Torres Balbás hace de las juderías en las ciudades hispano-musulmanas: "barrios separados, calles apartadas y angostas y escasas salidas que se cerraban por la noche".

Afortunadamente ese entramado urbanístico conserva gran parte de su esencia. El visitante que entra a esa zona descubre unas calles extremadamente estrechas, con apenas tres salidas al exterior y apartadas del resto del conjunto urbano. Lamentablemente los solares y casas abandonadas, precisamente por la angostura de la zona, son frecuentes. Es precisa una rehabilitación y repoblación que devuelva la imagen que pudo haber tenido en otros tiempos.

Todos conocemos numerosas reconstrucciones, derivadas de los graves daños causados por la II Guerra Mundial en ciudades como Viena o Budapest. Lo que en el Conjunto Histórico de Jaén no destrozó la Guerra Civil lo ha destruido la desidida de las sucesivas corporaciones municipales, razón por la cual es precisa y urgente la actuación (que no la promesa) de todas las Administraciones Públicas para la recuperación de esos espacios, tan valiosos histórica y culturalmente.

Un dato interesante es que muchas casas de esa zona mantuvieron, hasta no hace muchos años, una Estrella de David labrada en yesería, generalmente en los portales de acceso a las viviendas.

Del Callejón del Gato es preciso decir que es una nueva apertura realizada en el año 1856, surgida de la ampliación de las escuelas y jardines de San Andrés, donde al no haber viviendas, se acumulaba la basura y los gatos. Como los vecinos de San Andrés estaban mal comunicados, especialmente con la Plaza de los Caños, lugar donde se encontraban las Carnicerías Públicas, se solicitó la apertura de esta nueva calle. Tenemos pues que imaginar el barrio judío con una salida menos.

Aún tenemos que imaginar este barrio más apartado de lo que sería sin el Callejón del Gato, ya que la actual calle de Los Caños, así como Arroyo de San Pedro, no era en el siglo XVI tal calle, sino un barranco por el que discurría un arroyo llamado de San Pedro, que hoy da nombre al vial.

El elevado tráfico de personas, con motivo igualmente de la importancia de la Plaza de los Caños, hizo que en 1.505 se urbanizara el Barranco. El cantero Benito Fernández, alcantarilla la calle Arroyo de San Pedro. Ese mismo año se obliga al mismo cantero a hacer el "puente del Arroyo de Sant Pedro como esta mandado" y el 21 de Noviembre se manda que haga la madre "de la calle de Ro. Sant Pedro fasta el Adarve". (M.L. Ulierte, "El Baño Arabe del Naranjo y la formación del Edificio Los Caños").

También es destacable que al parecer, en la parte posterior del actual Convento de Santa Clara, en la calle Santa Cruz, queda parte del antiguo muro de la sinagoga judía. De hecho en esa pared, se observa fácilmente una parte que sobresale del resto, rompiendo la homogeneidad de la misma y que posiblemente sea resto de dicho templo.

En numerosas publicaciones se dice que la Iglesia de San Andrés parece que fue sinagoga. La propia ubicación de esta Iglesia y dependencias anejas, situadas entre las calles San Andrés y Rostro, en pleno entramado judaico, dan consistencia a esta sospecha, así como su orientación hacia el Este.

Los arcos túmidas de ese templo se asemejan mucho a los de la Sinagoga de Santa María la Blanca, en Toledo. Igualmente, en una de las paredes laterales de esa Iglesia, existe un retablo llamado de San Martín, en el que con gran facilidad se aprecia una Estrella de David en su parte superior. Quizá el artista quiso dejar plasmada en su obra una señal que recordara la antigua función de ese templo.

En esa Iglesia de San Andrés, tiene su sede la Noble Cofradía de la Limpia Concepción de Nuestra Señora, más conocida como Santa Capilla, que funciona desde 1.515 y fue fundada por D. Gutierre González Doncel, ilustre personaje de Jaén que llegó a ser tesorero de Su Santidad Leon X.

Lo más curioso de esa Cofradía, a nuestro parecer, es que haya mantenido intacto su funcionamiento desde el siglo XVI, respetando fielmente sus estatutos originales.

Don Gutierre González Doncel, que aparece en algunos escritos como "Gutierre Gonzalez de Baeza", parece que pudo pertenecer a una familia de conversos, hecho que su propio apellido, "Baeza", podría delatar. Por razones propias del cargo que desempeñaba, D. Gutierre tenía fijada su residencia en Roma y, desde allí, enviaba dinero para ayudar al funcionamiento de la Santa Capilla. Es significativo que esos fondos fueran transferidos a través de banqueros de Jaén que pertenecían a familias de posible origen judeo-converso.

Estos datos, extraordinariamente curiosos, nos llevan a sospechar sobre algunas posibles influencias entre los fines de la Cofradía de la Santa Capilla y los de las Sinagogas judías.

Esa Noble Cofradía nace con una cuadruple función: "dotar doncellas, vestir pobres, enseñar niños y atender el culto divino", objetivos también muy arraigados en el funcionamiento de las sinagogas. Quizá Don Gutierre González Doncel quiso dejar plasmadas en su Cofradía ciertas costumbres judías, que eran buenas y podían ser perfectamente adaptadas a la nueva religión que habrían adoptado él y sus familiares.

Es curioso que siglos después encontremos una Escuela junto a la Iglesia de San Andrés, igual que en las antiguas sinagogas, que llevaban unido un Centro de Estudios Talmúdicos. Precisamente esas Escuelas de San Andrés dependían directamente de la mencionada Cofradía.

Es habitual en las sinagogas colocar en los bancos los nombres de las personas más destacadas de la comunidad. En el caso de la Cofradía también están colocados los nombres de los cofrades en un nomenclátor, colgado en una pared lateral de la Sala Capitular.

No podemos afirmar nada sobre esas posibles influencias judías en la Cofradía de San Andrés, es tan solo una sospecha de que pudieron existir. En muchos lugares de España existieron Cofradías formadas por judeo-conversos y claramente influenciadas por su religión. Esta posibilidad merecería un detenido estudio por parte de personas cualificadas para ello.

Un ejemplo de lo que aquí exponemos lo encontramos en la que fue "Cofradía de la Veneración al Santísimo Sacramento", también de Jaén. Numerosos cofrades de la misma fueron procesados por judíos.

En otro orden de cosas, hay que decir del actual barrio de San Juan que algunas de sus calles aluden precisamente a apellidos de familias judeo-conversas de Jaén, que debieron habitar en él o tuvieron allí sus comercios.

Esto nos lo explica Pedro A. Porras, en su libro "Banca, Comercio y Judeo Conversos en la Ciudad de Jaén", en el que nos detalla como las Calles Elvín y Soria proceden de los apellidos conversos Albín y Soria (o Núñez de Soria), respectivamente.

Sin embargo, Rafael Cañada Quesada, en un artículo publicado en Diario Jaén, complementando otro anterior sobre la judería de Jaén, expuso su desacuerdo con que el origen del nombre de la Calle Elvín proceda de una familia judeo-conversa. Si admite que el nombre de "Elvín" procede de la deformación del apellido "Albín", familia que allí habitó. Sin embargo, basándose en un proceso inquisitorial contra Francisco Rodriguez Jerez, descendiente de esa familia y que fue declarado "cristiano viejo", entiende que no son estos Albín una familia de conversos.

Francisco Rodríguez Jerez, que era Canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Jaén desde 1.617, fue denunciado por sus enemigos como consecuencia, posiblemente, de las envidias que despertaron sus nombramientos y para evitar su ascenso. El Tribunal de la Inquisición, tras las pertinentes investigaciones, declaró a Francisco Rodríguez Jerez "cristiano viejo", razón por la que sus acusadores fueron castigados por jurar en falso o bien huyeron. (Archivo Histórico Diocesano Catedralicio. Sala VI).

Igualmente, en ese mismo barrio de San Juan sabemos, por las publicaciones de Pedro A. Porras, que en 1.507 el joyero Diego de Baeza tenía una casa arrendada en la calle Maestra Alta ( hoy Almendros Aguilar), la cual lindaba con casas de Alonso Gutiérrez de Andújar, mercader, Luis Fernández de Olivares, joyero, y Gonzalo Fernández Alvín, cerero. Este último tenía una tienda cerca de allí. Todos estos personajes fueron, según Pedro A. Porras, notables miembros de la comunidad conversa de Jaén.

Como se puede apreciar el apellido Albín, de linaje judeo-converso, vuelve a aparecer ligado al barrio de San Juan, junto a la calle Almendros Aguilar, posiblemente en la que actualmente es conocida como calle Ayuntamiento, hecho que también menciona en su artículo Rafael Cañada, aclarando que existieron judeo-conversos en Jaén con el apellido "Albín".
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El cementerio judío de Jaén se encontraba entre las actuales calles Rey Alhamar y Puerta del Sol, próximo a la ya inexistente Puerta de Baeza. Estaba próximo a su barrio, cerca de una de las puertas de salida de la ciudad y se sabe que dicho espacio, en el siglo XV, era conocido con el nombre de "Muladar de los Judíos".

El "Muladar de los Judíos" fue propiedad de una familia de posible origen converso, los Gormaz. Precisamente junto a la Puerta de Baeza se concedió licencia para construir un molino a los también conversos Gonzalo de Molina y Diego González.



CAPÍTULO VI - GASTRONOMIA.

Aunque nos pueda parecer sorprendente, el hecho de guisar con aceite de oliva era razón más que suficiente, para que los judeo-conversos españoles fueran denunciados al Tribunal de la Inquisición. Mantener sus costumbres, incluso las culinarias, era "judaizar", e indudablemente un indicio de la posible práctica en secreto de las Leyes de Moisés.

Las ironías de la historia harían que en el siglo XX, la ciudad de Jaén se convirtiera en Capital Mundial del Aceite de Oliva. Actualmente no hay jiennense que no se precie de tener como base fundamental de su gastronomía tradicional dicho ingrediente. Sin embargo, solo cinco siglos atrás, mientras los cristianos guisaban con manteca o tocino, los judíos eran perseguidos por utilizar el sabroso y exquisito zumo de la aceituna.

Este hecho queda extraordinariamente bien reflejado en un texto del libro "Crónica del Reinado de los Reyes Católicos", obra de Andrés Bernaldez, que nos facilitó el investigador Francisco Bueno y que reproducimos a continuación. Nos dejó, literalmente "de piedra":

"Así, los judíos, eran tragones e comilitones, que nunca dexaron el comer a costumbre judaica de manjarejos e olletas de adefinas e manjarejos de cebollas e ajos refritos con aceite, e la carne guisavan con aceite, e lo echavan en lugar de tocino e de grosura, por escusar el tocino; e el aceite con la carne e cosas que guisan hacen muy mal oler el resuello, e así sus casas e puertas hedían muy mal a aquellos manjarejos e ellos eso mismo tenían el olor de los judíos".

Precisamente con aceite de oliva se realizan numerosos platos de la gastronomía tradicional jiennense, como los pestiños o gusanillos, las flores o esponjuelas y la leche frita. Según nos dice José María Suárez Gallego en el Recetario Jiennense, editado por Diario Jaén, S.A., esas masas fritas son más una reminiscencia de la pascua hebrea que de la cristiana. Estamos convencidos de que queda mucho por descubrir en este campo.

Por último añadir en este capítulo que la comida de los judíos recibe la denominación de "Kasher", que significa en hebreo "saludable", "limpio". La comida "kasher" es la que pueden consumir los judíos, de acuerdo con la Biblia. Los animales deben ser sacrificados conforme a un ritual determinado y remojados, salados y lavados, eliminando cualquier residuo de sangre.

Un dato curioso es que la leche y los productos derivados de la misma no pueden ser consumidos junto a la carne.





CAPÍTULO VII - LA RELIGIÓN JUDIA.

Uno de los preceptos religiosos que más han respetado y conservado todas las comunidades judías del mundo ha sido el Shabat.

El Shabat se refiere al día del sábado. El resto de los días de la semana son numerados por lo hebreos: día primero, día segundo... El sábado es el único que tiene nombre propio (Shabat).

Los demás días de la semana representan lo transitorio, lo temporal. El Shabat sin embargo es lo eterno, lo duradero... la meta hacia la cual se mueve toda la semana. El Shabat ilumina al resto de los días.

El escritor Abrahan J. Heschel dijo que:

"El séptimo día es como un palacio en el tiempo. No representa una fecha sino una atmósfera, un medio ambiente".

Rabí Sehlomo ben Adret, de Barcelona, afirma que Dios hubiera podido crear el mundo con una sola palabra. Sin embargo lo hizo en seis días, pero el mundo solo fue perfecto en el séptimo.

El séptimo día es cuando Dios creó la tranquilidad, la serenidad, la paz y el reposo. Creó la "menujá", que viene a significar descanso pero que, en realidad, tiene un sentido más amplio que la simple abstención al trabajo. La menujá es algo así como la felicidad, la armonía.

Un dato importante es que existe obligación de profanar el Shabat si una vida corre peligro. También se puede calentar agua para una persona enferma.

Este día los judíos tienen prohibidos treinta y nueve trabajos básicos (en la biblia viene como "cuarenta menos uno"), que van desde sembrar, arar o segar hasta escribir dos letras, edificar, apagar o encender.

Precisamente esa devoción tan fiel a los preceptos del Shabat es lo que ha impedido en mayor medida la asimilación del pueblo de Israel por otras culturas, algo que hubiera sido bastante fácil después de tantos exilios y persecuciones.

Los judíos jiennenses también cumplieron fielmente los preceptos del Shabat. Siempre acecharon sobre ellos las peligrosas denuncias por lo que los cristianos llamaban "holgar en sábado".

Una frase muy típica en el lenguaje popular de Jaén es la expresión "hacer sábado", que procede precisamente de esa época. "Hacer sábado", significa para los jiennenses: "limpiar en profundidad una casa, trabajar más de la cuenta el sábado para dejarlo todo pulido y a la perfección". "Hacer Sábado" es un sinónimo de "no soy judaizante", "el sábado trabajo más que ningún día", etc.

Actualmente la frase "hacer sábado" significa para los jiennenses, como hemos dicho anteriormente, "limpiar en profundidad", generalmente una casa, pero no tiene porque realizarse la acción precisamente ese día de la semana. Hoy no importa el día en que se desarrolla la acción y los jiennenses "hacen sábado" lo mismo un lunes que un jueves...

Eso es precisamente lo que necesita urgentemente, ante su lamentable estado de dejadez, el barrio judío de Jaén, que "se haga sábado en él".

Los judíos de Jaén practicaban, además del Shabat, el Yom Kipur y el Pésaj. Las historias de José y la de Esther tenían para ellos gran significación religiosa.

En el Pésaj se celebra el aniversario de la liberación de Egipto, aquel momento en el que los israelitas dejaron de ser esclavos y salieron del país de los faraones con Moisés al frente.

En la festividad de Yom Kipur era precisamente donde los judíos podían cancelar los bautismos cristianos que habían recibido y no eran deseados, generalmente obligados por causas de fuerza mayor. En Yom Kipur quedaban liberados.

La oración del Kol Nidré, propia de Yom Kipur, comienza por estas palabras:

"Todos los votos, prohibiciones, juramentos, comuniones, anatemas que hayamos hecho.... desde el Yom Kipur pasado hasta este Yom Kipur que llega a nosotros en paz... que sea la voluntad divina que ellos sean cancelados y abandonados, que no existan ni permanezcan...".

Precisamente y como consecuencia de esta oración, en muchas ocasiones los judíos fueron acusados de anular las promesas hechas al prójimo. Lamentablemente no se tenía en cuenta el verdadero sentido de esta oración, que no es cierto absuelva de esas promesas.

Algunos piensan que el Kol Nidré fue compuesto por los judíos españoles durante el reinado de Recaredo I, aquel Rey mencionado en el Capítulo I y que se convirtió al cristianismo. Él fue precisamente el que comenzó la persecución contra los judíos españoles, ordenando su conversión.

Por último señalar que Yom Kipur es "el sábado de los sábados".





CAPÍTULO VIII - APELLIDOS SEFARDITAS.

Existen familias de criptojudíos en las que Luis Coronas (en su obra "Judios en Jaén en los años inmediatos a la expulsión"), detecta que se enlazan entre sí durante la etapa que analiza. Estas familias se apellidaban Rodríguez, Jaén, Córdoba, Baeza, Hernández, Núñez, Gutiérrez y Soria, entre otros. Apreciará el lector que algunos de estos apellidos han aparecido a lo largo de esta publicación.

En lo relativo a la familia apellidada "Jaén", nos dice que de ella 11 fueron quemados vivos, 5 en estatua y 3 condenados a cárcel perpetua. Del resto tuvo esta familia hasta 135 procesados por la Inquisición.

A través de unos amigos sefarditas, que nos han ayudado y apoyado mucho en nuestros proyectos, Pablo A. Chami y Matilde Gini de Barnatán, hemos sabido que entre los sefardíes actuales existe al menos un apellido que hace alusión a nuestra ciudad. Se trata del apellido "Djaen", que también hemos conseguido descubrir con la variante "D´jaen".

Especial mención queremos dar en este capítulo al Gran Rabino Sabetay Djaen, judio sefardita que fue también poeta, escritor de obras de teatro sefardí y una gran personalidad del siglo XX.

De una forma "casual" o quizá "causal", fue el primer nombre de "Jaén" encontrado en las comunidades sefardíes. A pesar de que Matilde Gini de Barnatán buscó toda su vida a los familiares de Sabetay Djaen, no encontró a ninguno precisamente hasta que el proyecto de la ciudad de Jaén se inició. Quizá el destino quiso enlazar a esa familia con nuestro proyecto y posiblemente también a Matilde, que tan marcada quedó en su infancia por las palabras del Gran Rabino, razón por la cual el nombre de nuestra ciudad despertó desde un principio numerosas emociones e inquietudes en ella.

También Pablo Chami se alegró mucho de encontrar el apellido Djaen y ha trasladado cuantas propuestas y proyectos hemos realizado desde IUVENTA al Centro de Investigación y Difusión de Estudios Sefarditas de Buenos Aires, el CIDICSEF, de lo cual le quedamos muy agradecidos.

Todo constituye una hermosa "coincidencia" que sumada a otras muchas, hacen que en cierto modo todo este proyecto nos haya parecido en algunos momentos que estaba "previsto" por el Destino.

Continuando con el tema de los apellidos, decir que los más frecuentes y utilizados por los sefarditas portugueses regresados a Jaén, encontrados muy repetidamente en documentos por Luís Coronas Tejada ("Presencia y persecución de sefarditas en el Reino de Jaén") son: Rodríguez, Méndez, Núñez, Pereira, Castro, Enríquez, Alvarez, López, Fernández, Silva y Olivera.

El poseer actualmente uno de estos apellidos no significa en absoluto que su portador tenga ascendencia judía, ya que son apellidos también propios de los cristianos. Sería posiblemente difícil descubrir la ascendencia judía con apellidos que son bastante o relativamente comunes. Sin embargo en otros casos, como el apellido Abolafia, que curiosamente abunda en Jaén, encontramos un clarísimo indicio de ascendencia judía.

El apellido "Abulafia" es uno de los más conocidos entre las comunidades sefarditas de todo el mundo y, es realmente curioso, que se haya mantenido casi intacto, "Abolafia", delatando claramente la ascendencia judía de sus portadores actuales en Jaén.

De todos modos tenemos que aclarar que, aún sin una constancia expresa, es más fácil que difícil que cualquier español tenga ascendencia judía. Concretamente en Jaén, hubo momentos en que los judíos llegaron a alcanzar entre el 8 y el 10% de la población total de la ciudad, esto es hasta 2.500 personas aproximadamente. Indudablemente, una Judería enorme.

¿Acaso no está casi asegurada la ascendencia judía y musulmana de la mayoría de los jiennenses?.

Sinceramente, creemos que sí y entendemos que esto, no nos hace en absoluto especiales, sino vivo ejemplo de lo que siempre ha sido España y especialmente Andalucía. Una tierra de brazos abiertos y alma acogedora, de talante universal, que ahora debe recordar los momentos oscuros de su pasado para que nunca, nunca más, vuelvan a sucederse episodios tan desagradables como los relatados en esta publicación.

Intentemos instaurar de nuevo una etapa como la de nuestro paisano Hasday ibn Shaprut, donde se alcanzó un florecimiento cultural, social y económico que ya quisiera España poseer en estos momentos. ¿El secreto?. Tolerancia, respeto, cultura...

La Iglesia Católica ha comenzado ya a instaurar esa nueva línea, con un gesto que nosotros desde aquí queremos alabar. El Papa Juan Pablo II ha pedido perdón, públicamente, por muchos de los errores cometidos por la institución a la que representa. Es verdad que el arrepentimiento no soluciona lo anterior, pero también es cierto que marca una nueva etapa. Que así sea para todos.





©RAFAEL CÁMARA EXPÓSITO.





BIBLIOGRAFÍA.

- "Presencia y Persecución de sefarditas en el Reino de Jaén" - Luis Coronas Tejada.
- "Judios en Jaén en los años inmediatos a la Expulsión" - Luis Coronas Tejada.
- "Comercio, Banca y Judeoconversos en Jaén 1475-1540" - Pedro A. Porras Arboledas.
- "Tiempo y Espíritu" - José de la Vega Gutiérrez.
- "Un Jaenés ilustre, Ministro de dos Califas (Hasday ibn Saprut)" - David Gonzalo Maeso.
- "Un gran médico jiennense en la Corte de Abd-al-Rahman III" (web) - Francisco Bueno García.
- "Juderías y Sinagogas Españolas" - José Luis Lacave - Colecciones MAPFRE.
- "Recetario Jiennense" - José María Suárez Gallego - Diario Jaén, S.A..
- "El Baño Arabe del Naranjo y la formación del Edificio Los Caños" - Vicente Salvatierra Cuenca - Universidad de Jaén..
- "Fiestas y Prácticas Judías en el Talmud y en la tradición" - Ionel Mihalovici - Ed. Rio Piedras.
- "La Inquisición" - Ricardo García Cárcel - Biblioteca de El Sol.
- Conferencia "La figura cumbre en la judería de Jaén. Hasday ibn Saprut" - Guadalupe Saiz Muñoz.
- Artículos sobre la judería en Diario Jaén - Rafael Cañada Quesada.

Y numerosos datos aportados por el investigador Francisco Bueno García, de Málaga, al que le trasladamos nuestro agradecimiento por su cooperación en este proyecto y cuya página web es:

http://es.geocities.com/judios_sefarad

Otras direcciones donde puedes buscar mas información son:

http://www.pachami.com

http://www.iespana.es/SevillaSefarad_es//index.htm/

Edita:

Asociación Socio-Cultural de Voluntariado IUVENTA.
Proyecto "Jaén, camino de Sefarad".

C/ Virgen Inmaculada, 2-A.
23005 - Jaén.
Telf/Fax: 953.27.40.18
e-mail: iuventa@navegalia.com

HASDAY IBN SHAPRUT, "AL-JIANÍ" (el jiennense).

Podemos decir que la historia del judaismo en Jaén ha significado para nosotros un constante cúmulo de sorpresas desde el principio. Si sorprendente fue descubrir que Jaén había tenido una notable comunidad judía en la antigüedad, no menos lo sería saber de la existencia de un barrio judío localizado o de una iglesia que casi con toda seguridad fue anteriormente sinagoga.

Pero si el descubrimiento de esta parte de nuestra historia fue impactante, aún más si cabe sería el encontrar posteriormente el nombre de un judío jiennense en gran cantidad de publicaciones sobre la historia del judaismo español.

No podemos decir que no sabíamos nada de él. Habíamos oído hablar "algo" de un gran médico, un gran sabio, que decían había vivido sus primeros años en la llamada "Casa de los Rincones", e incluso sabíamos su nombre, "ibn Shaprut". Lo que no alcanzábamos a comprender en aquellos primeros momentos era la verdadera importancia de Hasday ibn Shaprut en la historia de los judíos españoles, en la historia de nuestro país y por supuesto, en la historia de nuestra ciudad.

Movidos por el interés de recuperar la historia de los judios jiennenses, introducimos las palabras "judios Jaén" en un buscador de internet, por supuesto que pensando que no aparecería nada en resultados. No fue así, apareció en primer lugar una página web en la que encontramos una frase que nos impactó de nuevo y que decía: "Un gran médico jiennense en la Corte de Abd-al-Rahman III".

Habíamos encontrado un extraordinario artículo del investigador Francisco Bueno García. Internet nos brindaba la oportunidad de sorprendernos y Jaén figuraba en primer plano de una de las vidas más singulares y polifacéticas de nuestro país.

Rápidamente nos pusimos en contacto con el creador del artículo, al que le faltó tiempo para mostrarnos su disposición a colaborar en cualquier acto que supusiera la difusión de la obra de Hasday. Poco más podemos decir del tema, salvo que verdaderamente fue una sorpresa mayúscula descubrir que en Jaén había nacido semejante genio de la diplomacía, la medicina, las letras...y que sin embargo tan pocas personas en esta ciudad conocieran un hecho tan singular e importante.

Con esta publicación intentamos difundir algo de la vida y obra de Hasday, que para nosotros es sin duda el más ilustre jiennense de todos los tiempos, y lo podemos hacer gracias a la desinteresada colaboración de Francisco Bueno García, un malagueño que lleva más de veinte años estudiando el judaismo español y que nos ha "prestado", más bien regalado a los jiennenses, ese artículo que descubrieramos en internet y que tanto asombro causó entre nosotros.

Una redacción tan agradable y cercana como la de Francisco Bueno será sin duda muy valiosa para la difusión de un nombre que no debe permanecer por más tiempo en el olvido. Hasday ibn Shaprut tiene dedicada una importante Calle de Jerusalen a su persona. En Jaen también cuenta con una calle desde hace muy poco tiempo pero ¿No merecería más bien una importante Avenida? ¿No debería Jaén dedicarle un Monumento?...

No somos los primeros en reclamar justicia para Hasday, algunas voces antes que nosotros ya pidieron lo mismo. Hoy, más de mil años después de la muerte de este ilustre jiennense, volvemos a exigir que se difunda su obra y que se convierta en un estandarte, en un orgullo para esta capital de provincia que fue la cuna de una de las vidas más sabias de la historia de España y no se nos olvide, un verdadero ejemplo de convivencia y tolerancia. Un espejo donde mirarse.



IUVENTA
Asociación Socio-Cultural de Voluntariado Iuventa






HASDAY IBN SAPRUT

UN JIENNENSE ILUSTRE



Hace más de mil años nació en Jaén un personaje importantísimo en la historia de la propia ciudad y de España. Su dimensión trasciende la tierra que le vio nacer puesto que fue una figura señera del califato de Córdoba. Trasciende las fronteras de España porque fue embajador de Abd al-Rahman III ante los dos grandes imperios de la época y tuvo una influencia muy importante en las relaciones internacionales. Trasciende su propia dimensión de político pues fue un gran médico e investigador. En mi opinión debe permanecer en el recuerdo, ser admirado por sus paisanos de hoy, no solamente entre los sabios o los historiadores. Por eso accedo gustosísimo a que se editen estas páginas. Sería muy feliz si contribuyen a que los no profesionales de la historia también le admiren, le recuerden y le conozcan.

Digamos en primer lugar algo sobre la época en que vivió Hasday.
Se puede decir que es medianamente conocida la civilización y la vida musulmana en el califato de Córdoba. Se conoce bastante menos la vida de los judíos de España en esa época. Por ello permitidme que os diga unas palabras sobre ellos para situar a nuestro personaje.

Las relaciones entre judíos y musulmanes en la España de los siglos IX y X fueron muy buenas para los judíos y provechosas para los musulmanes.
Al principio de la dominación musulmana los judíos fueron considerados como protegidos de los invasores. Aumentaron en número y en posición social al llegar los nuevos conquistadores.
Fueron gala de la corte de los califas cordobeses. Cultos, versados en todas las ramas del saber, poetas, médicos, farmacéuticos, oradores en lengua árabe, de indiscutible talento político, organizadores, etc., con lo que se ganaron la confianza de los soberanos musulmanes.

Tan grande llegó a ser su fuerza en al-Andalus que hasta aquí se traslada la sede de las grandes Academias de Sura y Pombeditha en Oriente, donde hasta entonces estaban los centros del saber judío.
Al-Andalus se va a convertir en su centro de sabiduría.

Mediado el siglo X se produce un hecho de enorme trascendencia para el judaísmo en general y para el judaísmo español en particular.

Las grandes sedes del saber rabínico y profano estaban instaladas durante siglos en Babilonia. Eran las Academias de SURA Y POMBEDITAH. Ahora se van a trasladar a Córdoba.

En el año 948 se instalan aquí los gaones o rabbanim orientales, Rabbí Mosséh y Rabbí Hannoch, su hijo, creando el Sanedrín de Medina al-Andalus.

La historia es trascendental para la historia de la cultura y del saber en España. Además es preciosa y hasta romántica. No me resisto a contarla.

Los centros intelectuales de Oriente entraban en franca decadencia. El poder económico de aquellas comunidades se había trasladado de lugar por los vaivenes normales, por tanto el sostén pecuniario de las grandes academias era escaso y su situación precaria.
La Academia de Pombeditáh estaba siendo mantenida por los ricos judíos del Cairo y Bagdad. Después del fallecimiento de su mecenas Rabbí Saadía, había dejado de ser tenida como centro del saber talmúdico por falta de lo que hoy llamaríamos apoyo económico.
Después de SIETE SIGLOS en que había sido centro del saber, los habitantes de la Aljama de Sura vieron con pena cómo desaparecía su Academia.
Sus gaonim embarcan con la intención de emigrar a Europa para tratar de restablecer la Academia en un lugar más próspero. Deciden ir a Córdoba, la gran ciudad de los califas omeyas, expoliados y perseguidos en Damasco por sus enemigos abásidas. En Córdoba piensan que van a tener el apoyo de los antiguos omeyas de Damasco y el sustento económico de la gran cantidad de judíos que desde antiguo habitaban España y de los que ahora emigraban continuamente hacia allí al calor de su prosperidad.
Embarcan hacia nuestra tierra pero una gran tempestad en el Adriático les arroja a las costas italianas donde caen en poder de Ebn-Rumahís, Almirante de la Armada musulmana de Córdoba. Son, por tanto, tomados como esclavos de los marinos cordobeses.

El gaonim Rabbí Mosséh Aben Hannoch con su esposa, que debía ser bellísima, y su hijo iban en ese barco y son hechos esclavos.
En el camino de vuelta a Córdoba, embarcados en la nave capitana, ven cómo Ebn-Rumahís se enamora de la mujer de Mosséh Hannoch e intenta cohabitar con ella.
La bella judía no estaba por el almirante y hacía oídos sordos a los requerimientos del marino cordobés. Pero eso, en un barco, esclava del almirante de la flota, delante de su esposo, gaonim de la Academia de Sura y de su hijo, era más de lo que podía soportar. Consultó a su marido, al fin era un gran talmudista, si los que morían en el mar conseguían, también ellos, la resurrección de la carne. El gaonim le dijo que sí y la bella judía, ni corta ni perezosa, se arrojó al mar. Murió mártir de su fidelidad al marido.
Llegan a Córdoba padre e hijo desolados, prisioneros, llorando la pérdida de esposa y madre. Menos mal que la comunidad judía pagó el rescate de los viajeros, como era habitual en estos casos.
Con este rescate la comunidad consiguió la supremacía intelectual sobre el judaísmo del mundo conocido porque, ya en la sinagoga, Hannoch fue reconocido y considerado por su sabiduría e instaló en Córdoba la sede de las academias de Babilonia.
Parece que el marino, cuando se enteró de la talla intelectual y humana de los cautivos que había vendido, quiso subirles el precio cosa que, naturalmente, no consiguió.

Córdoba por esa razón va a ser centro del judaísmo mundial. Los judíos de todas partes vienen a asentarse aquí. Se va a iniciar lo que se llamará EDAD DE ORO DEL JUDAÍSMO EN ESPAÑA.
Multitud de judíos españoles son políticos, escritores, poetas, filósofos, médicos, astrónomos, investigadores durante el califato y los reinos de Taifas. Uno de los primeros y uno de los más importantes es nuestro





JOSÉ HASDAY IBN SAPRUT

Es una figura señera del judaísmo en el califato, sin el cual, probablemente no hubiera sido la misma la corte de Abd al-Rahman III ni su reinado.
Su nombre completo era Abu Yusuf Hasday ben Ishaq ibn Saprut.
Su padre, de Jaén también, era un hombre rico, piadoso y entregado a la fe judía con todo su ser, que había fundado una sinagoga en su ciudad natal, era protector y mecenas de los escritores y sabios judíos.
José nació en Jaén en el año 910 (Otros autores dicen que en el año 915) y desde pequeño fue educado en el estudio de las Sagradas Escrituras y otras ciencias tradicionales judías, en Jaén, naturalmente.
En Jaén existían centros de enseñanza de muy buen nivel. Hasday estudia y se forma en Jaén en las disciplinas que explico ahora.

Desde joven mostró especial interés por las lenguas, a las que se aplicó con gran aprovechamiento.
Aprendió y conocía perfectamente el árabe escrito y hablado, el hebreo y el latín que estudió posteriormente en Córdoba con el clero cristiano. Y como todos los judíos de entonces conocía también el romance. Este conocimiento de las lenguas fue en realidad la llave maestra que le abrió la posibilidad de acceder a la especulación científica y a la investigación de los secretos de la naturaleza, desde donde llegó al conocimiento de la medicina.
No era un experto en la ley judía sino en cuanto lo eran todos los jóvenes cultos de entonces.
Su dedicación fundamental fue la medicina y los idiomas, formación que adquirió en su ciudad natal y que posteriormente ampliaría en Córdoba. Conviene recordar que los estudiantes y posgraduados de al-Andalus iban a Córdoba a ampliar conocimientos, formarse y encontrar el mejor desarrollo en sus carreras.

Era pues un judío culto, médico y también un excelente administrador.
Córdoba era el centro político, intelectual y social. Es natural que un joven recién formado se encaminara a la gran ciudad, donde por su formación y dotes naturales, se dedica a la investigación médica, lo que le permite más tarde entrar a formar parte del círculo de cortesanos del gran Abd al-Rahman III.



HASDAY FUE UN GRAN MÉDICO.

Como médico, en Córdoba, llegó a tener alta reputación. Sus curaciones llegaron a la Corte y al mismo Abd al-Rahman que le tuvo como médico y como consejero.
Fue también un científico, farmacólogo, reinventor del medicamento más útil de entonces, la triaca, una medicina polivalente antivenenos, ya conocida desde antes de Cristo, de la que se perdió la fórmula en el Imperio Romano. Hasday la redescubrió.
Con la ayuda de un monje cristiano, llegó a ser un preparadísimo investigador y médico. Tenía el jiennense pocos años y este descubrimiento le valió para acercarse al Califa.
Fue investigador y traductor de obras científicas y médicas.
Voy a copiar un párrafo que escribió Ibn Gugul y que demuestra cómo en las embajadas de entonces contaba lo científico y el papel de los sabios en estas delegaciones:

Abd al-Rahman recibió de Romano, emperador de Constantinopla, creo que en el año 948, una carta acompañada de presentes de gran valor, entre los que se encontraba el tratado de Dioscórides: (De Materia Médica) que estaba iluminado con magníficas miniaturas griegas y escrito en griego que es la misma lengua que el jonio.
Este envío contenía también el Libro de la Historia de Orosio relativa a los hechos pretéritos, a los antiguos reyes y a los acontecimientos importantes.
El emperador decía en su carta a al-Nasir (Abd al Rahman):
"No puede obtenerse provecho del Dioscórides más que con un traductor avezado en el griego y que conozca las propiedades de esas drogas.
Si tienes en tu país a alguien que reúna estas dos condiciones, sacarás, oh rey, la mayor utilidad de este libro. En lo que se refiere al libro de Orosio tienes en tus estados, latinos quienes pueden leerlo en su lengua original; si lo entregas lo traducirán al árabe."
Entre los cristianos de Córdoba no había nadie capaz de leer el griego, que es el jonio antiguo. En consecuencia el libro de Dioscórides se quedó en la biblioteca de Abderrahman al-Nasir sin ser traducido al árabe: estaba en al-Andalus, pero sus habitantes utilizaban la tradución de Esteban, procedente de Bagdad.
Cuando al-Nasir contestó a Romano, le pidió que le enviase a alguien que hablara el griego y el latín para que enseñara estas lenguas a sus esclavos que así se transformarían en traductores.
El emperador Romano le envió entonces un monje llamado Nicolás que llegó a Córdoba en el año 951.
Había entonces en esta ciudad una serie de médicos que investigaban, indagaban y buscaban con avidez el modo de determinar los nombres de los simples que figuraban en el Dioscórides y de los cuales aún no se conocía su equivalente árabe. El más interesado y diligente de todos estos médicos era el judío Hasday ben Basrut, quien así procuraba complacer a Abderrahman al-Nasir.
El monje Nicolás pasó a ser para él la persona más íntima y apreciada. Así pudo comentar los nombres de los simples del libro de Dioscórides que aún eran desconocidos.

El libro de Dioscórides contenía los conocimientos farmacéuticos de Grecia, con la descripción de seiscientas plantas, aceites y piedras medicinales. Era un tratado de farmacología. Tengo su traducción moderna y es muy bonita su lectura. Parece un tratado al uso de curanderos actuales, indicando las propiedades curativas de cada planta, su aplicación según los síntomas, las enfermedades y las terapéuticas adecuadas.
Por cierto que las traducciones de la obra de Dioscórides impulsaron enormemente el saber farmacológico y sus aplicaciones terapéuticas. En esta labor de divulgación e investigación de la obra de Dioscórides sobresale un gran médico malagueño, de religión musulmana y por tanto un desconocido para nosotros. Me refiero a Ibn-al-Baitar.

Hasday se sirvió del monje Nicolás para perfeccionar las traducciones del Dioscórides, también de maestro en sus investigaciones médicas y probablemente le ayudó también a descubrir la triaca. Lo cual no era poca cosa. Redescubrir un medicamento de ese calibre debió suponer a Hasday un empuje enorme científico y político.
Se puede decir que el monje Nicolás le dio un empujón definitivo en su carrera.




SIRVIÓ A SU REY COMO FINANCIERO Y DIPLOMÁTICO

Su capacidad como médico marcó el inicio de su carrera política. Abd al-Rahman III descubrió las dotes financieras que poseía como buen judío y le hizo Jefe de Aduanas del Califato. Su trabajo consistía en cobrar los impuestos a los barcos que entraban o salía de al-Andalus. Este impuesto vino a ser la partida más importante del presupuesto del califato.

El Califa, seguramente por ser medio vasco, estaba menos apegado a la nobleza árabe que sus predecesores. Ya había tenido a su lado a un cristiano. Nombró Secretario de Cartas Latinas a Samsón, abad de Peñamelaria y rector de la iglesia de San Zoilo. Luego, este mismo cargo lo confió a Hasday. Quizá el Califa deseaba más ser secundado en sus proyectos por todo su pueblo, que era multicultural, que ganarse a la nobleza árabe.

Hasday era de fácil y agradable palabra, de dulces maneras, amena conversación y de carácter franco. Se ganaba enseguida a la gente.
Posteriormente fue nombrado algo así como Jefe de Protocolo. Él dice que:

a través de mí, los magnates extranjeros ofrecen sus regalos al monarca.

El conocimiento del latín le sirvió para que el monarca le necesitara en todas sus relaciones con los reyes cristianos del norte de España. El latín era muy necesario para el califa cordobés en toda su relación con el resto del mundo civilizado no musulmán.

En el año 940 Hasday es enviado por Abd Al-Rahman III a Barcelona.

Su misión consistió en intentar hacer la paz con Suñer, que era el señor de la ciudad. Suñer era hijo del franco Wifredo, enemigo natural del califa cordobés. Para apoyar las gestiones de Hasday se había hecho que la escuadra cordobesa con base en Pechina se acercara a Barcelona con los ánimos que os podéis figurar. Los barcos llegaron el 19 de julio pero Hasday había resuelto el problema de manera diplomática por lo que la flota contuvo sus ansias de ataque y volvió hacia sus bases almerienses.
Hasday quería que todos los notables de Barcelona se sometieran a Abd Al-Rahman y uno detrás de otro fueron firmando la paz.

En septiembre vuelve a Barcelona con la petición de que los notables catalanes dejen de ayudar a cualquier cristiano que no esté en paz con el califato Conseguido su propósito ofrece ayuda en alimentos y armas a sus aliados.

En el año 944, Abd-al-Rahman recibió una embajada de Constantino VIII, Emperador de Bizancio, que buscaba apoyo del Califa para asegurarse en el trono. Constantino solicitaba que se renovasen la alianza y la amistad que sus antepasados habían tenido con los Califas de Bagdad.

Los enviados del rey de los griegos fueron recibidos con mucha ostentación en el magnífico pabellón del jardín Grande del Palacio de Medina Az-Zahrá que estaba cubierto de preciosos velos de seda verde y oro: el rey Abd al-Rahman estaba acompañado de su hagib, guazires y alcatibes y rodeado de una brillante guardia de esclavos. El rey de los griegos enviaba sus cartas , escritas en oro y azul en finas vitelas, encerradas en una caja de oro, grabadas en sus extremos unas imágenes de Jesús (bendito sea) y del Emperador Constantino.
En esta embajada, a petición probablemente del Colegio Médico de Córdoba, enviaba Constantino un ejemplar del Dioscórides traído por el monje Nicolás del que he hablado.
Hasday acompañó permanentemente a los embajadores, fue su intérprete y estuvo siempre con ellos hasta despedirlos, con lo que consiguió su amistad y aprecio haciendo que su fama llegara hasta Constantinopla.

Después se recibe en Córdoba embajada de Oton, Emperador de Aquisgrán. Era el año 956.

Como se ve todos los grandes imperios pasan por Córdoba. Y de nuevo Hasday recibe encargo del Califa de atenderlos, escucharlos e interpretarlos.
Las relaciones entre ambos, Abderrahman y Otón eran bastante tensas debido a filtraciones de unas cartas en las que se insultaban y menospreciaban sus respectivas religiones.
Un asunto así de peliagudo hubiera acabado en guerras o ajusticiamientos si no es por Hasday que, con el pragmatismo judío, hizo que los legados entregaran sus regalos respectivos y se destruyeran las cartas que podían crear problemas.
Los embajadores de Otón, encabezados por Juan de Göritz, querían buscar paz y alianza entre ambos imperios así como pacificar las fronteras entre al-Andalus y el Imperio de Otón. Y vuelven satisfechos de su misión y de la perspicacia y buen hacer de Hasday.





Pero la embajada más famosa de Hasday le llevó a Pamplona.

Os cuento.
Había un rey en León que se llamaba Sancho I, el Craso, que debía estar bastante gordo y encima era vano y orgulloso.
Tan gordo estaba que no podía ni montar a caballo, ni andar sin ayuda de alguien, ni moverse.
Naturalmente un rey de la época, y también de ahora, en estas condiciones era motivo de burla. Le echaban en cara que estaba tan gordo que no podía ni discurrir. En una palabra, que era gordo, tonto y engreído.
Los nobles de León no podían soportar tal cosa y, apoyados e instigados por Fernán González, el hacedor de reyes, se propusieron echar del trono a un rey al que consideraban ridículo.
Montaron el motín al caso y un día de la primavera del año 958 lo echaron del reino y pusieron en su lugar a otro impresentable, Ordoño IV, primo hermano de Sancho, que era jorobado, un poco pelotas, (más adelante os contaré por qué digo lo de pelotas), vil y perverso. ¡Una joya!
A partir de entonces comenzaron a llamarle Ordoño el Malo. Sencillamente lo eligieron porque era el único varón adulto de la familia real.
Pero no contaban con una abuela, la de Sancho I, que era nada más y nada menos que Doña TODA, reina de Navarra, que hasta había luchado contra Abd al-Rahman en una batalla en la que los militares árabes se declararon en huelga porque querían más protagonismo. Doña Toda, con esta manita de los militares árabes, había vencido a Abd al-Rahman.
La DOÑA era de armas tomar, sabia, astuta, hábil para tender estratagemas y encima de palabra facilona y dulce.
Una señora de esta calibre no podía consentir que echaran a su nieto, así por las buenas y pusieran de rey a su sobrino nieto. Decidió poner manos a la obra para que D. Sancho recuperara su reino de León.
Comenzó buscándose un poderoso aliado que le resolviera su problema desde el punto de vista militar y al mismo tiempo un médico que metiese en cintura la cintura del rey Sancho, causa de todos sus males.
Y Doña Toda sabía que ambas cosas las iba a encontrar en Córdoba, con quien había estado en guerra más de treinta años, asolándose mutuamente -Navarra y Córdoba- valles, viñedos, caseríos y cortijos. Allí fue a pedir auxilio aunque le costara en su orgullo decidirse. Un nieto es un nieto.
Doña Toda envió mensajeros a Córdoba que, nada más llegar y entrevistarse con el califa, consiguieron su objetivo. Abd al-Rahman se tomó el asunto en serio y envió a Hasday a Pamplona. El judío colmaba las apetencias de la reina abuela. Era el mejor médico y el mejor diplomático de Córdoba.
Hasday enseguida se puso en camino hacia Pamplona. Y nada más llegar, hacerse cargo de la situación entrevistándose con abuela y nieto, el judío se empleó a fondo en convencer a Toda y Sancho de que los aparatos de diagnosis y tratamiento los tenía en Córdoba y que era necesario viajar a la capital del califato para ponerse en tratamiento.
Eso sí, indicó a D. Sancho la conveniencia de hacer a pié el trayecto Pamplona-Córdoba.
Acababa de llegar y los polvos del camino le dieron la idea.
Pensaría:
-A este lo meto yo en cintura. ¡Ale, p'abajo, andandito, verás cómo llegas a Córdoba!
Algo cuco, ¿no? Así cualquiera. No le aconsejó que empezara con unos paseitos bajo los árboles, al fresco. Nada, radical. ¡A ponerse en viaje!
La verdad es que Abd al-Rahman quería ver a los dos reyes, abuela y nieto, en Córdoba, humillados y pidiendo árnica. ¡Qué gustazo!
Cuando Hasday, Sancho y Toda aparecieron por Córdoba le dieron a Abderrahman en todo el gusto. La sinagoga entera salió a recibirles. Y, por supuesto, la nobleza árabe y todo el pueblo.
Fijaos qué recochineo. Un califa, mitad omeya mitad vasco, que recibe a una navarrica, reina, del porte de Doña Toda, acompañada de su nieto quejumbroso y gordinflón, pidiéndole medicina y armas. Seguro que les miraría por encima del hombro para escuchar sus súplicas de ayuda.
Les dio un recibimiento especialmente solemne.

Daba el Califa a los reyes deslumbradora y estudiada audiencia en su magnífico alcázar de Az-Zahrá. Sustentado este en cuatro mil columnas de preciosos mármoles y de elegantísimas formas, mostrábase cubierto de ricos artesonados y admirables domos, construidos todos de incorruptible alerce, pintados de azul y oro y exornados ya de gallardas y afiligranadas ataujías, ya de realzados y esmeradísimos follajes, donde se revelaba, como en todo, la ejercitada e inspirada mano de los artistas bizantinos... Un cisne de oro, sobre el cual pendía desde la elevada media naranja la insigne perla de Al-Nasir, regalo, como el cisne, de los Emperadores de Bizanzio, coronaba en la ostentosa tarbea denominada del Califa, la más gallarda y delicada de todas estas fuentes, cuya taza enriquecían muy acabados relieves de bellas representaciones plásticas.

("Recuerdos y bellezas de España" de Pedro de Madrazo)

Esta descripción nos acerca a la belleza del palacio del Califa y a la grandeza de una época que fue de enorme prosperidad para España y que hoy parece que no fue nuestra España.

Decía que una negociación de estas hay que dejársela a un judío.
En primer lugar, entre hierbas y caminatas, D. Sancho se puso como un junco.
Y, con un rey decente y soldados califales en la frontera, D. Sancho I, el Craso de nombre, pero ya del porte de un gitano señorito, fue repuesto en su trono.
Hasday les cobró como minuta por la consulta DIEZ FORTALEZAS.
¡Para que luego digan que los médicos de hoy cobran demasiado con veinte mil asquerosas pesetas!

Bah, no soy exacto. Las diez fortalezas eran el pago por las artes de Hasday y por las armas de Abd al-Rahman. Por cierto que al poco muere este y, naturalmente, no le pagaron la minuta. ¡También entonces había morosos! Tres años después, Al Hakem II, que era el hombre pacífico, reclama el débito. Y como no tenían intención de pagar, mandó que se prepararan los generales para otra campaña. Sancho, delgadito y ya rey no estaba por cumplir alianzas ni pagar minutas. Y encima, Ordoño el Malo, el primo jorobado pelotas de que os hablé antes, va a Al Hakem a pedirle árnica a ver si el hijo devuelve en el trono al que el padre había quitado. El relato de la embajada de Ordoño a Córdoba, las pelotas que hizo a Al-Hakem y el poco caso que este le hizo, son de risa. El califa pensaría que con gente así mejor no vérselas. Menos mal que el jorobado murió al poco, que si no la lía.

Y, naturalmente Hasday consiguió prestigio, parabienes y poesías.
Os copio una de Dunas ben Labrat compuesta en honor de Hasday y celebrando la victoria que supuso para el califato recibir este encargo médico-diplomático-militar:

Compón un poema de alabanza
en honor del Principe, jefe de la Academia,
que destruyó totalmente las fuerzas extranjeras.
Está ceñido de gloria y majestad
revestido de la ayuda divina.
A los insolentes arrebató diez fortalezas
e hizo una gran poda
entre cardos y espinos.
Trajo al hijo de Ramiro
a príncipes y sacerdotes.
A un señor, caballero y rey,
lo trajo como un peón,
bastón en mano,
a un pueblo enemigo suyo;
arrastró también a la simple
la anciana Toda,
que reviste la realeza
como los varones,
con la fuerza de su sabiduría
con el poder de sus argucias,
con la multitud de sus estratagemas,
con la dulzura de sus palabras.





HASDAY MECENAS DE LA CULTURA

Hasday, con su prestigio y riqueza, impulsó los centros de enseñanza judaica, independiente de los gaones de oriente. Este paso fue importantísimo pues equivalía a dotar de universidades a Córdoba y otras ciudades de al-Andalus.
(Por cierto que hace poco he estado en Córdoba y vi un tríptico celebrando los 25 años de su Universidad. Seguramente habría que tener más perspectiva histórica y reconocer que tiene más de mil años. ¿En qué Universidad estudió Almanzor? ¿En cuál estudió Maimónides?)

Hasday es el alma de la reinstauración en Córdoba de las academias de Oriente.
Se sabe que, por su relación con esas academias, recibió un tratado de astronomía sobre la esfera celeste y un curso de los astros a base de instrumentos adecuados de medición del firmamento. En esa tradición beberían posteriormente los grandes astrónomos judíos como Maimónides, posteriormente los de la Academia de Toledo en tiempos de Alfonso el Sabio y más adelante Abraham Zacuto. Todos estos estudios e investigaciones dan base a los descubrimientos y las grandes navegaciones.
Impulsó también la cultura fundando una especie de Escuela de Filología Hebrea, en Córdoba, para lo que trajo a un sabio judío de Tortosa, pagándole espléndidamente. Al principio, luego, por alguna razón, tuvieron enfrentamientos bastante graves de los que evidentemente quedó malparado el tortosano.
La ciencia hebraico-andalusí, por esa razón, va a ir cobrando un esplendor jamás pensado, desarrollándose al amparo de una autoridad que le da apoyo y fuerza.
Intervenía en cuanto le era posible en favor de las comunidades judías y hacía labor cultural a favor de todo el judaísmo, apoyando económicamente las escuelas rabínicas, comprando bibliotecas o mandando escribir libros sobre asuntos que consideraba de interés.

Hasday alcanzó una posición de relevancia política como ningún otro judío había logrado jamás en España.

Abd al-Rahman, en base a sus mérito, le nombró príncipe, "nasi", de las comunidades judías de al-Andalus.
Este nombramiento y todas las consideraciones que recibió Hasday consiguieron elevar grandemente el nivel del pueblo de Israel en el califato.
No sabemos exactamente cuales eran los poderes de un nasi, pero desde luego los judíos, sus coetáneos, consideraron su nombramiento como una intervención divina y ciertamente, entre otras cosas, era el juez supremo de los de su raza y el encargado de velar por la prosperidad del pueblo de Israel, no solamente en al-Andalus sino también más allá de sus fronteras.







HASDAY EN LA POLÍTICA GLOBAL

La relación de Hasday con las comunidades judías no hacía solamente referencia a las de al-Andalus sino que se extendía a todos los puntos de la tierra.
Y sus objetivos eran extensísimos. Obtenía la más completa información acerca de todas las comunidades judías de la diáspora. Esta información era de suma importancia para Abd al-Rahman ya que le tenía al tanto de lo que le pudiera interesar política o militarmente acerca de reinos lejanos en los que existieran comunidades judías.

Se conserva una carta del rey de los jezares en la que el califa obtiene una amplísima información acerca de la importancia cultural, económica y política de aquel reino, así como de su ejército, ingresos de la corte y relaciones internacionales. Y eso de una tierra situada entre el mar Caspio y Crimea. ¿Qué no conocería del reino de León?
Existía la creencia entre los judíos de entonces de que el reino de los jezares estaba regido por leyes judaicas y por un rey de esta raza.
Evidentemente Hasday intenta conocer la verdad del asunto y ello por múltiples razones. Tenía verdadera ilusión por encontrar ese reino de Israel. Ese sitio donde Israel no viviera en la servidumbre.

Si ello sucediera yo renunciaría a los honores y a las dignidades. Todo lo abandonaría, y salvando montes y valles atravesaría tierra y mar para tener la gloria de arrodillarme ante un rey de la casa de Israel, gozarme en su grandeza y admirar su poderío...

Tan grande era su deseo de encontrar un reino de Israel que estaba dispuesto a abandonar su posición de privilegio en España para contribuir a ese proyecto en alma y vida.
Así que envía allí cartas y mensajeros con el ánimo de conocer la verdad y confirmar o no la añoranza de haber encontrado, por fin, una tierra prometida.
Descubrió desilusionado que había muchos judíos en aquél reino y con mucha influencia, quizá como en España, pero comprobó que no había allí un reino judaico ni aquella era una tierra de promisión.

También mantuvo importantísimos contactos con los judíos del sur de Italia.
Conoció por ello las persecuciones que sufrieron los de su raza en Italia por parte del emperador bizantino Romanos Lecapenos, en los años 919 al 944 en la que les mandaba que, o se convirtieran, o se atuvieran a las consecuencias.
Hasday ayudó a los italianos intercediendo ante el emperador bizantino con dos cartas escritas en hebreo, una a la emperatriz Helena y otra a Constantino Porfirogéneta. Hasday les dice que si atienden bien a los judíos de Italia, en al-Andalus atenderá él bien a los cristianos. La súplica del judío fue atendida.





CONSTA TAMBIÉN QUE HASDAY INTERVINO EN FAVOR DE LOS JUDÍOS DEL SUR DE FRANCIA

Es otra historia asombrosa que os voy a contar.

Resulta que el rey de Toulouse era vasallo del gran reino germano y en la ciudad había una tradición que, ríete tú de la cabra que tiran desde la torre en España o la del pobre borriquillo del Peropalo en la Vera.

En la Víspera de la Pascua, quoniam parasceve erat, un judío debía presentarse a las puerta de la catedral y ofrecer treinta libras de cera para encender velas mientras se cantaba el Exultet iam angelica turba coelorum .
Se trataba de recordar y expiar con humildad evangélica el relato de las treinta monedas de Judas.
El judío seleccionado para la ceremonia se situaba en la puerta de la catedral y cuando se acercaba al obispo para presentar la ofrenda de la cera, el obispo debía darle cera.
Digámoslo vulgarmente. El obispo respondía a la cera del judío dándole un cachete, un güantazo, vamos, o un poco de cera en el sentido figurado de la palabra. Eso sucedía cada año.
Pero hete aquí que un año, o el judío era debilucho, o el obispo estaba más cachas de lo normal, o sus ímpetus antijudíos era de los de toma pan y moja, el caso es que, en vez de dar al judío un cachete humilde y evangélico, le dio tal hostia que el pobre el pobre las espichó.
Se armó la de San Judas Tadeo, naturalmente con la matización de que el muerto había sido un judío.
Es natural que los judíos de Toulouse se indignaran. Llegaron a escribir una carta a Hasday a ver si el prócer tomaba cartas en el asunto.
Hasday escribió al emperador germano, rogando, suplicando, que dejaran esa bárbara costumbre y devolvieran al judío, a cambio de la cera, algo comestible, o al menos algo no tan amargo como lo que recibían.
No consta que en este caso la súplica de Hasday surtiera efecto. En primer lugar porque el primer efecto estaba hecho y nadie iba a resucitar al difunto. Y en segundo lugar porque las tradiciones populares, durante un Sábado Santo no las va a quitar un judío, por más que el jiennense fuera un prohombre.
Mientras encontraron judíos, estos seguían dando cera, y, evidentemente, recibiendo cera.
La historia es cierta. No penséis que me la he inventado. No me hagáis dar bibliografía que no es el caso.

La fama de Hasday hizo que inmigraran a España cantidad de judíos que estaban asentados en Marruecos, especialmente en Fez, donde a la sazón estaban sufriendo bastante. Muchos judíos cruzaron el Estrecho y aquí se asentaron.

Fue el hombre más influyente del mejor Califa.

De nuevo encontramos repetidas varias cosas. El judío sabio que ayuda a su rey, que amasa prestigio y riquezas y al que su pueblo, el de la ciudad que le vio nacer y donde aprendió sus primeras letras, dio sus primeros pasos, ha olvidado.
Hasta ahora era muy difícil que, fuera del ámbito de los estudiosos, en Jaén se conozca a tan ilustre paisano. Cuando comencé a interesarme por el personaje pregunté y nada. Ni una calle, ni una estatua, ni un recuerdo.
Habrá que agradecer en nombre de la ciudad a la Asociación Iuventa por su interés en divulgar el conocimiento de uno de los más importantes personajes que ha dado Jaén. No se puede olvidar a los grandes personajes de nuestra tierra.
Seguramente el Colegio Médico de Jaén debería hacer algo por recordar a uno de sus más ilustres hombres.
Seguramente la Universidad de Jaén debería también recordarle.
Habrá que hacer algo, pregonar a los cuatro vientos que no se puede tratar de esa manera a uno de los hijos más ilustres de una ciudad.

©Francisco Bueno García.



"Bibliografía sobre Hasday y sobre los judíos en España en la página web del autor: http://es.geocities.com/judios_sefarad"

Ruta Judería de Jaén

Ruta Judería de Jaén Introducción

Siguiendo el itinerario descrito en esta ruta, el visitante podrá conocer un poco de la extensa historia del judaismo en la ciudad de Jaén, así como su importante repercusión en los diferentes aconteceres históricos de la villa.

Aconsejamos a todos/as aquellos/as que se animen a conocer esta ciudad desde la óptica de su historia judía, a que también se adentren en el conocimiento de los numerosos edificios históricos que encontrarán en su camino, entre ellos la Catedral de Jaén, sin duda una de las más hermosas de España, o los extraordinarios Baños Arabes, que cumplen este siglo mil años de antigüedad.

Para los que han viajado hasta Jaén en vehículo particular, les recomendamos su estacionamiento en el aparcamiento de la Plaza de la Constitución o el de La Merced, desde donde se podrán desplazar a pié hasta la cercana Plaza de Santa María, punto de inicio de esta Ruta.

A modo de introducción, tenemos que destacar que la presencia judía en Jaén se remonta al año 612 de la Era Común, si bien parece, a pesar de la falta de constancia documental, que fue bastante anterior a esta fecha. Durante muchos siglos los judíos habitaron estas tierras, bajo dominio arriano, católico y musulmán, hasta que tras las graves persecuciones de 1.391, la Judería jiennense sufre un fuerte revés y sus calles se convierten en un barrio de judeo-conversos, que pasó a denominarse “Barrio de Santa Cruz”.

A pesar de estos lamentables sucesos, continuará existiendo una gran población judeo-conversa que, aparentando ser cristiana, conservará en secreto sus tradiciones ancestrales y la observancia a las Leyes de Moisés. Precisamente esta importante presencia de “judaizantes” será lo que dará lugar a la creación del Tribunal de la Inquisición de Jaén en el año 1.483, fecha en la que también se ordena la expulsión de los judíos andaluces (a diferencia del resto de la península, que se producirá en 1.492).

Posteriormente y hasta bien entrado el siglo XVIII, encontramos en los procesos inquisitoriales a diversos personajes de la sociedad jiennense, que todavía mantienen en secreto su condición de judíos e, incluso, una importante inmigración de judíos sefarditas procedentes de varias localidades portuguesas, que curiosamente sienten una especial predilección por afincarse en Jaén, quizá por ser descendientes de aquellos judíos que fueron expulsados de la ciudad en siglos anteriores.

12 siglos de presencia hebrea en esta ciudad, cuya historia es fiel reflejo de la España de las Tres Culturas. Precisamente fue en Jaén donde nació Hasday ibn Shaprut, el primer judeo-español que brilló con luz propia en la historia de la península ibérica. Destacado cortesano de dos califas cordobeses, él será punto de arranque para la denominada “Edad de Oro de los Judíos Españoles” y también uno de los pilares fundamentales para el comienzo de la etapa más esplendorosa de la mítica España de las Tres Culturas.

ITINERARIO

Esta interesante y sugestiva “Ruta por la Judería de Jaén”, comienza en la popular Plaza de Santa María, antiguo corazón de la ciudad en el que emerge poderosa la Santa Iglesia Catedral de Jaén, edificada según traza de Andrés de Vandelvira y considerada uno de los mayores exponentes del Renacimiento Andaluz. Precisamente, parece que fueron numerosos los judeo-conversos que ostentaron el cargo de Administradores de la Catedral, y fue en este solar donde nació el germen de los tristemente famosos Estatutos de Limpieza de Sangre de la Catedral de Toledo.

Antes de que el Cardenal Siliceo redactara el Estatuto de Limpieza de Sangre en Toledo, el Cabildo Eclesiástico de Jaén, imitando a ciertas cofradías de la ciudad, dictó una ordenanza en la que se vedaba la entrada a todos los que no acreditaran ser “cristianos viejos”, en los oficios y dignidades de su Iglesia. El “cristiano viejo” era aquel que no tenía ascendencia judía ni musulmana.

Posteriormente en Toledo, el 23 de Julio de 1.547, en Cabildo de Canónigos de esa Catedral, se copió lo dictado en Jaén y nacieron los lamentablemente famosos Estatutos de Limpieza de Sangre de la Catedral de Toledo. Hubo otros Estatutos de Limpieza de Sangre también anteriores a los de Toledo, sólo que fue el de esa ciudad el que en realidad fijó y marcó unas actuaciones más precisas y tajantes, y éste estuvo inspirado en Jaén.

Merece la pena visitar el interior de este templo que guarda preciados tesoros y la valiosa reliquia del Santo Rostro de Cristo. De hecho todo el edificio fue concebido por el arquitecto como un gran Relicario del Santo Rostro.

Otros edificios destacables en esta plaza de Santa María son el Ayuntamiento de la ciudad y el Palacio Episcopal, donde antaño debió residir Diego de Deza, que ocupó, paralelamente a su condición de Obispo de Jaén, el cargo de Inquisidor General como sucesor del mismísimo Tomás de Torquemada. Igualmente, sabemos por algunas fuentes que a finales de 1.502, el “Consejo de la Suprema y General Inquisición”, máximo órgano colegiado de la misma, mantenía sus reuniones en la posada del Obispo de Jaén.

Por último debemos destacar que era en esta plaza dónde se desarrollaban los Autos de Fe del Tribunal de la Inquisición de Jaén, que se fundó en 1.483, el tercero de España tras los de Sevilla y Córdoba, sin duda, por el elevado número de judeo-conversos que habitaban en la ciudad.

Continuando por la calle Maestra, a pocos pasos de su inicio y en el margen derecho, encontramos una hermosa Hornacina con un Crucificado conocido popularmente como “Cristo del Amparo”, el cual, según la tradición, se apareció en dicha pared cuando un grupo de judíos intentó profanar una procesión que marchaba con dirección a la Catedral.

Es precisamente esta calle Maestra, eje principal del comercio desde antaño, una calle donde las leyendas despectivas contra los judeo-conversos tienen especial significación, sin duda en base a la elevada población de este tipo que pobló la zona con sus tiendas y oficinas. Quizá por eso también sea conveniente transitar por alguna de las callejuelas que circundan la calle Maestra, especialmente la evocadora calle Arco del Consuelo, típico adarve musulmán que hoy alberga algunas de las tascas más antiguas y típicas de la ciudad.

Volviendo a la calle Maestra, encontramos frente a la Oficina de Información Turística, un edificio que actualmente alberga el Palacio Municipal de Cultura. En este inmueble encontraremos los restos del que fuera Palacio de D. Miguel Lucas de Iranzo, Barón, Conde y Condestable de Castilla en tiempos de Enrique IV “El Impotente”.

El Condestable Iranzo fue un destacado defensor de los judeo-conversos y los gitanos, hecho que le llevó a un trágico final cuando, el 21 de Marzo de 1.473, fue asesinado en la Catedral de Jaén por “cristianos viejos”. Aprovechando el vacío de poder, tras la muerte del Condestable, el pueblo lleno de ira, se dirigió en masa hacia los barrios de los conversos quemando sus casas y asesinando a cuantos encontraban en su camino.

Es de destacar en este Palacio los restos del denominado “Salón Mudéjar”, que cuenta con un hermoso artesonado de estilo gótico-mudéjar, que le hizo valedor de una declaración como Monumento Histórico-Artístico.

Casi al frente de la fachada de este Palacio del Condestable Miguel Lucas de Iranzo, encontramos la calle Madre de Dios, por la cual ascenderemos en busca del Arco de San Lorenzo.

El Arco de San Lorenzo es lo que resta de la antigua Parroquia de San Lorenzo, de estilo gótico-mudéjar. Este edificio condensa en pocos metros cuadrados una gran cantidad de historia. Atendiendo al tema que nos ocupa en esta Ruta de la Judería, hemos de destacar que fue en esa antigua Parroquia de San Lorenzo donde estuvo expuesto a la devoción popular, en sus primeros tiempos, el lienzo conocido popularmente como “Cristo de la Tarima”, que también aludía a una curiosa leyenda con la que posiblemente se pretendía el desprestigio de la comunidad judeo-conversa que, como dijimos anteriormente, poblaba la cercana calle maestra y aledañas con sus tiendas y comercios.

El Arco de San Lorenzo es Monumento Nacional y en su interior es de destacar especialmente la capilla de la planta baja, con unos hermosos azulejos moriscos y yeserías. En dicha capilla se encuentran enterrados Juan de Olid, secretario del Condestable Iranzo, y su esposa, Isabel Reléndez. Actualmente es sede de la Asociación Cultural “Amigos de San Antón”.

Volviendo a la calle Maestra, continuaremos en dirección hacia el antiguo barrio judío siguiendo la calle de Martínez Molina, que se presenta como una continuación de la anterior y es uno de los dos ejes principales del Casco Antiguo de Jaén. Continuaremos nuestro camino hasta que lleguemos a la altura de la calle San Andrés, que encontraremos a la derecha.

Bajando esta calle y a escasos metros, encontraremos la fachada de la Iglesia de San Andrés, que parece fue sinagoga, algo que nos recuerdan en su interior unos hermosos arcos túmidos, muy similares a los de otras sinagogas españolas, así como otra serie de detalles que indican su pasado como templo judío. La propia sobriedad de su fachada a la calle San Andrés, parece evocar las normativas medievales que obligaban a los judíos a que sus sinagogas tuvieran un aspecto más austero que el resto de las iglesias de la localidad. No podemos dejar de destacar del interior de esta Iglesia una extraordinaria Reja, obra del Maestro Bartolomé.

Para poder acceder a este edificio es preciso concertar la visita previamente en el teléfono 953.23.74.22.

Además de una hermosa Iglesia, encontraremos en el interior una serie de dependencias anejas, que forman parte de la Cofradía de la Limpia Concepción de Nuestra Señora, conocida popularmente como “Santa Capilla”, de fecha muy posterior a la construcción del templo. Precisamente fue esta Cofradía una de las preferidas a la hora de efectuar donaciones por parte de la comunidad judeo-conversa jiennense.

Para conocer el entramado urbanístico del barrio judío de la capital, basta con acercarse a través del cercano Callejón del Gato a un conjunto de calles que solo cuentan con tres salidas al exterior, coincidiendo plenamente con la descripción que Torres Balbás hace de las juderías españolas en las ciudades hispano-musulmanas, si bien es de destacar que esta zona se encuentra en proceso de recuperación y que actualmente está sumamente degradada, precisamente, como consecuencia de ese urbanismo que la configura como una manzana independiente y apartada del resto del conjunto urbano. Esta configuración urbanística era la utilizada por los judíos españoles como medida de protección ante los posibles ataques de sus enemigos.

Según algunas fuentes, la Judería de Jaén pudo alcanzar en algunos momentos entre las 2.000 y 2.500 personas. A finales del siglo XIII aparece citada en el Padrón de Huete pagando unos tributos no muy distantes de la judería cordobesa. En ese mismo siglo fue cuando el Rey Pedro I “El Cruel”, durante las significadas luchas fraticidas con Enrique de Trastamara, permitió, a cambio de apoyo para su causa, el cautiverio de los judíos jiennenses por parte del reino musulmán de Granada. Se sabe que la ciudad contaba por aquel entonces con unas 300 familias, aproximadamente unos 1.500 judíos. No se sabe si todos fueron vendidos, pero si que fue una durísima prueba para la Judería de Jaén.

Tras las graves persecuciones de 1.391 y al igual que ocurrió en otras muchas juderías españolas, esta zona se convirtió en un barrio de judeo-conversos. Una de sus sinagogas se convirtió en la que se llamó Parroquia de Santa Cruz. El escaso interés mostrado por los sacerdotes hacia ese barrio queda patente en el hecho de que esa parroquia sólo tenía culto cada tres meses.

Volviendo nuestros pasos hasta la calle Martínez Molina, continuaremos nuestro camino hasta la Plaza Santa Luisa de Marillac, conocida popularmente como “Pila del Pato”, en alusión a la hermosa fuente que encontramos en la misma. En esta plaza se yergue flamante el antiguo Palacio de los Condes de Villardompardo, de estilo Renacentista y edificado sobre unos antiguos Baños Arabes del siglo XI.

Es aconsejable la visita al interior, que alberga un interesante Museo de Artes y Costumbres Populares, un Museo Internacional de Arte Naif y muy especialmente, los antiguos Baños Arabes que se encuentran bajo el Palacio y cuya rehabilitación les hizo merecedores del premio Europa Nostra en 1.984.

El Baño Arabe o Hammam musulmán, de carácter público, contaba con una serie de turnos para hombres y mujeres, pero también para los distintos credos religiosos que habitaban en las ciudades hispano-musulmanas. Concretamente la población judía los utilizaba los viernes, día de precepto en el Islam y previo al Shabat hebreo.

Existe constancia de que en Jaén existió otro Baño Arabe, de la misma época que el de Villardompardo, cuyo propietario era un judío. Esto se sabe en base al nombre del mismo, el “Hammam ibn Ishaq”, o lo que es lo mismo, “Baño del Hijo de Isaac”. Este Baño no ha sido identificado, si bien es posible que sea el conocido como “Baño del Naranjo”, ubicado en la cercana Plaza de los Caños pero lamentablemente cerrado al público en la actualidad.

Continuando por la calle Santo Domingo, encontramos en su margen derecho el Antiguo Convento de Santo Domingo, en cuyo solar se ubicó la sede del Tribunal de la Inquisición de Jaén. Actualmente solo es visitable durante los días laborables y en horario de mañana, pero merece la pena acceder a su interior para conocer el extraordinario Claustro. Actualmente este edificio alberga el Archivo Histórico Provincial, donde precisamente los que deseen profundizar en el estudio de la judería jiennense, podrán encontrar numerosos documentos relacionados con la misma.

Continuando por la misma calle de Santo Domingo, a unos ciento cincuenta metros, encontramos una Plaza conocida como “de la Magdalena”, pues en ella se encuentra la Parroquia del mismo nombre. Dicha Parroquia de la Magdalena conserva los restos de un antiguo patio de abluciones, pues fue antes que Parroquia Cristiana, Mezquita Aljama de la antigua ciudad musulmana, villa que fue conocida como Madinat Yayyan.

También en esta misma plaza encontramos un edificio con soportales, en el que todavía se aprecian los restos de la antigua Casa del Cadí musulmán, y frente a este, según una tradición popular, habitaba una de las familias judías más importantes de España, los Ibn-Shaprut.

Del seno de esta familia judía jiennese nacería en el siglo X, Hasday ibn Shaprut, brazo derecho de los califas Abderramán III y Al-hakam II, uno de los precursores de la época más esplendorosa de la España de las Tres Culturas y parte fundamental e inicio de la Edad de Oro del Judaismo Español. No en vano fue nombrado nasi o jefe de las comunidades judías de Al-Andalus.

La casa actual cuenta en su fachada con una Maguen David, de antigüedad desconocida. Según la tradición, en este solar estuvo la residencia de Hasday ibn Shaprut durante sus primeros años de vida. El padre de Hasday, que se llamaba Isaac ibn Shaprut, como hemos dicho anteriormente, también era jiennense e incluso costeó una sinagoga en su ciudad natal.

A la izquierda de esta casa, frente a la fachada de la Iglesia, se encuentra el Raudal de la Magdalena, nacimiento de aguas antiquísimo donde según la tradición habitó el legendario Lagarto de la Magdalena. Según una popular leyenda, esta enorme Sierpe o Dragón, tuvo asustada a la población durante mucho tiempo, hasta que un valiente pastor, con una planificada artimaña, consiguió matarlo haciéndole ingerir una sustancia explosiva que provocó un reventón tan grande que aun permanece en la memoria colectiva de los jiennenses. De ahí proviene, cuando no se quiere bien a alguien, la expresión jiennense: “así revientes como el Lagarto de la Magdalena”.

Desde esta plaza, vivo ejemplo de la España de las Tres Culturas, invitamos al visitante a seguir conociendo esta ciudad desplazándose hasta el Castillo de Santa Catalina, situado en la cima del monte del mismo nombre y que alberga en su interior un divertido e ilustrativo Centro de Interpretación Turística, un hermoso Parador Nacional y unas extraordinarias vistas desde el Mirador de la Cruz.

Si disponen de tiempo suficiente, no duden en visitar otros monumentos y rincones de la ciudad, especialmente el Museo Provincial, que alberga algunas de las mejores colecciones de escultura de la España Ibera, sin olvidar los hermosos parajes naturales que circundan la villa o el muy cercano Parque Natural de Sierra Mágina, a media hora escasa de Jaén.

Sea cual fuere la decisión adoptada, recuerden siempre durante su visita a la ciudad, que los judíos jiennenses estuvieron aquí, pisando estas calles, labrando estos olivares y observando siempre, en lo alto, la majestuosa silueta del Castillo de Jaén.

Visita diseñada por:

Asociación Socio-Cultural de Voluntariado IUVENTA.
Proyecto “Jaén, camino de Sefarad”

5 de Julio de 2.002
25 de Tamuz de 5.762

"Jaén, Camino de Sefarad. Los judíos de Jaén"

"Jaén, Camino de Sefarad. Los judíos de Jaén" Obra de nuestro socio y amigo Rafael Cámara Expósito, esta publicación recoge un resumen de la historia de los judíos jiennenses, una importante comunidad que dejó su huella en nuestra cultura, tradiciones y patrimonio arquitectónico. Es además de un medio de difusión de esta importante etapa de nuestro pasado, un reencuentro con nuestros hermanos sefarditas. Esta publicación, inmersa en el programa "Jaén, Camino de Sefarad", forma parte de una batería de reivindicaciones para la recuperación de la memoria histórica y del barrio judío de Jaén.

JAÉN, CAMINO DE SEFARAD.
Los Judíos de Jaén



"Por esto, mozotros semos el reflekto bivo de la historia de unos djudios ke se yevaron kon si, las palavras, los kantes, los guesmos i la poezia en los kaminos por los mundos en adelantre..."

(Matilda Gini de Barnatán. Publicación "Ke xaver?". EE.UU.)

INDICE

INTRODUCCIÓN
CAPITULO I - LOS INICIOS. ENTRE LA LEYENDA Y LA HISTORIA.
CAPITULO II - AL-ANDALUS. EL ESPLENDOR HEBREO DE LA MANO DE UN JIENNENSE.
CAPITULO III - LOS JUDIOS DE JAEN DURANTE LA DOMINACIÓN CRISTIANA.
CAPITULO IV - SEFARDITAS PORTUGUESES EN JAÉN. SIGLOS XVI, XVII Y XVIII.
CAPITULO V - EL BARRIO DE LA JUDERÍA.
CAPITULO VI - GASTRONOMIA.
CAPITULO VII - LA RELIGIÓN JUDÍA.
CAPITULO VIII - APELLIDOS SEFARDITAS.







INTRODUCCIÓN

Sefarad es el nombre que los judíos dieron a la península ibérica desde muy antiguo. Precisamente, por ese motivo, existe actualmente una Red de Juderías en España que lleva el nombre de "Caminos de Sefarad".

Uno de los objetivos actuales de esta asociación es que la ciudad de Jaén entre a formar parte de dicha Red de Juderías, promocionando nuestro Casco Antiguo a nivel internacional y refrescando la memoria a los jiennenses sobre una parte de nuestro pasado que no podemos dejar en el olvido.

Los judíos españoles que fueron expulsados en 1.492, formaron Comunidades Sefardíes en diversos países mediterráneos, llevando consigo el legado de sus antepasados. Todavía hoy, la lengua que estos judíos hablan en el hogar, llamada sefardita, es básicamente nuestro propio idioma, nuestro castellano del siglo XV, al cual se incorporaron mucho después palabras y expresiones de los distintos países donde vivieron estas Comunidades. A esta lengua también se le llama judeo-español. Ellos lo conocen como "judhezmo" o "djudeo-espanyol".

Más de quinientos años después de la expulsión, siguen conservando numerosos lazos comunes con la cultura española. Sus refranes, sus apellidos, su gastronomía... son tan nuestros que cualquier reunión con sefarditas de Turquía, EE.UU. o Argentina, podría hacernos creer que no hemos salido de España y que compartimos con españoles.

Jaén fue una de las ciudades de Sefarad, pero también uno de los lugares donde la convivencia pacífica entre musulmanes, cristianos y judíos se hizo patente. Jaén formó parte de la denominada "España de las Tres Culturas" y hoy, junto al resto de ciudades hermanas en este sentido, tenemos mucho que decir al mundo en el actual contexto de conflictividad a nivel internacional.

Por ese motivo y bajo el sugerente título de "Jaén, Camino de Sefarad", esta asociación viene desarrollando desde hace nueve meses, una serie de acciones de muy variada índole, como visitas guiadas, jornadas, degustaciones gastronómicas o la edición de un libro de Francisco Bueno García sobre la vida de ese ilustre judío jiennense que fue Hasday Ben Shaprut.

Hemos realizado más de diecisiete propuestas a distintas administraciones públicas para la recuperación de la memoria y elementos judíos de Jaén y, sorprendentemente, muchas de ellas están prosperando, quizá lentamente, pero con paso firme y seguro hacia una definitiva recuperación de los espacios que hemos heredado de ellos, muy especialmente el barrio judío de Jaén.

Ahora editamos este nuevo libro, de la mano de ese infatigable luchador que es Rafael Cámara, coordinador de este proyecto y que de forma tan amena, tan centrado en Jaén, ha sido capaz de condensar parte de los numerosos datos que hemos conseguido reunir desde Iuventa.

Hemos de aclarar que, afortunadamente, existen publicaciones muy interesantes sobre los judios de Jaén, como las de D. Luis Coronas Tejada, D. Pedro A. Porras Arboledas y D. David Gonzalo Maeso, entre otros. A todos ellos debemos los jiennenses que este legado no haya caído en el olvido.

Varios voluntarios de esta asociación, miembros de la comisión que organiza esta serie de actividades, hemos ido recopilando libros, datos, fechas, fotografías, leyendas, etc., hasta conseguir suficiente material como para poder editar este libro. Después, Rafael Cámara, en su habitual apasionamiento y consciente de lo mucho que puede significar para Jaén la recuperación de su Judería, seleccionó, condensó y plasmó por escrito todos esos datos, tan interesantes como desconocidos para la mayoría de los jiennenses.

Para finalizar debemos dejar claro que este trabajo no viene a complementar nada, no surge para descubrir nada nuevo, solo nace con una clara vocación de ser elemento de difusión de una parte de nuestro legado histórico. Esperamos también que a la misma vez, sirva como justificación a las numerosas peticiones que al respecto se han realizado desde esta asociación.

Pero también queremos que sea un pequeño homenaje a ellos, ¿porqué no?, a todos aquellos judíos jiennenses que fueron perseguidos o expulsados de nuestra ciudad y provincia. Cinco siglos después solo podemos hacer una cosa por ellos y por nosotros: rescatar su historia, que es la nuestra, y sacar a la luz que también Jaén, fue un "Camino de Sefarad".



IUVENTA.

Asociación Socio-Cultural de Voluntariado





CAPITULO I - LOS INICIOS. ENTRE LA LEYENDA Y LA HISTORIA.



Para poder situarnos en la importancia y antigüedad de las comunidades hebreas de Sefarad, comenzaremos por decir que, los datos más antiguos, sitúan la presencia de los judíos en la Península Ibérica, a raíz de la destrucción del Templo de Jerusalén por el emperador romano Tito, en el año 70 d. C. Sin embargo, hay quien sostiene que la presencia judía en estas tierras es incluso anterior al nacimiento de Cristo y cierto es que, en el Antiguo Testamento, podemos leer: "... y los desterrados de Jerusalén que están en Sefarad" (Abdías, 1-20). Ya en tan lejana época la palabra "Sefarad" querría decir España.

Otra interpretación de esta palabra nos dice que Sefarad procede del hebreo "sephard", que significa "muy lejos". Los judíos de Sefarad serían los judíos de "muy lejos", más allá del mar, a muchos kilómetros de la prometida tierra de Israel.

El devenir de los tiempos, como iremos viendo, provocará que esas lejanas tierras de Sefarad llegaran, en algunos momentos, a convertirse en el verdadero Israel, patria real y efectiva del pueblo judío, unida a la Tierra Prometida que quedaba en la idealización y el recuerdo de aquellas familias que hicieron de éstas, nuestras tierras, su patria y existencia. No en vano, en el siglo X, incluso el saber de las importantísimas Academias Hebreas de Sura y Pombeditah se trasladará a la Córdoba de los Califas.

Hay quien sostiene que para justificar su antigüedad en Sefarad, las propias comunidades judías de España generaron algunas leyendas medievales que situaban a este pueblo en la Península Ibérica desde tiempos muy remotos.

Una de esas legendarias historias nos cuenta que, tras la conquista de Jerusalén por parte del rey Nabucodonosor II, algunos judíos huyeron de Israel con los Tesoros del Templo de Jerusalén y la todopoderosa Mesa de Salomón, que llegaría hasta España para ser protegida y custodiada por ellos en algún lugar desconocido para la inmensa mayoría de los mortales. No falta también quien sostiene que fue el emperador romano Tito el que se llevó tan preciados tesoros a Roma, al Templo de Júpiter Capitolino. Después, tras diversos avatares históricos y según algunas versiones, terminaría la legendaria Mesa de Salomón en la ciudad de Jaén.

Precisamente el jiennense y prolífico escritor Juan Eslava Galán, natural de Arjona, localidad en donde también existió una importante judería, en su libro "El Enigma de la Mesa del Rey Salomón", nos plasma la posibilidad de que este legendario tesoro estuviera, durante algún tiempo, en la ciudad de Jaén, quizá en el también legendario Raudal de la Magdalena o en el Palacio de los Reyes Moros, en cuyo solar se encuentra hoy el Antiguo Convento de Dominicos.

Pero dejando a un lado el mundo de la leyenda, documentalmente probado, los judíos se encontraban ya en Jaén en el año 612. El Rey Sisebuto dirigió un escrito a distintas localidades de las provincias de Córdoba y Jaén, en la que encargaba se hiciera cumplir la legislación que prohibía a los judíos tener esclavos cristianos. Entre esas localidades figuraba Aurgi, que era el nombre de Jaén en aquel momento.

Dos cosas aparecen claramente en esta ley de Sisebuto: el importante poder económico de estas comunidades judías asentadas en las provincias de Jaén y Córdoba, pues no en vano soportaban el gasto económico que suponía tener a su cargo a población esclava; por otro lado queda patente que poseían suficiente poder como para no haber respetado esa Ley. Con estos datos quedaría evidenciado que esos asentamientos no eran nuevos, sino bastante anteriores a esa fecha.

Vemos también que Córdoba y Jaén son las dos únicas zonas de Andalucía a las que se dirige esta ley. Este hecho puede hacernos sospechar que eran los únicos territorios con juderías en ese momento, aunque también puede indicarnos que eran las únicas zonas donde se burlaba la mencionada legislación.

A título meramente informativo, cabe decir que, en dicho escrito, el Rey Sisebuto se dirige a los obispos Cecilio de Mentesa (La Guardia de Jaén), Agapio de Tucci (Martos) y Agapio de Corduva (Córdoba), así como a los jueces y sacerdotes de Aurgi (Jaén), Sturgi (junto a Andújar), Iliturgi (Andújar), Viatia (Baeza) y Tuia (Toya-Peal de Becerro), entre otros.

¿Acaso no es sorprendente la cantidad de localidades giennenses que contaban con población judía?. ¿Y no es aún más sorprendente que los jiennenses desconozcamos esta parte de nuestra historia?.

Lo primero que descubrimos es la antigüedad e importancia de la judería de Jaén, documentalmente probada en el año 612 d. C., pero que muy posiblemente era anterior a esa fecha.

Intentando resumir y siguiendo el orden cronológico en este primer capítulo, diremos que los judíos llegaron a Sefarad (España) en tiempos de la dominación romana. Posteriormente, tras la caída del Impero Romano, gobernarían nuestra península los visigodos, los cuales mantuvieron buenas relaciones con los judíos que continuaron viviendo en Sefarad. Esto fue así mientras los reyes visigodos mantuvieron una religión determinada: el "arrianismo".

Uno de esos Reyes visigodos, Recaredo I, abandonará el arrianismo y se convertirá al catolicismo y es, justo en ese momento, cuando comenzarán las políticas contra los judíos, con duras medidas restrictivas, prohibiéndoseles a lo largo de los siglos desde el comer con católicos o construir sinagogas (templos judíos) hasta, como hemos visto anteriormente, poseer en propiedad esclavos cristianos.

Los reyes visigodos que sucedieron a Recaredo, entre ellos el anteriormente mencionado Sisebuto, continuarán con esas políticas de persecución, pretendiendo la conversión del pueblo judío, hasta que los musulmanes, encabezados por Tariq, llegan a nuestras tierras y se apoderan de ellas.

Lógicamente, la llegada de los musulmanes supuso una liberación para los judíos españoles, que tan perseguidos habían sido por los reyes visigodos que gobernaron la península. Por esa razón es por lo que, al parecer, no dudaron los judíos españoles en ayudar a los musulmanes en la conquista de la península, hecho que les reportaría numerosos beneficios durante la inmediata dominación árabe.

Un dato curioso, para finalizar este resumen, es que mucho se repite en distintos escritos y crónicas que el Rey Tariq conquistó la Península, entre otros objetivos, para encontrar la Mesa del Rey Salomón.





CAPÍTULO II - AL-ANDALUS - EL ESPLENDOR HEBREO DE LA MANO DE UN JIENNENSE.

Nos encontramos ya en este capítulo con la España musulmana. Tariq conquistó la península, arrebatándosela a los reyes visigodos, y nuestras tierras entraron en el seno del Islam. Cristianos y judíos se integraron armoniosamente en el nuevo estado musulmán que se fue forjando. Los judíos españoles, además, al convertirse en miembros de este nuevo imperio, tuvieron la oportunidad de reencontrarse con aquellos otros judíos que vivían en Oriente o en Africa, los cuales también se encontraban bajo dominio musulmán.

En el siglo X, en el año 912, nace el Califato de Córdoba bajo los auspicios de la Dinastía Omeya. Abderramán III se proclamará Califa y Principe de los Creyentes. Comenzará con el Califato la mayor etapa de esplendor de la Dinastía Omeya en nuestras tierras y también la conocida como Edad de Oro del Judaismo Español.

Abderramán III, nieto del emir Abd Allah, "el emigrado", fundará la suntuosa ciudad-palacio de Medina Azahara, cerca de Córdoba, en la que construirá su fastuosa residencia, salón del trono y un largo etcétera de equipamientos políticos, militares, administrativos..., y que se convertirá en un autentico Centro de Ciencias.

El esplendor del Califato Cordobés, sin duda, dejó su huella en Jaén, ciudad que se encontraba bajo este dominio y que por entonces se llamaba Medina Yayyan o, lo que es lo mismo, Madinat Yayyan.

Varias mezquitas presidirían la vida religiosa del Jaén musulmán e, indudablemente, al menos una sinagoga. Sabemos que un judío llamado Ishaq ibn Shaprut, hombre rico e importante mecenas de la cultura en Jaén, costeó la construcción de una sinagoga en el siglo X.

Precisamente, de la familia de este importante judío, será de donde surja la perla más deslumbrante de la cultura hebrea de Jaén y el primer judío español que brillará con luz propia en el firmamento de la cultura y la sabiduría de Al-Andalus.

La esposa de Ishaq ibn Shaprut dio a luz en Jaén a un varón, a quien llamaron Abu Yusuf Hasday ibn Ishaq ibn Shaprut, y al que por abreviar tan extenso nombre llamaremos a partir de ahora Hasday.

Será Hasday uno de los primeros judíos que accederán a desempeñar un alto cargo en la corte de un rey de esta península. Con él comenzará el verdadero esplendor de la cultura hebrea en estas tierras.

Con el jiennense Hasday ibn Shaprut, comienza la denominada Edad de Oro de los Judíos Españoles.

Capítulos y libros aparte merecen la extraordinaria y polifacética figura de Hasday ibn Shaprut, razón por la cual solo haremos un breve esbozo de su singular y extraordinaria trayectoria.

Parece ser que Hasday estudió, durante sus primeros años de vida, en la ciudad de Jaén. Se formó en el idioma hebreo, como era habitual en los centros de enseñanza que existían siempre ligados a las sinagogas. Hablaba y escribía perfectamente el árabe, pues no en vano era la lengua oficial del país en que vivía, pero también dominaba a la perfección el latín, que lo aprendió en Córdoba, y el romance, incipiente castellano.

No le bastó a Hasday ibn Shaprut con ser un excelente políglota, sino que además también estudió Medicina, ciencia en esa época íntimamente ligada a la farmacología.

Bastarían estos datos para darnos cuenta de la sabiduría de este judío jiennense, que fue capaz de destacar no en una, sino en varias facetas. Fue médico, diplomático, mecenas de la cultura, farmacéutico, traductor... indudablemente una de las vidas más sabias de la historia de nuestro país.

Hasday marchó a Córdoba aún muy joven con toda su familia y allí se asentó. De ahí que Mosé ben Ezrá, en su Libro de Poética, dijera de él: "El lugar de su origen fue Jaén y el de su grandeza Córdoba".

Con el tiempo pasará al servicio del Califa Abderramán III, ocupando sucesivamente distintos cargos de gran relevancia en el Califato, hasta que llegó a convertirse en una especie de Ministro Plenipotenciario del Califa, su brazo derecho. Igual servicio prestaría posteriormente al Califa Al-Hakam II, sucesor de Abderramán III.

El Califato de Córdoba figura como una de las etapas históricas más esplendorosas de nuestro país. Al-Andalus se convirtió en una superpotencia del siglo X. Indudablemente, la astucia y sabiduría de Hasday tuvieron mucho que ver con ese enorme desarrollo cultural y económico de Al-Andalus.

Un hecho muy importante y destacable del siglo X en España, es que Hasday, de religión judía, se convirtiera en Primer Ministro de dos musulmanes, Abderramán III y Al-Hakam II. Podemos decir que fue un verdadero ejemplo de tolerancia, que benefició enormemente a la población de aquel momento.

Hasday ibn Shaprut fue traductor del importantísimo Tratado Médico de Dioscórides; curó al rey cristiano, conocido como "Sancho el Craso", de su extraña deformidad; ocupó el cargo de Secretario de Cartas Latinas y fue un gran diplomático, al que el Califa encargó recibir y tratar con embajadas extranjeras tan importantes como las del emperador Constantino VIII, de Bizancio, y la del emperador germánico Otón I.

Sería extensísimo detallar cada una de sus hazañas, espacio que no nos permite este libro, pero queremos destacar también de Hasday el hecho de que fuera nombrado por el Califa "Principe Nasi de las comunidades judías de Al-Andalus", convirtiéndose en el máximo representante de su pueblo en todo este territorio. Como podemos imaginar, Hasday era para sus correligionarios un verdadero principe y señor, defensor de sus derechos y juez de sus actos. Hasday ibn Shaprut será en gran medida el causante de que se instalaran en Córdoba las importantes Academias Hebreas de Oriente, que se trasladarán a esa ciudad, convirtiendo a Al-Andalus en un centro cultural y religioso del judaismo a nivel internacional.

Su pueblo le adoraba, de modo que con ocasión del regreso de Hasday a Córdoba, tras su misión en tierras navarras para curar al Rey Sancho el Craso, la sinagoga de Córdoba salió a recibirle con aclamaciones e himnos como los que siguen:

"Al Jefe de Judá saludad, montes,
Florezca la sonrisa en todo labio,
Himnos entone el yermo y la floresta,
Henchidos de entusiasmo.
Alégrese el desierto,
Florezca y de también frutos lozanos:
De la Academia el jefe ya retorna,
Ya viene al son de jubilosos cantos..."

Una de las calles más importantes de la capital de Israel, está dedicada a este jiennense que brilló con luz propia, durante treinta años, en dos de los reinados más esplendorosos de este país, el de los Califas Abderramán III y Alhakem II.

Según la tradición, la casa donde vivió sus primeros años Hasday ibn Shaprut se encuentra en la Plaza de la Magdalena, que antiguamente era el centro del Jaén musulmán, la antigua Plaza del Cadiato. Esta casa la descubriremos en un rincón de la plaza, a la izquierda del Raudal de la Magdalena, y la reconoceremos rápidamente porque el devenir de los siglos no ha impedido que una Estrella de David, símbolo judío por excelencia, continúe en su fachada indicando, a propios y extraños, la condición religiosa de la familia que allí habitó hace muchos siglos.

Rafael Cañada Quesada, en un artículo publicado en Diario Jaén, escribe los siguiente: "De su descendencia (de Hasday) dicen algunos historiadores que se convirtieron al cristianismo, fueron ennoblecidos, y serían una de las familias que llevaron los apellidos Martínez del Rincón, uno de los cuales dará hospedaje a Pedro I el Cruel cuando visitó de incognito Jaén, en tiempos de luchas fraticidas con su hermanastro Enrique II. Es una conocida leyenda de Jaén".

Es cierto que existe esa leyenda, y precisamente ubicada en la casa de Hasday, conocida (casa y leyenda) como "La Casa de los Rincones" o "La Casa de las Almenas", en la que su propietario da cobijo al mismísimo Rey Pedro I. Este monarca, en agradecimiento, concede el privilegio a su propietario de que esa casa tenga "agua y almenas", además de asignarle al mismo el apellido "del Rincón", precisamente por haber permanecido en guardia toda la noche, vigilando a su rey, en un rincón de la casa.

Lo verdaderamente difícil es relacionar a los descendientes de Hasday con esa leyenda y esa casa, ya que la familia de éste marchó a Zaragoza tras la caída del Califato de Córdoba en el año 1.013. El investigador Francisco Bueno García, gran conocedor del judaismo español y admirador de la figura de Hasday ibn Shaprut, sigue la pista de los descendientes de éste hasta aproximadamente el año 1.400, fecha en la que uno de ellos, llamado Hasday Crecas, trató de reconstruir las juderías de Aragón, desoladas tras las persecuciones de 1.391, de las que más adelante hablaremos. A partir de ese momento, Francisco Bueno pierde la pista de la familia de Hasday.

Volviendo a la casa donde se supone vivió Hasday, tenemos que alabar el hecho de que sus actuales propietarios hayan colocado una puerta lateral de madera, con Estrellas de David talladas en la misma, así como una vidriera en el segundo piso con este mismo símbolo. A pesar del tiempo transcurrido, la tradición giennense y los sucesivos propietarios del inmueble, han querido destacar siempre que en esta casa sucedió algo muy especial y que este hecho tiene relación con el judaísmo. Creemos que en el subconsciente de los jiennenses siempre se ha dado un valor muy especial a esta casa.

Continuando con el Jaén árabe, tenemos que decir que el musulmán Al-Himyari dejó escrito que en Yayyan existían, en el siglo XI, cuatro Baños Arabes, hecho que creemos demuestra el esplendor de la ciudad en ese momento. Los nombres de esos Baños eran los siguientes: Hamman al-Tawr, Hamman ibn Tarafa, Hamman al-Walad y Hamman ibn Ishaq.

Evidentemente, el Hamman Ibn Ishaq (Baño del hijo de Isaac), era un baño judío. No queremos decir con ésto que fuera un miqwé (baño ritual judío), sino simplemente un Baño Arabe, utilizado habitualmente por los judios de la Madinat Yayyan.

Precisamente, cuando se habla de los judíos españoles, se insiste en numerosas ocasiones en el hecho de que se trata de un "judaismo arabizado", ya que lógicamente, al convivir con la cultura musulmana, adoptaron numerosas costumbres de ese pueblo en su cotidiano vivir. Entre ellas estaba la de utilizar esos extraordinarios y agradables Baños, de los que encontramos una excelente muestra en los Baños Arabes que están musealizados bajo el Palacio de los Condes de Villardompardo, precisamente en la ciudad de Jaén.

Actualmente existe otro Baño Arabe en Jaén que está localizado y es conocido con el nombre de "Baño del Naranjo". Se encuentra en la Plaza de los Caños haciendo esquina con la calle del mismo nombre. Su ubicación, dentro de la antigua judería jiennense, barrio del que más adelante hablaremos, puede inducir a pensar que quizá fuera este Baño Arabe el denominado por Al-Himyari como "Baño del Hijo de Isaac" (Hamman ibn Ishaq), osea, el utilizado por los judíos de Jaén.

Esta posibilidad, reflejada por D. Vicente Salvatierra en su libro "El Baño Arabe del Naranjo y la formación del Edificio Los Caños", es despejada por el mismo autor cuando nos dice, con buen criterio, que lamentablemente no podemos situar actualmente en nuestra ciudad el lugar donde se encontraba el barrio de los judíos en el siglo X y, por lo tanto, no sabemos si éste Baño puede tener alguna relación con ellos. Además parece que existió otro Baño Arabe en la calle Remojadero del Pescado, también dentro de la antigua judería jiennense, Baño al que, si se descubriera, le serían de aplicación los mismos argumentos que al Baño del Naranjo.

La judería de Jaén que conocemos como tal, el antiguo barrio de Santa Cruz, es precisamente la zona que ocuparon los judíos y posteriormente los judeo-conversos, durante los años de dominación cristiana. Esto es desde que Jaén pasó al dominio del rey cristiano Fernando III El Santo.

Sabemos que anteriormente también existió población judía en Jaén, pero actualmente es imposible ubicarla en ninguna zona concreta de la ciudad, ya que los judíos jiennenses tuvieron que huir a las ciudades de los reinos cristianos de Castilla, tras la invasión almohade, como veremos posteriormente.

Sí es necesario aclarar que, a pesar de no existir constancia de donde se ubicaba la judería en época musulmana, ese mismo Barrio de Santa Cruz tiene una morfología que coincide plenamente con la definición que Torres Balbás hace de los barrios judíos en las ciudades hispano-musulmanas: "barrios separados, calles apartadas y angostas y escasas salidas que se cerraban por la noche". En base a ésto, tampoco se puede eliminar la hipótesis de que la judería, en época musulmana, estuviera ubicada en el mismo lugar que durante la posterior dominación cristiana.

Continuando con la historia de los judíos en Jaén, decir que tras la caída del Califato de Córdoba, el territorio de éste se dividió en los llamados Reinos de Taifas. En ese momento Jaén pasó a depender del Reino Zirí de Granada. La judería de Jaén será tras la de la capital (Granada), la más grande comunidad judía de ese reino, incluso por delante de Málaga. La judería jiennense prosperó mucho durante esa etapa histórica.

Será en el año 1.066 cuando un motín contra los judíos de Granada, dará comienzo a una etapa menos afortunada. En Jaén, su Gobernador, llamado Musakkan, se apoderó de las riquezas de los judíos jiennenses. Solo tuvieron ante ellos dos opciones: emigrar o pagar un elevado impuesto que les permitiera continuar viviendo en Jaén.

En el siglo XII, las persecuciones de los musulmanes almohades contra los judíos, harán que la aljama hebrea de Jaén parezca llegar a su exterminio, ya que se vieron obligados a huir hacia los territorios cristianos de Castilla, donde sus gobernantes les daban ciertos privilegios y podían vivir con relativa paz.

Las anteriores etapas de respeto y convivencia entre musulmanes y judíos habían desaparecido. A partir de ese momento serían los cristianos los que, de nuevo, convivirían con los judíos españoles.





CAPÍTULO III - LOS JUDIOS DE JAÉN DURANTE LA DOMINACIÓN CRISTIANA.

Será en 1.246, momento en que la ciudad es tomada por el Rey cristiano Fernando III El Santo, cuando pronto se volverán a ver judíos en Jaén como arrendadores de rentas. La judería de Jaén se recompone.

A finales de este mismo siglo, en 1.294, la judería de Jaén contaba de nuevo con un tamaño considerable. Es citada en el Padrón de Huete, pagando unos tributos no muy distantes de los de Córdoba. Esta es una prueba del desarrollo económico de la aljama hebrea de Jaén. Ya en esa época la judería jiennense estaría enclavada entre las parroquias de San Andrés y San Pedro.

Durante el reinado de Pedro I "El Cruel" en los territorios castellanos, los judíos siempre estuvieron a favor de este monarca, especialmente en la significada guerra fraticida en la que se disputaba el trono con Enrique de Trastamara. Aquí es cuando surge la leyenda de "La Casa de los Rincones", mencionada en el Capítulo anterior.

El Rey Pedro I "El Cruel" se verá obligado a pedir ayuda al reino musulmán de Granada, permitiendo a cambio de ese favor que cautivaran a los judíos de Jaén. Se sabe que en esa época la ciudad contaba con unas 300 familias, esto es aproximadamente unos 1.500 judíos, según nos dice José Luis Lacave en su libro "Juderías y Sinagogas Españolas". No sabemos si todos fueron vendidos pero sí que fue una durísima prueba para la judería de Jaén.

En 1.391 la judería de Jaén fue asaltada. La chispa estalló en Córdoba el 15 de Marzo de ese año, Miércoles de Ceniza. Desde allí la tragedia se extendió, arrasando con todas las juderías jiennenses. Jaén, Ubeda, Baeza, Andújar... sufrieron la intolerancia.

De nuevo los judíos de Jaén tuvieron que elegir entre dos opciones: el exilio, huyendo al Reino Nazarí de Granada, o la conversión al cristianismo. Este es el momento histórico en que se produjeron en masa las conversiones de los judíos españoles, que pasaron a llamarse judeo-conversos o criptojudíos.

Estas conversiones en ocasiones fueron reales, seducidos y convencidos por la religión cristiana, la adoptaron y profesaron en verdad. En otros muchos casos las conversiones al cristianismo fueron ficticias, aparentando exteriormente ser cristianos pero conservando, en lo más profundo de su corazón, sus creencias religiosas y, en el más celoso de los secretos, la práctica de las mismas. Es la época de los falsos conversos, los "anusim" en hebreo, obligados al bautismo cristiano por causas de fuerza mayor.

La judería de Jaén se convirtió en un barrio de judeo-conversos. Una de sus sinagogas se convirtió en la que se llamó Parroquia de Santa Cruz. El escaso interés mostrado por los sacerdotes hacia ese barrio queda patente en el hecho de que esa parroquia sólo tenía culto cada tres meses.

La documentación posterior evidencia que la mayoría de esos judeo-conversos siguieron viviendo en el antiguo barrio judío. La mayor parte de los procesados por la futura Inquisición, al menos en sus primeros tiempos, serán judeo-conversos que vivían en ese barrio.

El barrio cambió de nombre recibiendo el de Santa Cruz, igual que en Sevilla y León. ¿Qué mejor nombre para cristianizar y borrar toda huella pagana de esa zona?. Aún hoy, la calle principal de ese barrio sigue llamándose igual, "Santa Cruz".

Los judeo-conversos siguieron recaudando las rentas de la corona y haciendo préstamos en clandestinidad. Estas acciones depertarían el recelo del pueblo y fueron preparando el terreno para los posteriores motines anti-judios.

El año de 1.473 traería otra vez la desgracia a los judíos de Jaén. De nuevo será Córdoba el lugar donde estallará la chispa, provocando que, el 21 de Marzo, el popular Condestable de Castilla D. Miguel Lucas de Iranzo sea asesinado por "cristianos viejos". De este asesinato se culpará injustamente a los judeo-conversos, que tendrán que padecer uno de los momentos más horribles y virulentos de la historia de Jaén. La masa popular, enfurecida por el asesinato del Condestable, se dirigió hacia los barrios de los conversos para convertirlos en una verdadera carnicería.

Estas revueltas se caracterizaron porque no solo se persiguió a los conversos, sino también a los que los defendían. Ese fue el "pecado" del Condestable D. Miguel Lucas de Iranzo que, viendo lo que estaba ocurriendo en Córdoba, intentó frenar cualquier atentado contra los cripto-judíos de Jaén.

Mariana, en su Historia General de España, refiriéndose al asesinato del Condestable Iranzo, dice lo siguiente:

"Esto fue la causa de que el odio y envidia de la muchedumbre se revolviése contra él de tal guisa, que con cierta conjuración que hicieron un día le mataron en una iglesia en que oía misa. La rabia y furia fue tan arrebatada y tal el sobresalto, que apenas dieron lugar para que Doña Teresa de Torres, su mujer, y sus hijos se recogiesen en el Alcázar".

"Como el Condestable pusiese las rodillas para facer oración, uno del pueblo, que más cerca del se falló, le dio tan grande golpe con una ballesta de acero en la cabeza, que dio con él en el suelo, e todos los que cerca del estaban lo firieron con lanzas e espadas de tal manera que no quedó en él señal de persona humana, e luego todos juntos fueron a robar e matar los conversos".

Sus asesinos quedaron impunes.

Una leyenda de Jaén, conocida como "La Leyenda Negra del Condestable", nos cuenta que los asesinos del Condestable fueron juzgados y ejecutados por el propio rey Enrique IV. Esta leyenda no escatima la ocasión de desprestigiar a la figura del Condestable, atribuyendo el éxito y títulos del mismo a unos supuestos favores prestados a su rey en la alcoba real.

Todo un cuento chino. Probablemente se trata de una leyenda ideada para desprestigiar al Condestable Iranzo por el mero hecho de defender a los conversos.

Tan solo diez años después, en 1.483, se establece en Jaén el Tribunal de la Inquisición, tercero en España tras los de Córdoba y Sevilla. Que el tercer Tribunal de la Inquisición se ubicara en Jaén es señal inequívoca de la importante comunidad de judeo-conversos existente en la ciudad.

Los primeros cincuenta años de ese Tribunal se dedicaron con especial celo a la persecución de falsos conversos en todos los reinos gobernados por los Reyes Católicos. Sobre los judeo-conversos siempre pesó la sospecha de su posible práctica en secreto del judaismo. A partir de ese momento tendrán que ser todavía más precavidos para seguir practicando su religión y costumbres. La Inquisición los vigilará de cerca y la posibilidad de ser denunciados siempre estará acechándoles.

Entre esas actitudes intolerantes no podían faltar los insultos. Los judeo-conversos eran llamados por el resto de la población "marranos", hecho que resulta desagradable plasmar en este libro y por el que es fácil sentir vergüenza ajena, pero no por eso deja de ser una realidad y una parte de nuestra historia que no debemos ocultar.

Será la época de los "sambenitos", hábitos penitenciales con los que se vestía a los condenados por la Inquisición que después serían reintegrados a la comunidad. Los sambenitos se colgaban después en las iglesias con el nombre de la persona que lo había portado, "para que se perpetuara la memoria del pecado".

Los sambenitos, por lo general, eran trajes amarillos con una o dos cruces diagonales pintadas sobre ellos. Los que habían de ser relajados en un Auto de Fe tenían que llevar puesto un sambenito negro con llamas, demonios y temas similares pintados en el mismo.

De ahí procede la célebre frase, "ya le han colgado el sambenito", tan utilizada actualmente en nuestro país.

En los Autos de Fe se realizaba la lectura pública de las sentencias de los inquisidores, en presencia de los acusados y con gran cantidad de público y autoridades. Antes de la lectura de sentencias no faltaba una solemne misa y sermón. Las penas iban desde la confiscación de bienes, multas o destierro, hasta la obligación de llevar el sambenito. También se quemaban de forma simbólica a algunos condenados, eran "quemados en estatua". En el mismo Auto de Fe eran entregados al verdugo los condenados a pena de muerte.

En los Autos de Fe se mostraba al pueblo todo el aparato ceremonial y poder del Tribunal.

Pocos años después llegó el detonante de tanta persecución y anti-judaismo. Los Reyes Católicos, el 31 de Marzo de 1.492, dictaron un decreto en el que ordenaron la expulsión de todos aquellos judíos que no quisieran abrazar el cristianismo.

Muchos judíos, hay quien dice que 300.000, salieron de España como consecuencia del cruel edicto. Llevaban, como mínimo, 15 siglos en nuestro país, su país. Durante generaciones guardaron las llaves de sus casas en aquellos países extranjeros que los acogieron, esperando el momento propicio para regresar a sus hogares y recuperar sus propiedades.

El destino no lo permitió. Ellos, a pesar de todo y como españoles que eran, mantuvieron su idioma, cantos, tradiciones... aún hasta hoy.

Podemos resumir nuestro sentir al respecto con la frase que el Sultán Bayazit II de Bizancio, pronunció al recibir a los judíos expulsados de España:

"Cuanto España ha perdido lo he ganado yo"

A pesar de la expulsión, aún serán muchos los que permanecerán en nuestras tierras aparentando ser cristianos. En el siglo XVI seguirán las persecuciones contra ellos. Por esta razón, el Cabildo Eclesiástico de Jaén, imitando a ciertas cofradías de la ciudad, dictó una ordenanza en la que se vedaba la entrada a todos los que no acreditaran ser cristianos viejos, en los oficios y dignidades de su iglesia. El "cristiano viejo" era aquel que no tenía ascendencia judía ni musulmana.

Posteriormente en Toledo, el 23 de Julio de 1.547, en Cabildo de Canónigos de esa Catedral, se copió lo dictado en Jaén y nació el tristemente famoso "Estatuto de Limpieza de Sangre de la Catedral de Toledo".

Vemos como la ordenanza de la Catedral de Jaén sirvió de modelo en Toledo, para la realización de esos lamentablemente conocidos "Estatutos de Limpieza de Sangre", elaborados por el Cardenal Silíceo en 1.547.

El investigador Francisco Bueno nos dijo:

"Estatutos de limpieza de sangre los hay anteriores, como el Estatuto de Sarmiento y otros que en realidad son más imprecisos y menos tajantes. Sólo que el Estatuto del Cardenal Silíceo, de Toledo, es el que en realidad fija y marca esas actuaciones. Luego otros le siguen. El Estatuto de Silíceo está inspirado en Jaén".

Los Estatutos de Limpieza de Sangre, o pruebas documentales de no tener antecedentes judíos o musulmanes, serían necesarios para ingresar en muchos de los colegios mayores y universidades, así como en las órdenes religiosas y militares.

Los conversos judíos de Jaén siguieron ejerciendo las mismas profesiones: finanzas, banqueros, recaudaciones de rentas, médicos, boticarios, escribanos, comerciantes... y, sorprendentemente, con la misma fortuna.



CAPÍTULO IV - SEFARDITAS PORTUGUESES EN JAÉN. SIGLOS XVI, XVII Y XVIII.

Pese a las persecuciones sufridas durante los siglos anteriores, y según Luis Coronas Tejada en su publicación "Presencia y persecución de sefarditas en el Reino de Jaén", los judeo-conversos siguieron teniendo preferencia por mantener su residencia en los lugares donde tradicionalmente habían estado establecidos desde siempre.

Hasta la década de los setenta, durante el siglo XVI, vendría hasta Jaén un considerable número de mercaderes ambulantes, procedentes de Portugal, y posteriormente se establecerían en diferentes ciudades de esta provincia, hecho que trajo consigo la llegada de numerosos sefarditas. Lo más curioso es que esos portugueses tuvieron preferencia, en sus establecimientos, por las mismas ciudades que en la antigüedad albergaron juderías, quizá porque esas localidades mantenían una intensa actividad económica o porque esos judíos portugueses, movidos por el recuerdo y la nostalgia, volvieron a los lugares donde habían vivido sus antepasados. Es posible que fueran descendientes de aquellos otros judíos que antaño habían sido expulsados de esas mismas ciudades.

También pudo ser porque en esas localidades de la provincia, entre ellas Jaén, que siempre fue la que tuvo la judería más importante, continuaron viviendo familias de conversos que en secreto seguían manteniendo la religión judía y que, lógicamente, darían acogida a estos sefarditas procedentes de Portugal.

Según el mismo autor, estos judíos llegados de Portugal no destacaron económicamente como sus antecesores ya que, generalmente, eran mercaderes y tenderos, si bien no faltan algunos que se dedicaron al arrendamiento de determinadas rentas.

José de Silvera fue Adminitrador General del Tabaco para el Reino de Jaén. Otros como Antonio Castro y Pedro José de Torres, fueron boticarios.

Las localidades portuguesas de donde procedían un mayor número de judíos eran Villa Real, Villaflor y Almeida.

Otro dato interesante es que estos portugueses, repitiéndose la misma historia, eran mal considerados por la población y por las propias autoridades. Muy pronto la palabra "portugués" se convirtió en sinónima de judío, tanto en Jaén como en el resto del país.

Para finalizar este capítulo hay que decir que el último proceso de la Inquisición en Jaén que hemos conseguido encontrar, también escrito por Luís Coronas y en la misma publicación, fue a Manuel de Acuña, natural de Lisboa y afincado en Jaén, de profesión médico. Fue condenado por judío en 1.745 junto con su mujer, por asistir a un moribundo judío que aparentaba exteriormente ser cristiano. En la acusación, según Coronas, se decía que practicó el levirato con la viuda del difunto que había asistido.

En 1.745, poco más de 250 años atrás, todavía coleaba la intolerancia y se condenó a dos personas en Jaén, por el mero hecho de ser judíos.



CAPÍTULO V - EL BARRIO DE LA JUDERÍA.

Dentro de la zona declarada Conjunto Histórico de Jaén, se encuentra el antiguo barrio judío de esta ciudad, ubicado en la actual calle de Santa Cruz y sus aledañas. Parece sin embargo que fue en algunos momentos bastante más amplio, llegando incluso, según Pedro. A. Porras Arboledas, hasta la actual calle de Las Higueras.

La zona que ocupa la actual calle Santa Cruz, junto con las calles 1ª y 2ª Travesía de Santa Cruz, Plaza del Rostro, Calle del Rostro y Callejón del Gato, forman una manzana muy compacta, con apenas tres salidas al exterior, que coinciden plenamente con la descripción que Leopoldo Torres Balbás hace de las juderías en las ciudades hispano-musulmanas: "barrios separados, calles apartadas y angostas y escasas salidas que se cerraban por la noche".

Afortunadamente ese entramado urbanístico conserva gran parte de su esencia. El visitante que entra a esa zona descubre unas calles extremadamente estrechas, con apenas tres salidas al exterior y apartadas del resto del conjunto urbano. Lamentablemente los solares y casas abandonadas, precisamente por la angostura de la zona, son frecuentes. Es precisa una rehabilitación y repoblación que devuelva la imagen que pudo haber tenido en otros tiempos.

Todos conocemos numerosas reconstrucciones, derivadas de los graves daños causados por la II Guerra Mundial en ciudades como Viena o Budapest. Lo que en el Conjunto Histórico de Jaén no destrozó la Guerra Civil lo ha destruido la desidida de las sucesivas corporaciones municipales, razón por la cual es precisa y urgente la actuación (que no la promesa) de todas las Administraciones Públicas para la recuperación de esos espacios, tan valiosos histórica y culturalmente.

Un dato interesante es que muchas casas de esa zona mantuvieron, hasta no hace muchos años, una Estrella de David labrada en yesería, generalmente en los portales de acceso a las viviendas.

Del Callejón del Gato es preciso decir que es una nueva apertura realizada en el año 1856, surgida de la ampliación de las escuelas y jardines de San Andrés, donde al no haber viviendas, se acumulaba la basura y los gatos. Como los vecinos de San Andrés estaban mal comunicados, especialmente con la Plaza de los Caños, lugar donde se encontraban las Carnicerías Públicas, se solicitó la apertura de esta nueva calle. Tenemos pues que imaginar el barrio judío con una salida menos.

Aún tenemos que imaginar este barrio más apartado de lo que sería sin el Callejón del Gato, ya que la actual calle de Los Caños, así como Arroyo de San Pedro, no era en el siglo XVI tal calle, sino un barranco por el que discurría un arroyo llamado de San Pedro, que hoy da nombre al vial.

El elevado tráfico de personas, con motivo igualmente de la importancia de la Plaza de los Caños, hizo que en 1.505 se urbanizara el Barranco. El cantero Benito Fernández, alcantarilla la calle Arroyo de San Pedro. Ese mismo año se obliga al mismo cantero a hacer el "puente del Arroyo de Sant Pedro como esta mandado" y el 21 de Noviembre se manda que haga la madre "de la calle de Ro. Sant Pedro fasta el Adarve". (M.L. Ulierte, "El Baño Arabe del Naranjo y la formación del Edificio Los Caños").

También es destacable que al parecer, en la parte posterior del actual Convento de Santa Clara, en la calle Santa Cruz, queda parte del antiguo muro de la sinagoga judía. De hecho en esa pared, se observa fácilmente una parte que sobresale del resto, rompiendo la homogeneidad de la misma y que posiblemente sea resto de dicho templo.

En numerosas publicaciones se dice que la Iglesia de San Andrés parece que fue sinagoga. La propia ubicación de esta Iglesia y dependencias anejas, situadas entre las calles San Andrés y Rostro, en pleno entramado judaico, dan consistencia a esta sospecha, así como su orientación hacia el Este.

Los arcos túmidas de ese templo se asemejan mucho a los de la Sinagoga de Santa María la Blanca, en Toledo. Igualmente, en una de las paredes laterales de esa Iglesia, existe un retablo llamado de San Martín, en el que con gran facilidad se aprecia una Estrella de David en su parte superior. Quizá el artista quiso dejar plasmada en su obra una señal que recordara la antigua función de ese templo.

En esa Iglesia de San Andrés, tiene su sede la Noble Cofradía de la Limpia Concepción de Nuestra Señora, más conocida como Santa Capilla, que funciona desde 1.515 y fue fundada por D. Gutierre González Doncel, ilustre personaje de Jaén que llegó a ser tesorero de Su Santidad Leon X.

Lo más curioso de esa Cofradía, a nuestro parecer, es que haya mantenido intacto su funcionamiento desde el siglo XVI, respetando fielmente sus estatutos originales.

Don Gutierre González Doncel, que aparece en algunos escritos como "Gutierre Gonzalez de Baeza", parece que pudo pertenecer a una familia de conversos, hecho que su propio apellido, "Baeza", podría delatar. Por razones propias del cargo que desempeñaba, D. Gutierre tenía fijada su residencia en Roma y, desde allí, enviaba dinero para ayudar al funcionamiento de la Santa Capilla. Es significativo que esos fondos fueran transferidos a través de banqueros de Jaén que pertenecían a familias de posible origen judeo-converso.

Estos datos, extraordinariamente curiosos, nos llevan a sospechar sobre algunas posibles influencias entre los fines de la Cofradía de la Santa Capilla y los de las Sinagogas judías.

Esa Noble Cofradía nace con una cuadruple función: "dotar doncellas, vestir pobres, enseñar niños y atender el culto divino", objetivos también muy arraigados en el funcionamiento de las sinagogas. Quizá Don Gutierre González Doncel quiso dejar plasmadas en su Cofradía ciertas costumbres judías, que eran buenas y podían ser perfectamente adaptadas a la nueva religión que habrían adoptado él y sus familiares.

Es curioso que siglos después encontremos una Escuela junto a la Iglesia de San Andrés, igual que en las antiguas sinagogas, que llevaban unido un Centro de Estudios Talmúdicos. Precisamente esas Escuelas de San Andrés dependían directamente de la mencionada Cofradía.

Es habitual en las sinagogas colocar en los bancos los nombres de las personas más destacadas de la comunidad. En el caso de la Cofradía también están colocados los nombres de los cofrades en un nomenclátor, colgado en una pared lateral de la Sala Capitular.

No podemos afirmar nada sobre esas posibles influencias judías en la Cofradía de San Andrés, es tan solo una sospecha de que pudieron existir. En muchos lugares de España existieron Cofradías formadas por judeo-conversos y claramente influenciadas por su religión. Esta posibilidad merecería un detenido estudio por parte de personas cualificadas para ello.

Un ejemplo de lo que aquí exponemos lo encontramos en la que fue "Cofradía de la Veneración al Santísimo Sacramento", también de Jaén. Numerosos cofrades de la misma fueron procesados por judíos.

En otro orden de cosas, hay que decir del actual barrio de San Juan que algunas de sus calles aluden precisamente a apellidos de familias judeo-conversas de Jaén, que debieron habitar en él o tuvieron allí sus comercios.

Esto nos lo explica Pedro A. Porras, en su libro "Banca, Comercio y Judeo Conversos en la Ciudad de Jaén", en el que nos detalla como las Calles Elvín y Soria proceden de los apellidos conversos Albín y Soria (o Núñez de Soria), respectivamente.

Sin embargo, Rafael Cañada Quesada, en un artículo publicado en Diario Jaén, complementando otro anterior sobre la judería de Jaén, expuso su desacuerdo con que el origen del nombre de la Calle Elvín proceda de una familia judeo-conversa. Si admite que el nombre de "Elvín" procede de la deformación del apellido "Albín", familia que allí habitó. Sin embargo, basándose en un proceso inquisitorial contra Francisco Rodriguez Jerez, descendiente de esa familia y que fue declarado "cristiano viejo", entiende que no son estos Albín una familia de conversos.

Francisco Rodríguez Jerez, que era Canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Jaén desde 1.617, fue denunciado por sus enemigos como consecuencia, posiblemente, de las envidias que despertaron sus nombramientos y para evitar su ascenso. El Tribunal de la Inquisición, tras las pertinentes investigaciones, declaró a Francisco Rodríguez Jerez "cristiano viejo", razón por la que sus acusadores fueron castigados por jurar en falso o bien huyeron. (Archivo Histórico Diocesano Catedralicio. Sala VI).

Igualmente, en ese mismo barrio de San Juan sabemos, por las publicaciones de Pedro A. Porras, que en 1.507 el joyero Diego de Baeza tenía una casa arrendada en la calle Maestra Alta ( hoy Almendros Aguilar), la cual lindaba con casas de Alonso Gutiérrez de Andújar, mercader, Luis Fernández de Olivares, joyero, y Gonzalo Fernández Alvín, cerero. Este último tenía una tienda cerca de allí. Todos estos personajes fueron, según Pedro A. Porras, notables miembros de la comunidad conversa de Jaén.

Como se puede apreciar el apellido Albín, de linaje judeo-converso, vuelve a aparecer ligado al barrio de San Juan, junto a la calle Almendros Aguilar, posiblemente en la que actualmente es conocida como calle Ayuntamiento, hecho que también menciona en su artículo Rafael Cañada, aclarando que existieron judeo-conversos en Jaén con el apellido "Albín".
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El cementerio judío de Jaén se encontraba entre las actuales calles Rey Alhamar y Puerta del Sol, próximo a la ya inexistente Puerta de Baeza. Estaba próximo a su barrio, cerca de una de las puertas de salida de la ciudad y se sabe que dicho espacio, en el siglo XV, era conocido con el nombre de "Muladar de los Judíos".

El "Muladar de los Judíos" fue propiedad de una familia de posible origen converso, los Gormaz. Precisamente junto a la Puerta de Baeza se concedió licencia para construir un molino a los también conversos Gonzalo de Molina y Diego González.



CAPÍTULO VI - GASTRONOMIA.

Aunque nos pueda parecer sorprendente, el hecho de guisar con aceite de oliva era razón más que suficiente, para que los judeo-conversos españoles fueran denunciados al Tribunal de la Inquisición. Mantener sus costumbres, incluso las culinarias, era "judaizar", e indudablemente un indicio de la posible práctica en secreto de las Leyes de Moisés.

Las ironías de la historia harían que en el siglo XX, la ciudad de Jaén se convirtiera en Capital Mundial del Aceite de Oliva. Actualmente no hay jiennense que no se precie de tener como base fundamental de su gastronomía tradicional dicho ingrediente. Sin embargo, solo cinco siglos atrás, mientras los cristianos guisaban con manteca o tocino, los judíos eran perseguidos por utilizar el sabroso y exquisito zumo de la aceituna.

Este hecho queda extraordinariamente bien reflejado en un texto del libro "Crónica del Reinado de los Reyes Católicos", obra de Andrés Bernaldez, que nos facilitó el investigador Francisco Bueno y que reproducimos a continuación. Nos dejó, literalmente "de piedra":

"Así, los judíos, eran tragones e comilitones, que nunca dexaron el comer a costumbre judaica de manjarejos e olletas de adefinas e manjarejos de cebollas e ajos refritos con aceite, e la carne guisavan con aceite, e lo echavan en lugar de tocino e de grosura, por escusar el tocino; e el aceite con la carne e cosas que guisan hacen muy mal oler el resuello, e así sus casas e puertas hedían muy mal a aquellos manjarejos e ellos eso mismo tenían el olor de los judíos".

Precisamente con aceite de oliva se realizan numerosos platos de la gastronomía tradicional jiennense, como los pestiños o gusanillos, las flores o esponjuelas y la leche frita. Según nos dice José María Suárez Gallego en el Recetario Jiennense, editado por Diario Jaén, S.A., esas masas fritas son más una reminiscencia de la pascua hebrea que de la cristiana. Estamos convencidos de que queda mucho por descubrir en este campo.

Por último añadir en este capítulo que la comida de los judíos recibe la denominación de "Kasher", que significa en hebreo "saludable", "limpio". La comida "kasher" es la que pueden consumir los judíos, de acuerdo con la Biblia. Los animales deben ser sacrificados conforme a un ritual determinado y remojados, salados y lavados, eliminando cualquier residuo de sangre.

Un dato curioso es que la leche y los productos derivados de la misma no pueden ser consumidos junto a la carne.





CAPÍTULO VII - LA RELIGIÓN JUDIA.

Uno de los preceptos religiosos que más han respetado y conservado todas las comunidades judías del mundo ha sido el Shabat.

El Shabat se refiere al día del sábado. El resto de los días de la semana son numerados por lo hebreos: día primero, día segundo... El sábado es el único que tiene nombre propio (Shabat).

Los demás días de la semana representan lo transitorio, lo temporal. El Shabat sin embargo es lo eterno, lo duradero... la meta hacia la cual se mueve toda la semana. El Shabat ilumina al resto de los días.

El escritor Abrahan J. Heschel dijo que:

"El séptimo día es como un palacio en el tiempo. No representa una fecha sino una atmósfera, un medio ambiente".

Rabí Sehlomo ben Adret, de Barcelona, afirma que Dios hubiera podido crear el mundo con una sola palabra. Sin embargo lo hizo en seis días, pero el mundo solo fue perfecto en el séptimo.

El séptimo día es cuando Dios creó la tranquilidad, la serenidad, la paz y el reposo. Creó la "menujá", que viene a significar descanso pero que, en realidad, tiene un sentido más amplio que la simple abstención al trabajo. La menujá es algo así como la felicidad, la armonía.

Un dato importante es que existe obligación de profanar el Shabat si una vida corre peligro. También se puede calentar agua para una persona enferma.

Este día los judíos tienen prohibidos treinta y nueve trabajos básicos (en la biblia viene como "cuarenta menos uno"), que van desde sembrar, arar o segar hasta escribir dos letras, edificar, apagar o encender.

Precisamente esa devoción tan fiel a los preceptos del Shabat es lo que ha impedido en mayor medida la asimilación del pueblo de Israel por otras culturas, algo que hubiera sido bastante fácil después de tantos exilios y persecuciones.

Los judíos jiennenses también cumplieron fielmente los preceptos del Shabat. Siempre acecharon sobre ellos las peligrosas denuncias por lo que los cristianos llamaban "holgar en sábado".

Una frase muy típica en el lenguaje popular de Jaén es la expresión "hacer sábado", que procede precisamente de esa época. "Hacer sábado", significa para los jiennenses: "limpiar en profundidad una casa, trabajar más de la cuenta el sábado para dejarlo todo pulido y a la perfección". "Hacer Sábado" es un sinónimo de "no soy judaizante", "el sábado trabajo más que ningún día", etc.

Actualmente la frase "hacer sábado" significa para los jiennenses, como hemos dicho anteriormente, "limpiar en profundidad", generalmente una casa, pero no tiene porque realizarse la acción precisamente ese día de la semana. Hoy no importa el día en que se desarrolla la acción y los jiennenses "hacen sábado" lo mismo un lunes que un jueves...

Eso es precisamente lo que necesita urgentemente, ante su lamentable estado de dejadez, el barrio judío de Jaén, que "se haga sábado en él".

Los judíos de Jaén practicaban, además del Shabat, el Yom Kipur y el Pésaj. Las historias de José y la de Esther tenían para ellos gran significación religiosa.

En el Pésaj se celebra el aniversario de la liberación de Egipto, aquel momento en el que los israelitas dejaron de ser esclavos y salieron del país de los faraones con Moisés al frente.

En la festividad de Yom Kipur era precisamente donde los judíos podían cancelar los bautismos cristianos que habían recibido y no eran deseados, generalmente obligados por causas de fuerza mayor. En Yom Kipur quedaban liberados.

La oración del Kol Nidré, propia de Yom Kipur, comienza por estas palabras:

"Todos los votos, prohibiciones, juramentos, comuniones, anatemas que hayamos hecho.... desde el Yom Kipur pasado hasta este Yom Kipur que llega a nosotros en paz... que sea la voluntad divina que ellos sean cancelados y abandonados, que no existan ni permanezcan...".

Precisamente y como consecuencia de esta oración, en muchas ocasiones los judíos fueron acusados de anular las promesas hechas al prójimo. Lamentablemente no se tenía en cuenta el verdadero sentido de esta oración, que no es cierto absuelva de esas promesas.

Algunos piensan que el Kol Nidré fue compuesto por los judíos españoles durante el reinado de Recaredo I, aquel Rey mencionado en el Capítulo I y que se convirtió al cristianismo. Él fue precisamente el que comenzó la persecución contra los judíos españoles, ordenando su conversión.

Por último señalar que Yom Kipur es "el sábado de los sábados".





CAPÍTULO VIII - APELLIDOS SEFARDITAS.

Existen familias de criptojudíos en las que Luis Coronas (en su obra "Judios en Jaén en los años inmediatos a la expulsión"), detecta que se enlazan entre sí durante la etapa que analiza. Estas familias se apellidaban Rodríguez, Jaén, Córdoba, Baeza, Hernández, Núñez, Gutiérrez y Soria, entre otros. Apreciará el lector que algunos de estos apellidos han aparecido a lo largo de esta publicación.

En lo relativo a la familia apellidada "Jaén", nos dice que de ella 11 fueron quemados vivos, 5 en estatua y 3 condenados a cárcel perpetua. Del resto tuvo esta familia hasta 135 procesados por la Inquisición.

A través de unos amigos sefarditas, que nos han ayudado y apoyado mucho en nuestros proyectos, Pablo A. Chami y Matilde Gini de Barnatán, hemos sabido que entre los sefardíes actuales existe al menos un apellido que hace alusión a nuestra ciudad. Se trata del apellido "Djaen", que también hemos conseguido descubrir con la variante "D´jaen".

Especial mención queremos dar en este capítulo al Gran Rabino Sabetay Djaen, judio sefardita que fue también poeta, escritor de obras de teatro sefardí y una gran personalidad del siglo XX.

De una forma "casual" o quizá "causal", fue el primer nombre de "Jaén" encontrado en las comunidades sefardíes. A pesar de que Matilde Gini de Barnatán buscó toda su vida a los familiares de Sabetay Djaen, no encontró a ninguno precisamente hasta que el proyecto de la ciudad de Jaén se inició. Quizá el destino quiso enlazar a esa familia con nuestro proyecto y posiblemente también a Matilde, que tan marcada quedó en su infancia por las palabras del Gran Rabino, razón por la cual el nombre de nuestra ciudad despertó desde un principio numerosas emociones e inquietudes en ella.

También Pablo Chami se alegró mucho de encontrar el apellido Djaen y ha trasladado cuantas propuestas y proyectos hemos realizado desde IUVENTA al Centro de Investigación y Difusión de Estudios Sefarditas de Buenos Aires, el CIDICSEF, de lo cual le quedamos muy agradecidos.

Todo constituye una hermosa "coincidencia" que sumada a otras muchas, hacen que en cierto modo todo este proyecto nos haya parecido en algunos momentos que estaba "previsto" por el Destino.

Continuando con el tema de los apellidos, decir que los más frecuentes y utilizados por los sefarditas portugueses regresados a Jaén, encontrados muy repetidamente en documentos por Luís Coronas Tejada ("Presencia y persecución de sefarditas en el Reino de Jaén") son: Rodríguez, Méndez, Núñez, Pereira, Castro, Enríquez, Alvarez, López, Fernández, Silva y Olivera.

El poseer actualmente uno de estos apellidos no significa en absoluto que su portador tenga ascendencia judía, ya que son apellidos también propios de los cristianos. Sería posiblemente difícil descubrir la ascendencia judía con apellidos que son bastante o relativamente comunes. Sin embargo en otros casos, como el apellido Abolafia, que curiosamente abunda en Jaén, encontramos un clarísimo indicio de ascendencia judía.

El apellido "Abulafia" es uno de los más conocidos entre las comunidades sefarditas de todo el mundo y, es realmente curioso, que se haya mantenido casi intacto, "Abolafia", delatando claramente la ascendencia judía de sus portadores actuales en Jaén.

De todos modos tenemos que aclarar que, aún sin una constancia expresa, es más fácil que difícil que cualquier español tenga ascendencia judía. Concretamente en Jaén, hubo momentos en que los judíos llegaron a alcanzar entre el 8 y el 10% de la población total de la ciudad, esto es hasta 2.500 personas aproximadamente. Indudablemente, una Judería enorme.

¿Acaso no está casi asegurada la ascendencia judía y musulmana de la mayoría de los jiennenses?.

Sinceramente, creemos que sí y entendemos que esto, no nos hace en absoluto especiales, sino vivo ejemplo de lo que siempre ha sido España y especialmente Andalucía. Una tierra de brazos abiertos y alma acogedora, de talante universal, que ahora debe recordar los momentos oscuros de su pasado para que nunca, nunca más, vuelvan a sucederse episodios tan desagradables como los relatados en esta publicación.

Intentemos instaurar de nuevo una etapa como la de nuestro paisano Hasday ibn Shaprut, donde se alcanzó un florecimiento cultural, social y económico que ya quisiera España poseer en estos momentos. ¿El secreto?. Tolerancia, respeto, cultura...

La Iglesia Católica ha comenzado ya a instaurar esa nueva línea, con un gesto que nosotros desde aquí queremos alabar. El Papa Juan Pablo II ha pedido perdón, públicamente, por muchos de los errores cometidos por la institución a la que representa. Es verdad que el arrepentimiento no soluciona lo anterior, pero también es cierto que marca una nueva etapa. Que así sea para todos.

©RAFAEL CÁMARA EXPÓSITO.



BIBLIOGRAFÍA.

- "Presencia y Persecución de sefarditas en el Reino de Jaén" - Luis Coronas Tejada.
- "Judios en Jaén en los años inmediatos a la Expulsión" - Luis Coronas Tejada.
- "Comercio, Banca y Judeoconversos en Jaén 1475-1540" - Pedro A. Porras Arboledas.
- "Tiempo y Espíritu" - José de la Vega Gutiérrez.
- "Un Jaenés ilustre, Ministro de dos Califas (Hasday ibn Saprut)" - David Gonzalo Maeso.
- "Un gran médico jiennense en la Corte de Abd-al-Rahman III" (web) - Francisco Bueno García.
- "Juderías y Sinagogas Españolas" - José Luis Lacave - Colecciones MAPFRE.
- "Recetario Jiennense" - José María Suárez Gallego - Diario Jaén, S.A..
- "El Baño Arabe del Naranjo y la formación del Edificio Los Caños" - Vicente Salvatierra Cuenca - Universidad de Jaén..
- "Fiestas y Prácticas Judías en el Talmud y en la tradición" - Ionel Mihalovici - Ed. Rio Piedras.
- "La Inquisición" - Ricardo García Cárcel - Biblioteca de El Sol.
- Conferencia "La figura cumbre en la judería de Jaén. Hasday ibn Saprut" - Guadalupe Saiz Muñoz.
- Artículos sobre la judería en Diario Jaén - Rafael Cañada Quesada.

Y numerosos datos aportados por el investigador Francisco Bueno García, de Málaga, al que le trasladamos nuestro agradecimiento por su cooperación en este proyecto y cuya página web es:

http://es.geocities.com/judios_sefarad

Otras direcciones donde puedes buscar mas información son:

http://www.pachami.com
http://www.iespana.es/SevillaSefarad_es//index.htm/

Edita:

Asociación Socio-Cultural de Voluntariado IUVENTA.
Proyecto "Jaén, camino de Sefarad".

C/ Virgen Inmaculada, 2-A.
23005 - Jaén.
Telf/Fax: 953.27.40.18
e-mail: iuventa@navegalia.com

"Hasday ibn Shaprut. Un gran médico jiennense en la Corte de Abderramán III"

"Hasday ibn Shaprut. Un gran médico jiennense en la Corte de Abderramán III" En esta publicación se recoge un resumen de la extraordinaria biografía del judío jiennense Ben Shaprut, médico, diplomático, mecenas de la cultura e influyente político bajo el esplendor andalusí. Es una obra de Francisco Bueno García, gran investigador del judaismo español que regaló esta obra a Jaén con el afán de que nuestra ciudad recordará a uno de los más ilustres jiennenses de todos los tiempos.

HASDAY IBN SHAPRUT, "AL-JIANÍ" (el jiennense).

Podemos decir que la historia del judaismo en Jaén ha significado para nosotros un constante cúmulo de sorpresas desde el principio. Si sorprendente fue descubrir que Jaén había tenido una notable comunidad judía en la antigüedad, no menos lo sería saber de la existencia de un barrio judío localizado o de una iglesia que casi con toda seguridad fue anteriormente sinagoga.

Pero si el descubrimiento de esta parte de nuestra historia fue impactante, aún más si cabe sería el encontrar posteriormente el nombre de un judío jiennense en gran cantidad de publicaciones sobre la historia del judaismo español.

No podemos decir que no sabíamos nada de él. Habíamos oído hablar "algo" de un gran médico, un gran sabio, que decían había vivido sus primeros años en la llamada "Casa de los Rincones", e incluso sabíamos su nombre, "ibn Shaprut". Lo que no alcanzábamos a comprender en aquellos primeros momentos era la verdadera importancia de Hasday ibn Shaprut en la historia de los judíos españoles, en la historia de nuestro país y por supuesto, en la historia de nuestra ciudad.

Movidos por el interés de recuperar la historia de los judios jiennenses, introducimos las palabras "judios Jaén" en un buscador de internet, por supuesto que pensando que no aparecería nada en resultados. No fue así, apareció en primer lugar una página web en la que encontramos una frase que nos impactó de nuevo y que decía: "Un gran médico jiennense en la Corte de Abd-al-Rahman III".

Habíamos encontrado un extraordinario artículo del investigador Francisco Bueno García. Internet nos brindaba la oportunidad de sorprendernos y Jaén figuraba en primer plano de una de las vidas más singulares y polifacéticas de nuestro país.

Rápidamente nos pusimos en contacto con el creador del artículo, al que le faltó tiempo para mostrarnos su disposición a colaborar en cualquier acto que supusiera la difusión de la obra de Hasday. Poco más podemos decir del tema, salvo que verdaderamente fue una sorpresa mayúscula descubrir que en Jaén había nacido semejante genio de la diplomacía, la medicina, las letras...y que sin embargo tan pocas personas en esta ciudad conocieran un hecho tan singular e importante.

Con esta publicación intentamos difundir algo de la vida y obra de Hasday, que para nosotros es sin duda el más ilustre jiennense de todos los tiempos, y lo podemos hacer gracias a la desinteresada colaboración de Francisco Bueno García, un malagueño que lleva más de veinte años estudiando el judaismo español y que nos ha "prestado", más bien regalado a los jiennenses, ese artículo que descubrieramos en internet y que tanto asombro causó entre nosotros.

Una redacción tan agradable y cercana como la de Francisco Bueno será sin duda muy valiosa para la difusión de un nombre que no debe permanecer por más tiempo en el olvido. Hasday ibn Shaprut tiene dedicada una importante Calle de Jerusalen a su persona. En Jaen también cuenta con una calle desde hace muy poco tiempo pero ¿No merecería más bien una importante Avenida? ¿No debería Jaén dedicarle un Monumento?...

No somos los primeros en reclamar justicia para Hasday, algunas voces antes que nosotros ya pidieron lo mismo. Hoy, más de mil años después de la muerte de este ilustre jiennense, volvemos a exigir que se difunda su obra y que se convierta en un estandarte, en un orgullo para esta capital de provincia que fue la cuna de una de las vidas más sabias de la historia de España y no se nos olvide, un verdadero ejemplo de convivencia y tolerancia. Un espejo donde mirarse.


IUVENTA
Asociación Socio-Cultural de Voluntariado Iuventa


HASDAY IBN SAPRUT

UN JIENNENSE ILUSTRE



Hace más de mil años nació en Jaén un personaje importantísimo en la historia de la propia ciudad y de España. Su dimensión trasciende la tierra que le vio nacer puesto que fue una figura señera del califato de Córdoba. Trasciende las fronteras de España porque fue embajador de Abd al-Rahman III ante los dos grandes imperios de la época y tuvo una influencia muy importante en las relaciones internacionales. Trasciende su propia dimensión de político pues fue un gran médico e investigador. En mi opinión debe permanecer en el recuerdo, ser admirado por sus paisanos de hoy, no solamente entre los sabios o los historiadores. Por eso accedo gustosísimo a que se editen estas páginas. Sería muy feliz si contribuyen a que los no profesionales de la historia también le admiren, le recuerden y le conozcan.

Digamos en primer lugar algo sobre la época en que vivió Hasday.
Se puede decir que es medianamente conocida la civilización y la vida musulmana en el califato de Córdoba. Se conoce bastante menos la vida de los judíos de España en esa época. Por ello permitidme que os diga unas palabras sobre ellos para situar a nuestro personaje.

Las relaciones entre judíos y musulmanes en la España de los siglos IX y X fueron muy buenas para los judíos y provechosas para los musulmanes.
Al principio de la dominación musulmana los judíos fueron considerados como protegidos de los invasores. Aumentaron en número y en posición social al llegar los nuevos conquistadores.
Fueron gala de la corte de los califas cordobeses. Cultos, versados en todas las ramas del saber, poetas, médicos, farmacéuticos, oradores en lengua árabe, de indiscutible talento político, organizadores, etc., con lo que se ganaron la confianza de los soberanos musulmanes.

Tan grande llegó a ser su fuerza en al-Andalus que hasta aquí se traslada la sede de las grandes Academias de Sura y Pombeditha en Oriente, donde hasta entonces estaban los centros del saber judío.
Al-Andalus se va a convertir en su centro de sabiduría.

Mediado el siglo X se produce un hecho de enorme trascendencia para el judaísmo en general y para el judaísmo español en particular.

Las grandes sedes del saber rabínico y profano estaban instaladas durante siglos en Babilonia. Eran las Academias de SURA Y POMBEDITAH. Ahora se van a trasladar a Córdoba.

En el año 948 se instalan aquí los gaones o rabbanim orientales, Rabbí Mosséh y Rabbí Hannoch, su hijo, creando el Sanedrín de Medina al-Andalus.

La historia es trascendental para la historia de la cultura y del saber en España. Además es preciosa y hasta romántica. No me resisto a contarla.

Los centros intelectuales de Oriente entraban en franca decadencia. El poder económico de aquellas comunidades se había trasladado de lugar por los vaivenes normales, por tanto el sostén pecuniario de las grandes academias era escaso y su situación precaria.
La Academia de Pombeditáh estaba siendo mantenida por los ricos judíos del Cairo y Bagdad. Después del fallecimiento de su mecenas Rabbí Saadía, había dejado de ser tenida como centro del saber talmúdico por falta de lo que hoy llamaríamos apoyo económico.
Después de SIETE SIGLOS en que había sido centro del saber, los habitantes de la Aljama de Sura vieron con pena cómo desaparecía su Academia.
Sus gaonim embarcan con la intención de emigrar a Europa para tratar de restablecer la Academia en un lugar más próspero. Deciden ir a Córdoba, la gran ciudad de los califas omeyas, expoliados y perseguidos en Damasco por sus enemigos abásidas. En Córdoba piensan que van a tener el apoyo de los antiguos omeyas de Damasco y el sustento económico de la gran cantidad de judíos que desde antiguo habitaban España y de los que ahora emigraban continuamente hacia allí al calor de su prosperidad.
Embarcan hacia nuestra tierra pero una gran tempestad en el Adriático les arroja a las costas italianas donde caen en poder de Ebn-Rumahís, Almirante de la Armada musulmana de Córdoba. Son, por tanto, tomados como esclavos de los marinos cordobeses.

El gaonim Rabbí Mosséh Aben Hannoch con su esposa, que debía ser bellísima, y su hijo iban en ese barco y son hechos esclavos.
En el camino de vuelta a Córdoba, embarcados en la nave capitana, ven cómo Ebn-Rumahís se enamora de la mujer de Mosséh Hannoch e intenta cohabitar con ella.
La bella judía no estaba por el almirante y hacía oídos sordos a los requerimientos del marino cordobés. Pero eso, en un barco, esclava del almirante de la flota, delante de su esposo, gaonim de la Academia de Sura y de su hijo, era más de lo que podía soportar. Consultó a su marido, al fin era un gran talmudista, si los que morían en el mar conseguían, también ellos, la resurrección de la carne. El gaonim le dijo que sí y la bella judía, ni corta ni perezosa, se arrojó al mar. Murió mártir de su fidelidad al marido.
Llegan a Córdoba padre e hijo desolados, prisioneros, llorando la pérdida de esposa y madre. Menos mal que la comunidad judía pagó el rescate de los viajeros, como era habitual en estos casos.
Con este rescate la comunidad consiguió la supremacía intelectual sobre el judaísmo del mundo conocido porque, ya en la sinagoga, Hannoch fue reconocido y considerado por su sabiduría e instaló en Córdoba la sede de las academias de Babilonia.
Parece que el marino, cuando se enteró de la talla intelectual y humana de los cautivos que había vendido, quiso subirles el precio cosa que, naturalmente, no consiguió.

Córdoba por esa razón va a ser centro del judaísmo mundial. Los judíos de todas partes vienen a asentarse aquí. Se va a iniciar lo que se llamará EDAD DE ORO DEL JUDAÍSMO EN ESPAÑA.
Multitud de judíos españoles son políticos, escritores, poetas, filósofos, médicos, astrónomos, investigadores durante el califato y los reinos de Taifas. Uno de los primeros y uno de los más importantes es nuestro





JOSÉ HASDAY IBN SAPRUT

Es una figura señera del judaísmo en el califato, sin el cual, probablemente no hubiera sido la misma la corte de Abd al-Rahman III ni su reinado.
Su nombre completo era Abu Yusuf Hasday ben Ishaq ibn Saprut.
Su padre, de Jaén también, era un hombre rico, piadoso y entregado a la fe judía con todo su ser, que había fundado una sinagoga en su ciudad natal, era protector y mecenas de los escritores y sabios judíos.
José nació en Jaén en el año 910 (Otros autores dicen que en el año 915) y desde pequeño fue educado en el estudio de las Sagradas Escrituras y otras ciencias tradicionales judías, en Jaén, naturalmente.
En Jaén existían centros de enseñanza de muy buen nivel. Hasday estudia y se forma en Jaén en las disciplinas que explico ahora.

Desde joven mostró especial interés por las lenguas, a las que se aplicó con gran aprovechamiento.
Aprendió y conocía perfectamente el árabe escrito y hablado, el hebreo y el latín que estudió posteriormente en Córdoba con el clero cristiano. Y como todos los judíos de entonces conocía también el romance. Este conocimiento de las lenguas fue en realidad la llave maestra que le abrió la posibilidad de acceder a la especulación científica y a la investigación de los secretos de la naturaleza, desde donde llegó al conocimiento de la medicina.
No era un experto en la ley judía sino en cuanto lo eran todos los jóvenes cultos de entonces.
Su dedicación fundamental fue la medicina y los idiomas, formación que adquirió en su ciudad natal y que posteriormente ampliaría en Córdoba. Conviene recordar que los estudiantes y posgraduados de al-Andalus iban a Córdoba a ampliar conocimientos, formarse y encontrar el mejor desarrollo en sus carreras.

Era pues un judío culto, médico y también un excelente administrador.
Córdoba era el centro político, intelectual y social. Es natural que un joven recién formado se encaminara a la gran ciudad, donde por su formación y dotes naturales, se dedica a la investigación médica, lo que le permite más tarde entrar a formar parte del círculo de cortesanos del gran Abd al-Rahman III.



HASDAY FUE UN GRAN MÉDICO.

Como médico, en Córdoba, llegó a tener alta reputación. Sus curaciones llegaron a la Corte y al mismo Abd al-Rahman que le tuvo como médico y como consejero.
Fue también un científico, farmacólogo, reinventor del medicamento más útil de entonces, la triaca, una medicina polivalente antivenenos, ya conocida desde antes de Cristo, de la que se perdió la fórmula en el Imperio Romano. Hasday la redescubrió.
Con la ayuda de un monje cristiano, llegó a ser un preparadísimo investigador y médico. Tenía el jiennense pocos años y este descubrimiento le valió para acercarse al Califa.
Fue investigador y traductor de obras científicas y médicas.
Voy a copiar un párrafo que escribió Ibn Gugul y que demuestra cómo en las embajadas de entonces contaba lo científico y el papel de los sabios en estas delegaciones:

Abd al-Rahman recibió de Romano, emperador de Constantinopla, creo que en el año 948, una carta acompañada de presentes de gran valor, entre los que se encontraba el tratado de Dioscórides: (De Materia Médica) que estaba iluminado con magníficas miniaturas griegas y escrito en griego que es la misma lengua que el jonio.
Este envío contenía también el Libro de la Historia de Orosio relativa a los hechos pretéritos, a los antiguos reyes y a los acontecimientos importantes.
El emperador decía en su carta a al-Nasir (Abd al Rahman):
"No puede obtenerse provecho del Dioscórides más que con un traductor avezado en el griego y que conozca las propiedades de esas drogas.
Si tienes en tu país a alguien que reúna estas dos condiciones, sacarás, oh rey, la mayor utilidad de este libro. En lo que se refiere al libro de Orosio tienes en tus estados, latinos quienes pueden leerlo en su lengua original; si lo entregas lo traducirán al árabe."
Entre los cristianos de Córdoba no había nadie capaz de leer el griego, que es el jonio antiguo. En consecuencia el libro de Dioscórides se quedó en la biblioteca de Abderrahman al-Nasir sin ser traducido al árabe: estaba en al-Andalus, pero sus habitantes utilizaban la tradución de Esteban, procedente de Bagdad.
Cuando al-Nasir contestó a Romano, le pidió que le enviase a alguien que hablara el griego y el latín para que enseñara estas lenguas a sus esclavos que así se transformarían en traductores.
El emperador Romano le envió entonces un monje llamado Nicolás que llegó a Córdoba en el año 951.
Había entonces en esta ciudad una serie de médicos que investigaban, indagaban y buscaban con avidez el modo de determinar los nombres de los simples que figuraban en el Dioscórides y de los cuales aún no se conocía su equivalente árabe. El más interesado y diligente de todos estos médicos era el judío Hasday ben Basrut, quien así procuraba complacer a Abderrahman al-Nasir.
El monje Nicolás pasó a ser para él la persona más íntima y apreciada. Así pudo comentar los nombres de los simples del libro de Dioscórides que aún eran desconocidos.

El libro de Dioscórides contenía los conocimientos farmacéuticos de Grecia, con la descripción de seiscientas plantas, aceites y piedras medicinales. Era un tratado de farmacología. Tengo su traducción moderna y es muy bonita su lectura. Parece un tratado al uso de curanderos actuales, indicando las propiedades curativas de cada planta, su aplicación según los síntomas, las enfermedades y las terapéuticas adecuadas.
Por cierto que las traducciones de la obra de Dioscórides impulsaron enormemente el saber farmacológico y sus aplicaciones terapéuticas. En esta labor de divulgación e investigación de la obra de Dioscórides sobresale un gran médico malagueño, de religión musulmana y por tanto un desconocido para nosotros. Me refiero a Ibn-al-Baitar.

Hasday se sirvió del monje Nicolás para perfeccionar las traducciones del Dioscórides, también de maestro en sus investigaciones médicas y probablemente le ayudó también a descubrir la triaca. Lo cual no era poca cosa. Redescubrir un medicamento de ese calibre debió suponer a Hasday un empuje enorme científico y político.
Se puede decir que el monje Nicolás le dio un empujón definitivo en su carrera.




SIRVIÓ A SU REY COMO FINANCIERO Y DIPLOMÁTICO

Su capacidad como médico marcó el inicio de su carrera política. Abd al-Rahman III descubrió las dotes financieras que poseía como buen judío y le hizo Jefe de Aduanas del Califato. Su trabajo consistía en cobrar los impuestos a los barcos que entraban o salía de al-Andalus. Este impuesto vino a ser la partida más importante del presupuesto del califato.

El Califa, seguramente por ser medio vasco, estaba menos apegado a la nobleza árabe que sus predecesores. Ya había tenido a su lado a un cristiano. Nombró Secretario de Cartas Latinas a Samsón, abad de Peñamelaria y rector de la iglesia de San Zoilo. Luego, este mismo cargo lo confió a Hasday. Quizá el Califa deseaba más ser secundado en sus proyectos por todo su pueblo, que era multicultural, que ganarse a la nobleza árabe.

Hasday era de fácil y agradable palabra, de dulces maneras, amena conversación y de carácter franco. Se ganaba enseguida a la gente.
Posteriormente fue nombrado algo así como Jefe de Protocolo. Él dice que:

a través de mí, los magnates extranjeros ofrecen sus regalos al monarca.

El conocimiento del latín le sirvió para que el monarca le necesitara en todas sus relaciones con los reyes cristianos del norte de España. El latín era muy necesario para el califa cordobés en toda su relación con el resto del mundo civilizado no musulmán.

En el año 940 Hasday es enviado por Abd Al-Rahman III a Barcelona.

Su misión consistió en intentar hacer la paz con Suñer, que era el señor de la ciudad. Suñer era hijo del franco Wifredo, enemigo natural del califa cordobés. Para apoyar las gestiones de Hasday se había hecho que la escuadra cordobesa con base en Pechina se acercara a Barcelona con los ánimos que os podéis figurar. Los barcos llegaron el 19 de julio pero Hasday había resuelto el problema de manera diplomática por lo que la flota contuvo sus ansias de ataque y volvió hacia sus bases almerienses.
Hasday quería que todos los notables de Barcelona se sometieran a Abd Al-Rahman y uno detrás de otro fueron firmando la paz.

En septiembre vuelve a Barcelona con la petición de que los notables catalanes dejen de ayudar a cualquier cristiano que no esté en paz con el califato Conseguido su propósito ofrece ayuda en alimentos y armas a sus aliados.

En el año 944, Abd-al-Rahman recibió una embajada de Constantino VIII, Emperador de Bizancio, que buscaba apoyo del Califa para asegurarse en el trono. Constantino solicitaba que se renovasen la alianza y la amistad que sus antepasados habían tenido con los Califas de Bagdad.

Los enviados del rey de los griegos fueron recibidos con mucha ostentación en el magnífico pabellón del jardín Grande del Palacio de Medina Az-Zahrá que estaba cubierto de preciosos velos de seda verde y oro: el rey Abd al-Rahman estaba acompañado de su hagib, guazires y alcatibes y rodeado de una brillante guardia de esclavos. El rey de los griegos enviaba sus cartas , escritas en oro y azul en finas vitelas, encerradas en una caja de oro, grabadas en sus extremos unas imágenes de Jesús (bendito sea) y del Emperador Constantino.
En esta embajada, a petición probablemente del Colegio Médico de Córdoba, enviaba Constantino un ejemplar del Dioscórides traído por el monje Nicolás del que he hablado.
Hasday acompañó permanentemente a los embajadores, fue su intérprete y estuvo siempre con ellos hasta despedirlos, con lo que consiguió su amistad y aprecio haciendo que su fama llegara hasta Constantinopla.

Después se recibe en Córdoba embajada de Oton, Emperador de Aquisgrán. Era el año 956.

Como se ve todos los grandes imperios pasan por Córdoba. Y de nuevo Hasday recibe encargo del Califa de atenderlos, escucharlos e interpretarlos.
Las relaciones entre ambos, Abderrahman y Otón eran bastante tensas debido a filtraciones de unas cartas en las que se insultaban y menospreciaban sus respectivas religiones.
Un asunto así de peliagudo hubiera acabado en guerras o ajusticiamientos si no es por Hasday que, con el pragmatismo judío, hizo que los legados entregaran sus regalos respectivos y se destruyeran las cartas que podían crear problemas.
Los embajadores de Otón, encabezados por Juan de Göritz, querían buscar paz y alianza entre ambos imperios así como pacificar las fronteras entre al-Andalus y el Imperio de Otón. Y vuelven satisfechos de su misión y de la perspicacia y buen hacer de Hasday.





Pero la embajada más famosa de Hasday le llevó a Pamplona.

Os cuento.
Había un rey en León que se llamaba Sancho I, el Craso, que debía estar bastante gordo y encima era vano y orgulloso.
Tan gordo estaba que no podía ni montar a caballo, ni andar sin ayuda de alguien, ni moverse.
Naturalmente un rey de la época, y también de ahora, en estas condiciones era motivo de burla. Le echaban en cara que estaba tan gordo que no podía ni discurrir. En una palabra, que era gordo, tonto y engreído.
Los nobles de León no podían soportar tal cosa y, apoyados e instigados por Fernán González, el hacedor de reyes, se propusieron echar del trono a un rey al que consideraban ridículo.
Montaron el motín al caso y un día de la primavera del año 958 lo echaron del reino y pusieron en su lugar a otro impresentable, Ordoño IV, primo hermano de Sancho, que era jorobado, un poco pelotas, (más adelante os contaré por qué digo lo de pelotas), vil y perverso. ¡Una joya!
A partir de entonces comenzaron a llamarle Ordoño el Malo. Sencillamente lo eligieron porque era el único varón adulto de la familia real.
Pero no contaban con una abuela, la de Sancho I, que era nada más y nada menos que Doña TODA, reina de Navarra, que hasta había luchado contra Abd al-Rahman en una batalla en la que los militares árabes se declararon en huelga porque querían más protagonismo. Doña Toda, con esta manita de los militares árabes, había vencido a Abd al-Rahman.
La DOÑA era de armas tomar, sabia, astuta, hábil para tender estratagemas y encima de palabra facilona y dulce.
Una señora de esta calibre no podía consentir que echaran a su nieto, así por las buenas y pusieran de rey a su sobrino nieto. Decidió poner manos a la obra para que D. Sancho recuperara su reino de León.
Comenzó buscándose un poderoso aliado que le resolviera su problema desde el punto de vista militar y al mismo tiempo un médico que metiese en cintura la cintura del rey Sancho, causa de todos sus males.
Y Doña Toda sabía que ambas cosas las iba a encontrar en Córdoba, con quien había estado en guerra más de treinta años, asolándose mutuamente -Navarra y Córdoba- valles, viñedos, caseríos y cortijos. Allí fue a pedir auxilio aunque le costara en su orgullo decidirse. Un nieto es un nieto.
Doña Toda envió mensajeros a Córdoba que, nada más llegar y entrevistarse con el califa, consiguieron su objetivo. Abd al-Rahman se tomó el asunto en serio y envió a Hasday a Pamplona. El judío colmaba las apetencias de la reina abuela. Era el mejor médico y el mejor diplomático de Córdoba.
Hasday enseguida se puso en camino hacia Pamplona. Y nada más llegar, hacerse cargo de la situación entrevistándose con abuela y nieto, el judío se empleó a fondo en convencer a Toda y Sancho de que los aparatos de diagnosis y tratamiento los tenía en Córdoba y que era necesario viajar a la capital del califato para ponerse en tratamiento.
Eso sí, indicó a D. Sancho la conveniencia de hacer a pié el trayecto Pamplona-Córdoba.
Acababa de llegar y los polvos del camino le dieron la idea.
Pensaría:
-A este lo meto yo en cintura. ¡Ale, p'abajo, andandito, verás cómo llegas a Córdoba!
Algo cuco, ¿no? Así cualquiera. No le aconsejó que empezara con unos paseitos bajo los árboles, al fresco. Nada, radical. ¡A ponerse en viaje!
La verdad es que Abd al-Rahman quería ver a los dos reyes, abuela y nieto, en Córdoba, humillados y pidiendo árnica. ¡Qué gustazo!
Cuando Hasday, Sancho y Toda aparecieron por Córdoba le dieron a Abderrahman en todo el gusto. La sinagoga entera salió a recibirles. Y, por supuesto, la nobleza árabe y todo el pueblo.
Fijaos qué recochineo. Un califa, mitad omeya mitad vasco, que recibe a una navarrica, reina, del porte de Doña Toda, acompañada de su nieto quejumbroso y gordinflón, pidiéndole medicina y armas. Seguro que les miraría por encima del hombro para escuchar sus súplicas de ayuda.
Les dio un recibimiento especialmente solemne.

Daba el Califa a los reyes deslumbradora y estudiada audiencia en su magnífico alcázar de Az-Zahrá. Sustentado este en cuatro mil columnas de preciosos mármoles y de elegantísimas formas, mostrábase cubierto de ricos artesonados y admirables domos, construidos todos de incorruptible alerce, pintados de azul y oro y exornados ya de gallardas y afiligranadas ataujías, ya de realzados y esmeradísimos follajes, donde se revelaba, como en todo, la ejercitada e inspirada mano de los artistas bizantinos... Un cisne de oro, sobre el cual pendía desde la elevada media naranja la insigne perla de Al-Nasir, regalo, como el cisne, de los Emperadores de Bizanzio, coronaba en la ostentosa tarbea denominada del Califa, la más gallarda y delicada de todas estas fuentes, cuya taza enriquecían muy acabados relieves de bellas representaciones plásticas.

("Recuerdos y bellezas de España" de Pedro de Madrazo)

Esta descripción nos acerca a la belleza del palacio del Califa y a la grandeza de una época que fue de enorme prosperidad para España y que hoy parece que no fue nuestra España.

Decía que una negociación de estas hay que dejársela a un judío.
En primer lugar, entre hierbas y caminatas, D. Sancho se puso como un junco.
Y, con un rey decente y soldados califales en la frontera, D. Sancho I, el Craso de nombre, pero ya del porte de un gitano señorito, fue repuesto en su trono.
Hasday les cobró como minuta por la consulta DIEZ FORTALEZAS.
¡Para que luego digan que los médicos de hoy cobran demasiado con veinte mil asquerosas pesetas!

Bah, no soy exacto. Las diez fortalezas eran el pago por las artes de Hasday y por las armas de Abd al-Rahman. Por cierto que al poco muere este y, naturalmente, no le pagaron la minuta. ¡También entonces había morosos! Tres años después, Al Hakem II, que era el hombre pacífico, reclama el débito. Y como no tenían intención de pagar, mandó que se prepararan los generales para otra campaña. Sancho, delgadito y ya rey no estaba por cumplir alianzas ni pagar minutas. Y encima, Ordoño el Malo, el primo jorobado pelotas de que os hablé antes, va a Al Hakem a pedirle árnica a ver si el hijo devuelve en el trono al que el padre había quitado. El relato de la embajada de Ordoño a Córdoba, las pelotas que hizo a Al-Hakem y el poco caso que este le hizo, son de risa. El califa pensaría que con gente así mejor no vérselas. Menos mal que el jorobado murió al poco, que si no la lía.

Y, naturalmente Hasday consiguió prestigio, parabienes y poesías.
Os copio una de Dunas ben Labrat compuesta en honor de Hasday y celebrando la victoria que supuso para el califato recibir este encargo médico-diplomático-militar:

Compón un poema de alabanza
en honor del Principe, jefe de la Academia,
que destruyó totalmente las fuerzas extranjeras.
Está ceñido de gloria y majestad
revestido de la ayuda divina.
A los insolentes arrebató diez fortalezas
e hizo una gran poda
entre cardos y espinos.
Trajo al hijo de Ramiro
a príncipes y sacerdotes.
A un señor, caballero y rey,
lo trajo como un peón,
bastón en mano,
a un pueblo enemigo suyo;
arrastró también a la simple
la anciana Toda,
que reviste la realeza
como los varones,
con la fuerza de su sabiduría
con el poder de sus argucias,
con la multitud de sus estratagemas,
con la dulzura de sus palabras.






HASDAY MECENAS DE LA CULTURA

Hasday, con su prestigio y riqueza, impulsó los centros de enseñanza judaica, independiente de los gaones de oriente. Este paso fue importantísimo pues equivalía a dotar de universidades a Córdoba y otras ciudades de al-Andalus.
(Por cierto que hace poco he estado en Córdoba y vi un tríptico celebrando los 25 años de su Universidad. Seguramente habría que tener más perspectiva histórica y reconocer que tiene más de mil años. ¿En qué Universidad estudió Almanzor? ¿En cuál estudió Maimónides?)

Hasday es el alma de la reinstauración en Córdoba de las academias de Oriente.
Se sabe que, por su relación con esas academias, recibió un tratado de astronomía sobre la esfera celeste y un curso de los astros a base de instrumentos adecuados de medición del firmamento. En esa tradición beberían posteriormente los grandes astrónomos judíos como Maimónides, posteriormente los de la Academia de Toledo en tiempos de Alfonso el Sabio y más adelante Abraham Zacuto. Todos estos estudios e investigaciones dan base a los descubrimientos y las grandes navegaciones.
Impulsó también la cultura fundando una especie de Escuela de Filología Hebrea, en Córdoba, para lo que trajo a un sabio judío de Tortosa, pagándole espléndidamente. Al principio, luego, por alguna razón, tuvieron enfrentamientos bastante graves de los que evidentemente quedó malparado el tortosano.
La ciencia hebraico-andalusí, por esa razón, va a ir cobrando un esplendor jamás pensado, desarrollándose al amparo de una autoridad que le da apoyo y fuerza.
Intervenía en cuanto le era posible en favor de las comunidades judías y hacía labor cultural a favor de todo el judaísmo, apoyando económicamente las escuelas rabínicas, comprando bibliotecas o mandando escribir libros sobre asuntos que consideraba de interés.

Hasday alcanzó una posición de relevancia política como ningún otro judío había logrado jamás en España.

Abd al-Rahman, en base a sus mérito, le nombró príncipe, "nasi", de las comunidades judías de al-Andalus.
Este nombramiento y todas las consideraciones que recibió Hasday consiguieron elevar grandemente el nivel del pueblo de Israel en el califato.
No sabemos exactamente cuales eran los poderes de un nasi, pero desde luego los judíos, sus coetáneos, consideraron su nombramiento como una intervención divina y ciertamente, entre otras cosas, era el juez supremo de los de su raza y el encargado de velar por la prosperidad del pueblo de Israel, no solamente en al-Andalus sino también más allá de sus fronteras.







HASDAY EN LA POLÍTICA GLOBAL

La relación de Hasday con las comunidades judías no hacía solamente referencia a las de al-Andalus sino que se extendía a todos los puntos de la tierra.
Y sus objetivos eran extensísimos. Obtenía la más completa información acerca de todas las comunidades judías de la diáspora. Esta información era de suma importancia para Abd al-Rahman ya que le tenía al tanto de lo que le pudiera interesar política o militarmente acerca de reinos lejanos en los que existieran comunidades judías.

Se conserva una carta del rey de los jezares en la que el califa obtiene una amplísima información acerca de la importancia cultural, económica y política de aquel reino, así como de su ejército, ingresos de la corte y relaciones internacionales. Y eso de una tierra situada entre el mar Caspio y Crimea. ¿Qué no conocería del reino de León?
Existía la creencia entre los judíos de entonces de que el reino de los jezares estaba regido por leyes judaicas y por un rey de esta raza.
Evidentemente Hasday intenta conocer la verdad del asunto y ello por múltiples razones. Tenía verdadera ilusión por encontrar ese reino de Israel. Ese sitio donde Israel no viviera en la servidumbre.

Si ello sucediera yo renunciaría a los honores y a las dignidades. Todo lo abandonaría, y salvando montes y valles atravesaría tierra y mar para tener la gloria de arrodillarme ante un rey de la casa de Israel, gozarme en su grandeza y admirar su poderío...

Tan grande era su deseo de encontrar un reino de Israel que estaba dispuesto a abandonar su posición de privilegio en España para contribuir a ese proyecto en alma y vida.
Así que envía allí cartas y mensajeros con el ánimo de conocer la verdad y confirmar o no la añoranza de haber encontrado, por fin, una tierra prometida.
Descubrió desilusionado que había muchos judíos en aquél reino y con mucha influencia, quizá como en España, pero comprobó que no había allí un reino judaico ni aquella era una tierra de promisión.

También mantuvo importantísimos contactos con los judíos del sur de Italia.
Conoció por ello las persecuciones que sufrieron los de su raza en Italia por parte del emperador bizantino Romanos Lecapenos, en los años 919 al 944 en la que les mandaba que, o se convirtieran, o se atuvieran a las consecuencias.
Hasday ayudó a los italianos intercediendo ante el emperador bizantino con dos cartas escritas en hebreo, una a la emperatriz Helena y otra a Constantino Porfirogéneta. Hasday les dice que si atienden bien a los judíos de Italia, en al-Andalus atenderá él bien a los cristianos. La súplica del judío fue atendida.





CONSTA TAMBIÉN QUE HASDAY INTERVINO EN FAVOR DE LOS JUDÍOS DEL SUR DE FRANCIA

Es otra historia asombrosa que os voy a contar.

Resulta que el rey de Toulouse era vasallo del gran reino germano y en la ciudad había una tradición que, ríete tú de la cabra que tiran desde la torre en España o la del pobre borriquillo del Peropalo en la Vera.

En la Víspera de la Pascua, quoniam parasceve erat, un judío debía presentarse a las puerta de la catedral y ofrecer treinta libras de cera para encender velas mientras se cantaba el Exultet iam angelica turba coelorum .
Se trataba de recordar y expiar con humildad evangélica el relato de las treinta monedas de Judas.
El judío seleccionado para la ceremonia se situaba en la puerta de la catedral y cuando se acercaba al obispo para presentar la ofrenda de la cera, el obispo debía darle cera.
Digámoslo vulgarmente. El obispo respondía a la cera del judío dándole un cachete, un güantazo, vamos, o un poco de cera en el sentido figurado de la palabra. Eso sucedía cada año.
Pero hete aquí que un año, o el judío era debilucho, o el obispo estaba más cachas de lo normal, o sus ímpetus antijudíos era de los de toma pan y moja, el caso es que, en vez de dar al judío un cachete humilde y evangélico, le dio tal hostia que el pobre el pobre las espichó.
Se armó la de San Judas Tadeo, naturalmente con la matización de que el muerto había sido un judío.
Es natural que los judíos de Toulouse se indignaran. Llegaron a escribir una carta a Hasday a ver si el prócer tomaba cartas en el asunto.
Hasday escribió al emperador germano, rogando, suplicando, que dejaran esa bárbara costumbre y devolvieran al judío, a cambio de la cera, algo comestible, o al menos algo no tan amargo como lo que recibían.
No consta que en este caso la súplica de Hasday surtiera efecto. En primer lugar porque el primer efecto estaba hecho y nadie iba a resucitar al difunto. Y en segundo lugar porque las tradiciones populares, durante un Sábado Santo no las va a quitar un judío, por más que el jiennense fuera un prohombre.
Mientras encontraron judíos, estos seguían dando cera, y, evidentemente, recibiendo cera.
La historia es cierta. No penséis que me la he inventado. No me hagáis dar bibliografía que no es el caso.

La fama de Hasday hizo que inmigraran a España cantidad de judíos que estaban asentados en Marruecos, especialmente en Fez, donde a la sazón estaban sufriendo bastante. Muchos judíos cruzaron el Estrecho y aquí se asentaron.

Fue el hombre más influyente del mejor Califa.

De nuevo encontramos repetidas varias cosas. El judío sabio que ayuda a su rey, que amasa prestigio y riquezas y al que su pueblo, el de la ciudad que le vio nacer y donde aprendió sus primeras letras, dio sus primeros pasos, ha olvidado.
Hasta ahora era muy difícil que, fuera del ámbito de los estudiosos, en Jaén se conozca a tan ilustre paisano. Cuando comencé a interesarme por el personaje pregunté y nada. Ni una calle, ni una estatua, ni un recuerdo.
Habrá que agradecer en nombre de la ciudad a la Asociación Iuventa por su interés en divulgar el conocimiento de uno de los más importantes personajes que ha dado Jaén. No se puede olvidar a los grandes personajes de nuestra tierra.
Seguramente el Colegio Médico de Jaén debería hacer algo por recordar a uno de sus más ilustres hombres.
Seguramente la Universidad de Jaén debería también recordarle.
Habrá que hacer algo, pregonar a los cuatro vientos que no se puede tratar de esa manera a uno de los hijos más ilustres de una ciudad.

©Francisco Bueno García.

"Bibliografía sobre Hasday y sobre los judíos en España en la página web del autor: http://es.geocities.com/judios_sefarad"

Jaén, una Ciudad de Leyendas

Jaén, una Ciudad de Leyendas Dedicamos este Libro al más "Ilustre et Leal Personaje en la historia desta cibdad", El Lagarto de la Malena. A esa "Monstruosa et famosa criatura", que ha resistido durante siglos los constantes envites de culturas foráneas, permaneciendo hasta el día de hoy como uno de los elementos más singulares de la ciudad de Jaén.

PRÓLOGO.

En una sociedad influenciada por modelos culturales foráneos y claramente globalizadores, sin duda debido en gran medida a determinados medios de comunicación de masas, la identidad cultural de cada pueblo queda relegada al olvido.

Ante ésta situación, resulta imprescindible realizar acciones como la presente, con la que se pretende refrescar la memoria de los ciudadanos de Jaén, recordándoles leyendas que seguro en alguna ocasión escucharon, y dándole valor a nuestras señas de identidad, desgraciadamente muy menospreciadas.

En muchas ocasiones parece, debido a la infravaloración de nuestra cultura, que lo nuevo o foráneo es mejor.

Conscientes de esta realidad y conocedores del elevado valor que tiene la cultura tradicional, ésta asociación ha realizado numerosas actividades encaminadas a la promoción de nuestras señas de identidad.

En el caso concreto de las leyendas, jornadas y visitas guiadas, han servido para transmitir la pasión y el respeto hacia esa cultura tradicional. Precisamente por ser popular y de tradición oral, creemos que nos transmite un tipo de historias, que en la mayoría de las ocasiones dicen mucho del pensamiento y forma de ser del pueblo que las ha conservado.

Tenemos que aclarar al lector que las leyendas suelen tener distintas versiones, no todas recogidas en este libro.

Igualmente, existen una serie de elementos tradicionalmente transmitidos de generación en generación que están plasmados en estos relatos. No obstante, hemos "adornado" estas narraciones para conseguir que las leyendas fueran atractivas al lector, recreando algunas situaciones o creando cierto halo de misterio en torno a ellas.

En algunos casos hemos enlazado leyendas distintas, que curiosamente coinciden en el tipo de protagonista y lugar donde acontecen.

En definitiva, queremos dejar constancia de que la creatividad del autor de estas narraciones está presente en ellas, si bien los elementos tradicionalmente transmitidos de forma oral son la base y fundamento de las mismas.

No hemos entendido este libro como un trabajo de severa investigación, sino que lo hemos concebido como un elemento para difundir una parte de nuestra cultura local que consideramos desconocida.

Esperamos que este libro sea un paso más para que los jiennenses nos sintamos orgullosos de nuestras tradiciones y pongamos en valor nuestras señas de identidad más significativas.


IUVENTA
ASOCIACIÓN SOCIO-CULTURAL DE VOLUNTARIADO.

Leyendas:
- Leyenda 1: Enfrente del toro está el tesoro.
- Leyenda 2: La Cruz del Pósito.
- Leyenda 3: El Palacio de los Vélez.
- Leyenda 4:El Padre Canillas.
- Leyenda 5: La casa del miedo.
- Leyenda 6: Nuestro Padre Jesús Nazareno.
- Leyenda 7: El Santo Rostro de Jaén.
- Leyenda 8: El ladrón de San Ildefonso.
- Leyenda 9: La Fuente de Caño Quebrado.
- Leyenda 10: El Lagarto de la Magdalena.

Bibliografía.
"Leyendas de los Castillos de Jaén" - Juan Eslava Galán.
"Tiempo y Espíritu" - José de la Vega Gutiérrez.
"Jaén Legendario y Tradicional" - Manuel Mozas Mesa.
"La Leyenda del Lagarto de la Malena y los Mitos del Dragón" - Juan Eslava Galán.
Tradición oral.

Agradecemos la colaboración de:

Remigio Delgado Patón.
Eva María de Dios Martínez.
Víctor, Alicia, Carlos y Marta Sánchez Morago, autores de las ilustraciones.
Y especialmente a Rafael Cámara Expósito, coordinador y entusiasta del proyecto, además de responsable de la redacción de estas interesantes historias.

Leyenda 1.- ENFRENTE DEL TORO ESTÁ EL TESORO

Se dice que en alguno de los muros del Castillo de Santa Catalina, existía una hermosa cabeza de toro esculpida en piedra.

Esta cabeza de toro, indicaba a todo el que se acercaba a admirarla, a modo de adivinanza, como descubriremos más adelante, la presencia de un tesoro en el Castillo de Jaén, ya que bajo la escultura existía un letrero con la siguiente frase:

- ENFRENTE DEL TORO ESTÁ EL TESORO.

Numerosos fueron los jaeneros y forasteros que se animaron a subir hasta lo alto del cerro de Santa Catalina, cargados de picos, palas y mil artilugios más, en busca de ese momento de suerte que a todos nos gustaría encontrar en algún momento de nuestra vida, consiguiendo de un solo golpe, una gran cantidad de dinero, que nos hiciera olvidar todas nuestras preocupaciones y estrecheces económicas.

El suelo de los alrededores de la cabeza se encontraba absolutamente revuelto. Aquello parecía un campo bombardeado por una gran lluvia de meteoritos. Amplios y profundos agujeros, así como grandes montones de arena, eran la obra de aquellos aventureros en la ávida busqueda del tesoro.

Un amanecer llegaba un ilusionado buscador de tesoros y hacía un enorme agujero a la derecha de la cabeza de toro. Otro día llegaba uno nuevo y hacía el agujero a la izquierda. Tres jornadas más tarde llegaba un individuo distinto y volvía a ahondar a la derecha, para una semana más tarde llegar otro y volver a cavar en el mismo sitio. A veces en el mismo lugar habían cavado hasta veinticinco personas buscando el tesoro.

La situación era caótica. Fueron cientos de personas las que se animaron a agujerear el monte de Santa Catalina en busca de la fortuna.

Un día llegó un buscador de tesoros que era más testarudo de lo habitual. Buscó sin descanso durante largas horas por todas partes. Comenzó, como todos hacían, por la parte de ENFRENTE DEL TORO, que es lo que a primera vista indicaba la inscripción.

Luego cavó a la derecha, después a la izquierda, siguió con la ardua tarea un poco más allá, detrás, de costado... El resultado fue el mismo que el de sus antecesores. No encontró absolutamente nada.

Con un enfado manifiesto, pues sabía que su situación no era nueva, sino que gran cantidad de personas habían pasado ya por el lugar sin encontrar nada, decidió que aquella inscripción no podía continuar teniendo engañados a tantos jaeneros y forasteros, que iban hasta allí a dejar sus horas de trabajo en una inútil pérdida de tiempo.

Agarró fuertemente un pico de grandes proporciones, se acercó a la cabeza de toro, la miró con los ojos encendidos en ira, alzó la pesada herramienta con fuerza y le propinó un tremendo golpe a la testa de piedra, con tanta furia que hizo añicos la frente de esa escultura, que tantos deseos de riquezas había despertado en él.

Con la satisfacción del deber cumplido y dispuesto a abandonar el lugar, al dar media vuelta, escuchó de repente y asombrado un intenso tintineo metálico. Al volver la intrigada mirada hacia el destrozado toro, descubrió un gran chorro de monedas de plata. El afortunado buscador encontró las riquezas que tanto había ansiado, en el instante justo en que había decidido dar por fallida su misión.

Ese fue el momento en que se descubrió que la inscripción que había debajo de la cabeza de toro no engañó nunca a nadie, sino que debía ser leída e interpretada correctamente. Al decir ENFRENTE DEL TORO ESTÁ EL TESORO, se debía adivinar que era EN-FRENTE.

Sí, era en la frente del animal donde esperaba ser descubierta la fortuna, no en las tierras que tenía enfrente, donde numerosas personas perdieron sus esfuerzos inútilmente.

©Rafael Cámara Exposito.